Pervivencia de la creencia

A principios del siglo pasado (1901-1902) el Ateneo de Madrid promovió una encuesta etnográfica donde se recogieron creencias similares a las registradas por la encuesta Etniker a finales del mismo siglo y que han sido expuestas arriba.

Según aquella encuesta en Oñati (G), por ejemplo, era muy general la creencia del mal de ojo causado a los niños por alguna persona que les tuviera malquerencia. En Laguardia (A) los que hacían mal de ojo eran algunos mendigos, especialmente mujeres. En Azpeitia (G) creían que los autores del mal de ojo eran mendigos extraños a la localidad que periódicamente recorrían la comarca; se tenía buen cuidado de negarles la limosna que pedían y se guardaba a los niños para no exponerlos a sus maléficas miradas.

En Gernika (B) el mal de ojo, begizkoa, se causaba en los niños cuando se les decía “¡Qué hermoso!”, sin añadir el “Dios te bendiga”. En Tudela (N) eran pocas las personas que creían en el mal de ojo; otras creían que eran las brujas (atribuyéndoles el maleficio a algunas pobres ancianas) las que ocasionaban molestias a ciertas jóvenes. En Llodio (A) algunas mujeres atribuían este poder a las brujas y a personas maléficas; cuando enfermaba algun niño pequeño decían que le habían hecho mal de ojo. Los informantes de Falces (N) decían que la superstición del mal de ojo era creencia exclusiva de gitanas y no de la gente de la comarca[1].


 
  1. Encuesta del Ateneo de Madrid (1901-1902). ADEL.