Diferencia entre revisiones de «PORTADORES DE OFRENDAS EN EL CORTEJO/eu»

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Además de las ofrendas generales citadas, en la comitiva fúnebre se llevaba una ofrenda singular que de alguna forma simbolizaba la de la casa mortuoria. En este apartado se describe la figura de la mujer o mujeres portadoras de esta ofrenda más señalada y que por tanto ocupaba un lugar destacado dentro del cortejo.
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En las comitivas fúnebres de Alava, Bizkaia, Gipuzkoa y algunos lugares de Zuberoa estuvo arraigada la figura de una mujer, a veces dos, que en un cestillo portaba la ofrenda de pan (más antiguamente en ciertos sitios trigo u otros cereales), o de pan y cera. En algunas localidades llevaba dentro de él los candelabros, velas y demás componentes de la sepultura simbólica perteneciente a la familia. Unas veces, encabezaba el cortejo fúnebre, por delante incluso de la cruz parroquial, como da a entender la propia denominación que recibía, ''aurrogia, ''el pan que se lleva delante. Otras veces, iba situada junto al féretro o inmediatamente detrás de él. En algunas localidades llegó a haber una ofrendera abriendo el cortejo y otra cerrándolo. Esta figura comenzó a declinar hace tiempo y se difuminó en torno a la guerra civil de 1936, aunque hay vestigios posteriores hasta los años cincuenta y sesenta en que desaparece.  
 
En las comitivas fúnebres de Alava, Bizkaia, Gipuzkoa y algunos lugares de Zuberoa estuvo arraigada la figura de una mujer, a veces dos, que en un cestillo portaba la ofrenda de pan (más antiguamente en ciertos sitios trigo u otros cereales), o de pan y cera. En algunas localidades llevaba dentro de él los candelabros, velas y demás componentes de la sepultura simbólica perteneciente a la familia. Unas veces, encabezaba el cortejo fúnebre, por delante incluso de la cruz parroquial, como da a entender la propia denominación que recibía, ''aurrogia, ''el pan que se lleva delante. Otras veces, iba situada junto al féretro o inmediatamente detrás de él. En algunas localidades llegó a haber una ofrendera abriendo el cortejo y otra cerrándolo. Esta figura comenzó a declinar hace tiempo y se difuminó en torno a la guerra civil de 1936, aunque hay vestigios posteriores hasta los años cincuenta y sesenta en que desaparece.  

Revisión del 09:01 5 feb 2019

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En las comitivas fúnebres de Alava, Bizkaia, Gipuzkoa y algunos lugares de Zuberoa estuvo arraigada la figura de una mujer, a veces dos, que en un cestillo portaba la ofrenda de pan (más antiguamente en ciertos sitios trigo u otros cereales), o de pan y cera. En algunas localidades llevaba dentro de él los candelabros, velas y demás componentes de la sepultura simbólica perteneciente a la familia. Unas veces, encabezaba el cortejo fúnebre, por delante incluso de la cruz parroquial, como da a entender la propia denominación que recibía, aurrogia, el pan que se lleva delante. Otras veces, iba situada junto al féretro o inmediatamente detrás de él. En algunas localidades llegó a haber una ofrendera abriendo el cortejo y otra cerrándolo. Esta figura comenzó a declinar hace tiempo y se difuminó en torno a la guerra civil de 1936, aunque hay vestigios posteriores hasta los años cincuenta y sesenta en que desaparece.

En los territorios de Baja Navarra y Zuberoa fue común el que la primera vecina portara en un cestillo, ezkozarea, el cirio de la casa mortuoria y eventualmente el de la suya y los de las casas de las primeras vecinas. Caminaba encabezando el duelo femenino junto a la mujer de la casa. En Baja Navarra iba vestida con mantaleta. Al llegar a la iglesia colocaba la cesta delante del dueño o de la dueña de la casa.

Esta ofrenda singular, junto a otras, se depositaba dentro de la iglesia en la sepultura simbólica de la casa mortuoria.