Padrinos a la ventura. Benturako umea

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Las encuestas del Ateneo y otros autores recogieron una práctica que estaba vigente en las primeras décadas del presente siglo. Consistía en lo que sigue: cuando en una familia morían varios niños uno tras otro, se evitaba escoger de antemano padrino y madrina para el siguiente. Llegado el caso, las personas que iban con el recién nacido a hacerle bautizar se plantaban en el pórtico junto a la entrada del templo durante la función religiosa, y escogían por padrino y madrina al primer hombre y mujer que salieran de la iglesia. Decían que tal niño no había de morir hasta edad avanzada. En Lekeitio (B) llamaban a tal niño Benturako umea, niño de ventura. Muchos ponían por nombre Ventura al niño así bautizado[1]. Este se utilizó tanto para niño como para niña.

El llamado "bautizo a la ventura" también se practicó, excepcionalmente a principios de siglo en la comarca de Deba (G). Por ofrecimiento hecho por los padres a la Virgen o por muerte prematura de otros hijos salían dos personas portando una de ellas a la criatura hacia el Santuario de Nuestra Señora de Itziar. A la primera persona que se cruzaba por el camino se le invitaba a ser padrino. Nadie se atrevía a rechazar este cargo; iban con él hasta el santuario donde inmediatamente tenía lugar el bautizo. Ese padrino se llamaba "de ventura" y llegaban a establecerse con él relaciones muy fraternales[2].

La misma práctica se registró en Mendaro (G). Consistía en hacer padrinos a los primeros individuos púberes que se encontraban camino de la iglesia. Al niño, en tal caso, se le ponía el nombre de Ventura[3]. Las propias encuestas de comienzos de siglo recogen esa costumbre en Gernika (B). El testimonio literal es como sigue: "Cuando a un matrimonio se le mueren los tres primeros hijos salen de la casa el padre de éste y la encargada de llevarle. A los primeros hombre y mujer que se encuentran en la calle les ruegan que sean padrinos, a lo que nunca se niegan los requeridos"[4].

Angel Zabala recoge esta costumbre referida a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe (Bermeo-B), a donde acudían los padres en petición de sucesión. Los que lograban tener descendencia tomaban como padrinos de bautismo del niño al hombre o mujer con los que primeramente se encontraban en el camino hacia el Santuario[5].

Darío de Areitio relata un bautizo a la ventura referido a Natxitua (B). Los de la casa de Arteaga acudieron a la Virgen de Natxitua tras una promesa hecha, por habérseles muerto al poco de nacer todos los niños habidos. Tras el nuevo alumbramiento cumplieron lo prometido y en el camino al templo ofrecieron el padrinazgo al primero que apareció en el camino. Resultó ser un mendigo y aceptó la invitación. Pusieron al niño por nombre Ventura. Vivió el niño y de entonces acá, en toda la comarca, los matrimonios que ven morir a sus hijos en la infancia hacen promesa de ir "a la ventura" a la Virgen de Natxitua[6].

Más recientemente una informante de Markina (B) recuerda haber oído que en una familia morían los niños a las pocas horas de nacer. Ante tal adversidad pensaron que el próximo que naciera sería llevado a la iglesia "a la ventura" y así lo hicieron, siendo apadrinado por un vecino que estaba trabajando en el monte y le pusieron por nombre Ventura. A estos niños se les llamaba Benturako-umie.

Como se indicó más arriba, con el nombre de "padrino a la ventura" se designa en Alava y Navarra a los padrinos que se eligen sin previo acuerdo, normalmente un vecino, el primero que aparezca por la calle o en el camino.


 
  1. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, pp. 189-190.
  2. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 2, p. 708.
  3. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 2, p. 708.
  4. EAM, 1901 (ed. 1990) I, 2, p. 709.
  5. ZABALA ETA OTZAMIZ-TREMOYA. Historia de Bermeo. Tomo II. Bermeo, 1928, p. 431.
  6. Darío de AREITIO. "A la ventura" in La Baskonia. N° 488 (20 abril 1907) p. 309.