Preparación de semillas para la siembra

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La semilla de trigo se preparaba previamente a la siembra para que no sufriese la enfermedad fúngica conocida como tizón del trigo. Este preparativo solía recibir la denominación de encalado.

En Valderejo (A) si bien a la acción de blindar la semilla de trigo antes de su siembra se la conocía como encalado nadie recuerda que se usara la cal para este fin y sí la piedra lipe o lipi[1].

En Treviño y La Puebla de Arganzón (A) el trigo para sembrar se pasaba por la limpiadora, una máquina que tenían en todos los pueblos y era propiedad del concejo. Consistía en un armazón de madera con cuatro patas y un tambor giratorio con diferentes ranuras y agujeros. El grano se echaba a la máquina por una tolva y el tambor se giraba a mano con una manilla. De este modo el grano pequeño o mermado, las simientes y el polvo caían separados a unos cajones. El grano seleccionado se guardaba para sembrar. Esta operación se hacía en septiembre u octubre, en la época de la siembra.

El trigo una vez limpio y seleccionado se guardaba en casa unos días y antes de sembrarlo lo ponían en un montón en el portal o en la cabaña. En agua disolvían vitrolo (vitrólogo)[2], sulfato de cobre, y lo mezclaban con orines y cenizas. Con una pala lo removían y una vez bien revuelto lo metían en un saco para transportarlo y poderlo sembrar.

Esta operación de encalar el trigo se realizaba para que no saliese el tizón, un hongo que cuando espiga el trigo, crece y madura en vez del grano y contiene un polvo negro llamado tizón.

Hoy en día los trigos comprados tienen un color rosa como consecuencia de los productos químicos que les añaden con este fin.

Muchos labradores consultados de menos de cincuenta años no recuerdan esta operación de encalado. El trigo que sembraban, el que les daba el SNT (Servicio Nacional del Trigo), ya venía encalado. Otra razón de que no lo encalasen fue que ya no se amasaba el pan en casa. Cuando lo amasaban seleccionaban los mejorestrigos para sembrar y así obtener un buen pan.

Semilla de acelga y perejil secándose. Ajangiz (B), 2014. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

En Apodaka (A) antes la semilla se encalaba en casa. Unos días antes se guardaban los orines humanos y la jornada en que se iba a encalar se preparaban varias fanegas de trigo que había sido limpiado previamente en la máquina limpiadora que tenía el pueblo para ello. Esta máquina seleccionaba el trigo quitándole las semillas (de plantas invasoras) y el grano mermado. Ponían un montón en el portegado y le echaban sulfato de cobre, agua y los orines, todo mezclado, y con una pala lo revolvían bien y lo metían en sacos para llevarlo a la pieza. Esto se hacía para que no le saliese tizón al trigo. Hoy la semilla viene preparada.

En Iruña de Oca (A) para proteger el trigo que habían seleccionado le echaban vitrólogo (sulfato de cobre) y lo mezclaban con orines. Se revolvía con una pala y se dejaba secar. A los granos de trigo se les ponía una capa blanquecina, después se metían en un saco y seguidamente se sembraban. De esta manera se protegían contra el tizón, un hongo que le salía al espigar y madurar. De igual modo se obraba con la avena, cebada, yeros y alholva. Después se pasó a adquirir el trigo en el Servicio Nacional del Trigo (SNT) que entregaba la semilla protegida con un producto químico.

En Moreda (A) previamente a la siembra el agricultor encala el trigo, labor también conocida con el nombre de vitrologar. Dicen que antiguamente no se encalaban los cereales; ahora se realiza esta operación con el trigo y se desinfecta la cebada.

Hoy en día las simientes se compran generalmente a los almacenistas proveedores de granos ya preparadas y aptas para la siembra. Ellos son los que en el almacén de venta limpian, desinfectan y encalan las simientes. Mas los labradores de hace medio siglo eran los que se encargaban en los graneros de sus casas de encalar especialmente el trigo y lo hacían empleando sulfato de cobre (de color azul) que se adquiría en forma de piedra y se machacaba con mazos. Era el mismo sulfato de cobre que servía para tratar el viñedo contra el mildeo. El polvo del sulfato era disuelto en agua y luego calentado. Con este producto se remojaba el trigo por encima, a la vez que se le daba vueltas. Esta práctica se acostumbraba hacer solo con el trigo y se llevaba a cabo por la noche de víspera e incluso de madrugada antes de ir al campo a sembrar.

