Pastores asalariados

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Revisión del 09:57 20 dic 2018 de Admin (discusión | contribuciones) (Texto reemplazado: «{{#bookTitle:Ganadería y pastoreo en Vasconia|Ganaderia_y_pastoreo_en_vasconia}}» por «{{#bookTitle:Ganadería y Pastoreo en Vasconia|Ganaderia_y_pastoreo_en_vasconia}}»)
Saltar a: navegación, buscar

En tiempos pasados, en algunas localidades existió la figura del pastor asalariado asociado a familias importantes poseedoras de grandes rebaños. Así, y referido al territorio de Navarra, se ha constatado la presencia de pastores asalariados en Liberri o Ayanz, en Aoiz, donde trabajaban para dos grandes propietarios marqueses. En Lodosa, Codés y Aragüés, también había asalariados, dado que a comienzos de siglo XIX un par de ganaderos contaba con rebaños de hasta mil ovejas[1]. En el valle de Elorz hubo familias especialmente dedicadas al pastoreo que contrataban pastores para cuidar del rebaño, si bien, en los años setenta, tendían ya a desaparecer[2].

RTENOTITLE_FIGURA

En Améscoa (N) se ha constatado la presencia de asalariados con los rebaños trashumantes que subían a las sierras desde las zonas media y sur de Navarra y que permanecían en Urbasa desde finales de mayo hasta septiembre. Estos rebaños pertenecían a grandes propietarios, mayorazgos de viejos señoríos, y monasterios. Irache poseyó hasta la desamortización de Mendizábal una casa y varios corrales en Zumbelz pero estaban al cuidado de pastores y mayorales asalariados y se albergaban en cabañas de madera y céspedes. Las Cortes del Reino de Navarra dictaron disposiciones que prohibían a los pastores destruir sus cabañas al bajar de la sierra porque, al tener que reconstruirlas al año siguiente, se hacía un gasto excesivo de madera y se perjudicaba el arbolado[3].

En Aoiz, Izal e Izurdiaga (N) el asalariado tenía derecho a echar al monte algunas reses propias junto con el rebaño del propietario. También se podía llegar a acuerdos para participar a medias, lo que implicaba repartir entre ambos la producción de corderos. En la última de las localidades citadas, Izurdiaga, se conocía asimismo la contratación a jornal, es decir, con un sueldo estipulado de antemano.

En Otsagabia (N), según se constató a mediados de los cincuenta, el pastor podía tener rebaño propio mezclado con las ovejas del amo. Pero, en este caso, al igual que el propietario, tenía que pagar el precio estipulado por la hierba consumida por su ganado. Además, su salario era inferior a las 20 pesetas diarias que se pagaban como media al resto, junto con la comida.

En Sangüesa (N) se cerraba el trato por un año en Santa Cruz, el 3 de mayo, o en San Miguel, 29 de septiembre. Al pastor se le permitía aportar algunas reses propias, ovejas francas o libres de todo impuesto, que, en el caso más favorable, no superaban las 20 ó 25 y llevaban una marca diferente. El pago del salario se hacía efectivo mensualmente y, además, el propietario se encargaba de la alimentación del pastor, llevándole la comida al corral una vez por semana. A esta ración de pan, aceite, sebo, sal, patatas, vino, tocino y algo de ración se le denominaba «la costa». Cuando el contrato no estipulaba este extremo se decía que el pastor «está a seco»[4].

En San Martín de Unx (N) la situación laboral de los pastores profesionales variaba de unos casos a otros. Podían estar a sueldo; a sueldo y tener ganado propio entre el ganado del dueño; sin sueldo pero con ganado propio; a medias, a un tercio, etc. Similares costumbres se han recogido en el valle de Roncal, donde era habitual que el propietario corriera con los gastos de pienso, hierba, etc., y recibía como contrapartida el provecho de los corderos. Al igual que los del valle de Salazar, practicaban la trashumancia a las Bardenas y trabajaban como asalariados para las grandes casas ganaderas de estos valles que contrataban varios pastores.

En Arroiz (A), Bardenas y Mélida (N), pastores procedentes de explotaciones humildes, al no ser mayorazgos, se veían obligados a trabajar para las grandes cabañas hasta que finalmente lograban su propio rebaño. En esta última localidad, a finales de los años setenta, se formó una sociedad que llegó a tener más de 20 sirvientes, en la que estaban integrados varios propietarios de la zona, con 9.000 cabezas. La sociedad tenía un apoderado encargado de asistir a la subasta, realizar los pagos...

En el Valle de Elorz (N) antaño al pastor a sueldo se le pagaba en especie y también con ovejas si bien en los años setenta el pago se hacía ya en metálico. En Allo (N), hasta ese mismo decenio hay constancia de que la mayoría de los pastores eran contratados por el propietario.

RTENOTITLE_FIGURA

En Moreda (A) se ha recogido el dato de que el día de San Pedro, el 29 de junio, era la fecha en que concluían los contratos de los pastores con sus amos. Por tanto había que proceder a hacer un ajuste nuevo y contrato durante otro año más. Muchos pastores dejaban de servir a un determinado dueño y rebaño y se iban con otro que les ofrecía mejores condiciones salariales o en especie; incluso se mudaban de localidad si les ofrecían condiciones más ventajosas. En tiempos pasados, el acuerdo del pastor con el dueño del rebaño solía consistir en un determinado sueldo (equis duros al mes) y diversas especies anuales como unas fanegas de caparrones, unas cántaras de vino y unas botas de tachuelas. Si un pastor finalizaba su contrato y era ajustado por otro amo, éste tenía la obligación de acudir a la antigua casa del pastor para recogerle los muebles y demás pertenencias y trasladárselos a su nueva residencia.

En Elvillar (A) los rebaños de animales son conocidos con el nombre de atajos y llegó a haber hasta catorce atajos a la vez entre caballerías, cabras y ovejas. En la festividad de San Pedro tenía lugar el ajuste de los pastores con sus amos acerca de su contrato anual. También en Viñaspre (A) el día de San Pedro ajustaban con sus amos los contratos, cambiando algunos de rebaño y de pueblo.

Tal y como se ha recogido en nuestras encuestas de algunas localidades alavesas, en la festividad de San Pedro, además de los ajustes o renovaciones de contratos mencionados, los pastores hacían una celebración conjunta, cuestión que es tratada en otro capítulo de esta obra.

En Bizkaia no se recuerda la presencia del pastor asalariado, pero en las Encartaciones existió en siglos pasados la ametería[5], que en la documentación municipal de la zona oriental de esta comarca recibe el nombre de agochegui, y que no era sino el contrato o convenio entre el dueño del ganado y quien lo manejaba para repartirse el beneficio de la explotación.


 
  1. Severino PALLARUELO. Sobre cultura pastoril. La Rioja, 1991, p. 287.
  2. Los datos referentes a este valle han sido tomados de Javier LARRAYOZ. «Encuesta etnográfica del Valle de Elorz (III)» in CEEN, VIII (1976) pp. 92, 95.
  3. Luciano LAPUENTE. «Sierra de Urbasa» in Navarra. Temas de Cultura Popular. Nº 211. Pamplona, [s.a.], p. 23.
  4. IRIBARREN, Vocabulario Navarro, op. cit. Ir a trabajar a seco: por el jornal solamente, sin la costa o comida.
  5. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. Voces alavesas. Bilbao, 1958. Ametería, a medias: ganado que su dueño deja a otro individuo, el cual corre con el cuidado y alimento de dicho ganado, repartiendo los productos, lana, etc., y crías a mitad e iguales partes.