Padrinos de conveniencia

No era inusual el hecho de que las familias necesitadas nombraran como padrinos a personas de posición más desahogada o a familiares que no tenían descendencia. En Alava los denominaban "apadrinajes de conveniencia", porque trataban de conseguir ciertas ventajas, sobre todo para cuando el niño fuera adulto. En ocasiones, estos padrinos designaban herederos a los ahijados o dejaban una manda o un legado a su favor en el testamento. También solían pagarles la carrera universitaria, eclesiástica o les concedían becas u otras ayudas para realizar estudios.

En Carranza (B), en ocasiones se intentaba que fuesen padrinos los familiares mejor sima-dos económicamente por si los padres morían; pero en general no se prestaba demasiada atención a esta circunstancia. También en Lezama (B) y Garde (N) indican que se tenía en cuenta el estatus social de los padrinos.

Era frecuente antaño acudir a bautizar sin llevar padrino. En Zeanuri (B), en estas ocasiones, la comadrona y la madrina que venían con el niño a la iglesia desde alguno de los barrios alejados recurrían a algún artesano o tendero del núcleo urbano próximo a la iglesia para que hiciera de padrino. Les habían dicho en casa: Bide batez aitebitxi izateko nonor topauko dozue (De camino encontraréis a alguno que haga de padrino). Un informante señala que su padre, tendero, apadrinó por esa razón a más de una docena de niños entre 1920 y 1930.

A falta de padrinos, ejercían como tales la matrona en Allo (N) o cualquier persona elegida al azar en Ezkio (G) y Aoiz (N); en Portugalete (B) y Sangüesa (N) el sacristán; también algún niño de la escuela si ésta se encontraba cerca de la iglesia. Algunos adultos de Portugalete guardan memoria de haber ejercido este papel cuando eran niños por estar la escuela cerca de la iglesia o porque eran monaguillos. En Valdegovía (A) recuerdan casos de bautizos de gitanos en los que el cura pedía: "vamos a bautizar y no tiene padrinos". Siempre había alguien que se ofrecía voluntariamente.

En Artziniega, Mendiola, Valdegovía (A); Berastegi (G) y Artajona (N) consideran estos casos como "padrino a la ventura" aunque con un significado diferente al que esta palabra tenía a primeros de siglo como se verá más adelante. También en Muskiz (B) se llama así a los padrinos elegidos improvisadamente ante peligro de muerte, o por ser hijos de soltera, o por vivir los padres fuera del lugar de origen y no tener familia. Este último supuesto era frecuente también en Getaria y Hondarribia (G), y se les atribuye ese mismo nombre de "a la ventura", recayendo el "honor" con frecuencia en regentes de bares o de comercios con los que los padres se habían relacionado.

Las familias alavesas, que en la década de los años sesenta comenzaron a desplazarse a la capital para los partos, tomaban "padrinos al azar" entre personas que estuvieran de visita en la clínica ya que no les dejaban volver al pueblo sin bautizar al niño (Apodaca-A). En Berganzo (A) se conocía como "padrino al azar" al que estaba "más a mano".

También se ha conocido el padrinazgo "por poder" cuando el designado estaba ausente; muchas veces por residir en América (Artziniega-A), por hallarse en la mar (Bermeo-B) o debido a ancianidad o enfermedad (Bilbao-B). En Urduliz (B) cuando un padrino no podía asistir a la ceremonia y acudía en su lugar otra persona ésta recibía el nombre de padrino-ordeko. En Obanos (N) no resultaba extraño que la madrina no acudiera al bautizo actuando otra mujer "por poder".