Pleuresía

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Es común llamar a la enfermedad pleura. En Murchante la pleuresía era conocida popularmente como plaura, cuyo síntoma anunciador era la aparición de dolor en las costillas. Distinguían dos tipos de pleura, seca y líquida. En Allo (N) a veces se confunde el dolor de costado con la pleuresía, a la que llaman “la pleura”. Diferencian entre pleura seca y pleura mojada, esta última se da cuando hay infección y se hace necesario extraer el pus. Aseguran que ambas son dolorosas. En Orozko (B) se ha recogido asimismo el dato de que se conocían dos clases de pleura, una que producía líquido, ura, y otra pus, materia. En Telleriarte (G) a la pleuresía se la conoce con el nombre de baresareko miña.

En Astigarraga (G) se ha constatado que “la pleura” tiene como síntoma la retención de líquido en el vientre y produce además calentura y dolor en las costillas. Dicen los informantes que generalmente se contrae tras haber pasado una pulmonía y puede ser de tres clases: de agua, de pus y de aire. Hay quienes confunden esta enfermedad con la hidropesía.

En Zerain (G) para curar la pleura había que tomar todos los días, en ayunas, un vaso grande de infusión de verbena, mermena-belarra. En Durango (B) para extraer el agua retenida entre los pulmones y las costillas se recurría al emplasto de verbena. Se ponía en la sartén un poco de aceite y cuando estaba templado se echaban las verbenas, que una vez pochadas, se mezclaban con clara de huevo a punto de nieve. El emplasto se colocaba en un trapo blanco y se aplicaba al costado del enfermo a la altura de las costillas y se cubría con una venda. En Astigarraga (G) hay también constancia del empleo de emplastos de verbena[1] y en la Ribera oriental navarra, además de éstos, se han utilizado cataplasmas de menta de lobo[2].

En Astigarraga, un afectado de pleura (o tal vez de hidropesía, por la confusión que a veces se produce entre ambas enfermedades) fue sanado hace años por un fraile de Lekaroz (N) mediante el siguiente procedimiento: introdujo al enfermo durante unos diez minutos en una bañera llena de agua, dos litros de vinagre casero y verbenas picadas. Luego le envolvió en una sábana, secándole y frotándole la espalda con vinagre. Después le puso emplastos de verbena en la espalda por la zona de las costillas, a razón de tres emplastos al día hasta un total de seis. Con ello logró que expulsara por los poros los doce litros de agua que tenía alojados en el vientre.

En Vasconia continental, para eliminar la pleuresía primero se la hacía manifestarse mediante aplicaciones torácicas de hojas de nogal y entonces se ponían cataplasmas compuestas de grasa de jamón, resina de pino y puerro, todo ello previamente machacado[3].


 
  1. Barriola constató que emplastos de verbena se empleaban en algunas localidades vascas. Ignacio Mª BARRIOLA, La medicina popular en el País Vasco, San Sebastián: 1952, p. 59.
  2. Margarita FERNÁNDEZ. Las plantas en la medicina popular. Navarra húmeda del noroeste. Pamplona: 1981, p. 55.
  3. DIEUDONNÉ. “Medécine populaire au Pays Basque” in Gure Herria. Tomo XXVI. Bayonne: 1954, p. 199.