Pirenaica

Otra raza de gran extensión geográfica es la pirenaica. En tiempos pasados tuvo una amplia difusión por el territorio estudiado. A diferencia de las otras razas, y a pesar de su adaptación a la vida en el monte, estos animales se explotaban en el caserío para obtener carne y algo de leche y se utilizaban como animales de tiro. A lo largo del siglo XX sufrieron una importante regresión posiblemente causada por la introducción del ganado pardo-alpino o suizo que superaba al pirenaico en la producción lechera, además de servir para producir carne y para yugo. Esta raza quedó relegada entonces al norte de Navarra. En las últimas décadas, sin embargo, con el progresivo abandono de la producción de leche por muchos ganaderos y la introducción en sus establos de ganados de aptitud cárnica, ha vuelto a experimentar un nuevo auge.

Además de las localidades citadas con anterioridad (Encartaciones-B; Oñati-G; Aoiz-N) o algunas que se detallarán más adelante (Ezkio, Hondarribia-G; Agurain-A) también se ha constatado su explotación en tiempos pasados en las siguientes poblaciones.

Vacas pirenaicas y de otras razas en las faldas de Ezkaurre, Valle de Roncal (N), 1997. Fuente: Arantza Arregi (Ricardo Grobas), Grupos Etniker Euskalerria.

En Triano (B) entre el ganado monchino, las vacas, denominadas del país, son pirenaicas; quedan escasos ejemplares en estado puro debido al cruce con otras especies como la tudanca y charolesa.

En Beasain (G) hasta la década de los cincuenta y sesenta la mayoría de las vacas que se criaban eran de raza pardoalpina, bei suizoa. En algunos caseríos también tenían vacas frisonas, bei pintoa, charolesas francesas, txarolesa, o pirenaicas, abelgorria, consideradas estas últimas como autóctonas.

A menudo se ha recurrido a esta raza como animales de tiro como ya se ha constatado en Apodaca y Ribera Alta (A).

En Fruiz (B) antaño las vacas eran de raza pirenaica y cruzadas para carne, además de frisonas para leche. También había vacas tudancas con este mismo destino que se traían de la localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros o de la zona de Llodio. Los bueyes eran pirenaicos, bertokoak, literalmente «los de aquí mismo»; asturianos, que eran los predominantes; burgaleses, conocidos como berzianoak y blancos.

En Sara (L) las tres razas de vacas más usuales a mediados de la década de los cuarenta eran bei gorri o vaca roja, de pequeña estatura, como animal de tiro; bei betroina o vaca bretona y bei suiza o vaca suiza, como lecheras.

En Ultzama (N) siempre se han conocido dos tipos de vacas: bei gorria, autóctona, que a veces se empleaba para yugo y era de aptitud cárnica aunque tras parir también se aprovechaba su leche; y la destinada a proporcionar leche y crías. A pesar de que las dos se conocen desde hace mucho tiempo, antaño no había vacas lecheras en todas las casas y sí en cambio de las primeras.

En las últimas décadas se ha observado un resurgir de esta raza, o al menos su mantenimiento allí donde no había perdido continuidad a lo largo del siglo XX (Araia, Berganzo, Pipaón, Valdegovía, Valderejo-A, en esta última población a partir de los años setenta; Carranza, Zamudio-B; Berastegi-G; Arraioz, Izal, Larraun, Lezaun, Roncal-N).

En Elgoibar (G) en los años veinte se criaban vacas de raza suiza. Hoy en día las especies dominantes para carne son la pirenaica y limusina mientras que para leche es la frisona, que recibe en la localidad el nombre de pinta.

En Eugi (N) entre las vacas hay tres razas: pirenaica, que es considerada la mejor, de color rojo o marrón y fina; holandesa, más ancha que la anterior, de huesos más grandes y más pesada; y suiza, también de gran peso.