La finalidad de encalar el trigo era la de proteger las semillas y combatir el tizón o negrilla. Los tizones son granos falsos, una especie de espigas negras. Es conocido como el mal de pie, ya que la raíz de la planta afectada se enferma. Además la simiente encalada evitaba que a las espigas al granar les saliera niebla, que era como tizón. La simiente bien encalada nacía bien, no fallando casi ninguna, llegaba a perfección y se convertía en buen grano de harina.

Semilleros en “cama caliente”. Pamplona (N), 1985. Fuente: La Salleko Euskal Idazleen Elkartea. Euskal Herria, I, colección de diapositivas. Bilbao: 1985, p. 234.

En Abezia (A) con el paso de los años se convirtió también en práctica habitual sulfatar el trigo antes de sembrarlo para evitar las espigas negras o niebla (tizón). La operación consistía en meter el grano en una caldera con sulfato de cobre y agua antes de sembrarlo. Otras veces se dejaba el trigo en el suelo y se iba vertiendo encima el producto mezclado con agua. Si no se efectuaba esta labor el trigo nacía con mucho lodón, es decir, una espiga negra que generaba abundante polvo.

En Aoiz (N) cuando llegaba el momento de la siembra se preparaba el grano. Este era el que se había guardado de la cosecha anterior, después de seleccionar los granos más grandes y sanos al objeto de guardarlos como simiente. Para que germinasen mejor se acostumbraba echar sobre ellos, la noche anterior, a modo de aspersión “como con un hisopo”, una mezcla compuesta por un poco de cal, un poco de sulfato y agua, para que “limpiase el grano”.

En Bedarona (A) la semilla se mezclaba con azufre y cal para desinfectarla antes de ser sembrada.

En Ajuria y Ajangiz (B) antes de la siembra la semilla de trigo se ponía en un balde en el que se vertía agua caliente y cal y se revolvía bien para que el grano se secase, puesto que la cal dejaba suelto el grano, lo que facilitaba la siembra.

En Ataun (G) la semilla de trigo o galazie la preparaban pasándola por el cedazo llamado galbaia, de gari-baia o cedazo de trigo; luego le mezclaban un poco de cal viva con algo de agua para que la cal hiciese su operación y por fin la extendían hasta que se secase. En tiempos posteriores se fue generalizando la costumbre de hacer uso para este fin de productos adquiridos en las farmacias.

En Mendaro (G) antes de la siembra del trigo se mezclaba la simiente con cal y en algunas ocasiones se cocía durante un tiempo[3]. En Donazaharre (BN) la semilla se ponía a remojo en grandes tinas que contenían una mezcla de mitriola (sulfato de cobre) y kisua (cal) en agua y se removía con una pala.

En Moreda (A) algunos encalan los dientes de ajo con sulfato para que no se pierdan por las epidemias.

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En Sartaguda (N) otra labor que se llevaba a cabo en las casas era la de avivar o germinar, que consistía en mojar bolsas con semillas y ponerlas al calor, en estiércol, junto a una cocina de leña. La gente venía desde otras localidades para comprar plantas nacidas de este modo, sobre todo de pimiento morrón o de bola.

En Carranza (B) para favorecer la germinación de las semillas de pimiento algunos las humedecían con un poco de agua caliente. Otro procedimiento consistía en introducirlas en un calcetín y después colocarlo en un agujero abierto en la basura amontonada en la cuadra. La basura, mezcla de los restos vegetales utilizados como camas y los excrementos del ganado, se apilaba en la cuadra, lo que favorecía su fermentación, por lo que alcanzaba una temperatura elevada; además retenía bastante humedad. Periódicamente vigilaban el contenido del calcetín y cuando las semillas tenían rabito, es decir, al germinar, se echaban en el semillero. Así nacían mucho antes.

En esta misma población las alubias “para que echasen rabo”, es decir, para que germinasen y que lo hiciesen cuanto antes, se ponían a remojo previamente a sembrarlas. Una vez se hinchaban se sembraban, de este modo se aceleraba su nacimiento.


 
  1. La piedra lipe es uno de los varios nombres por los que se ha conocido el sulfato de cobre.
  2. El nombre de vitrolo procede posiblemente de vitriolo, vitriolo azul o vitriolo romano, por los que se conocía al sulfato de cobre.
  3. Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Joseba AGIRREAZKUENAGA; José Patricio ALDAMA; José María URIARTE. Historia de Mendaro. Mendaro: 1993.