Prevenciones ante-bautismales. Ume bedeinkatua

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Revisión del 09:15 2 mar 2020 de Admin (discusión | contribuciones)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar a: navegación, buscar

En tiempos pasados los niños eran bautizados al poco tiempo de nacer ante el temor de que falleciesen sin haber recibido este sacramento. La razón era la de evitar que su alma fuese al limbo. Este tiempo se dilataba si se veía que el niño rebosaba salud, si bien no se solía dejar transcurrir más de una semana; cuando se le veía débil se procuraba bautizar cuanto antes.

Si tras el parto peligraba la vida del recién nacido, uno de los presentes podía bautizarle para evitar que en caso de muerte fuese al Limbo. A menudo lo hacía la misma persona que le había ayudado a nacer. La única condición que debía cumplir ésta es que tuviese uso de razón (Amézaga de Zuya-A), lo cual suponía que debía tener más de siete años o lo que es lo mismo, haber hecho la primera comunión (Carranza-B). Para bautizarlo empleaba el agua bendita que solía haber en todas las casas y si no se disponía de ella servía agua normal (Carranza). La persona que le bautizaba le decía: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Carranza). En Markina (B) llamaban a este bautismo etxe-bautismue.

Un informante de Trapagaran (B) recuerda que siendo su padre un escolar fue padrino de niños moribundos en numerosas ocasiones ya que cuando peligraba la vida de un recién nacido una mujer lo llevaba a la iglesia a bautizar y entonces sacaba a uno de los niños mayores de la escuela para que actuase de padrino.

Por lo tanto el tiempo que se dejaba transcurrir entre el nacimiento y el bautismo era tan corto que los amuletos y medios de protección para que no le pasase nada al niño antes del bautismo se convertían en remedios para toda esta primera etapa de la infancia.

En lo referente al mal de ojo el primer síntoma del niño afectado era llorar sin cesar y sin causa aparente. Después iba debilitándose hasta enfermar pudiendo llegar a morir si no se ponía remedio a tiempo (Orozko-B).

Como medida precautoria no se le sacaba a la calle y no se dejaba que anduviesen con él demasiadas personas, especialmente de las que se sabía "que no eran buenas", y mucho menos se les dejaba que lo tomasen en brazos (Carranza-B). En Zerain (G) se procuraba que ninguna persona desconocida o sospechosa de brujería se acercara al niño.

Había personas que podían causar mal de ojo involuntariamente (Nabarniz-B). El desencadenante más importante en estos casos era el deseo intenso de conseguir algo. Así, aquéllos que no tuviesen descendencia eran proclives a echar mal de ojo a un niño, a causa de las ganas de tener uno (Orozko-B). En este mismo Valle señalan que para que ello ocurriese debían mediar veinte años de diferencia entre la edad del causante y la de la víctima.

En Arberatze-Zilhekoa (BN) se temían los maleficios antes de que el niño fuese bautizado por lo que en tiempos pasados no era costumbre ir a ver a los recién nacidos tan tempranamente como ahora.

Cuando al niño se le quería demasiado y se le contemplaba sin cesar también se le podía echar mal de ojo, gure ezkero lar, gustan asko eta begitu eta begitu begizkoa egin (Orozko-B). En Nabarniz (B) creían que el aojamiento podía causarlo cualquiera; por ello había que evitar mirar al niño continua y fijamente, pues se le podía aojar.

Tampoco se debía permitir decir de un niño que era hermoso, ume ederra, ya que ello podía desembocar en el aojamiento del mismo, en su lugar había que decir ume bedeinkatua, niño bendito, aunque fuera en voz baja. Así lo relata una informante: Bai, Albutzun dauket entzunde, Leona, ezagutuko zendun, eztire urte asko il zala, ba aienean, egoan, umeren bat ekarri daudei, ume bat egoan da besteren bat egon zan ezeukana familirik ta arek eiten eutsen "ai ume ederra, ume ederra!" Ta gure amak esateuen "ume ederra" e'txako iñoz esan bear umeari, edo "ume bereinkatue" edo beste gauze bat eta baten batek esaten badau "ume ederra'; norberak ixil "bereinkatue" esateko (Orozko-B).

En Urduliz (B) en cuanto se bautizaba al niño, la expresión más corriente al verle era "Ze ume ederraJainkook bereinketurik" (qué niño tan hermoso bendecido por Dios). Cuando en Markina (B) una persona se acercaba a la criatura e insistía mucho con frases similares a "Au da ume ederra" (qué niño tan hermoso), la madre o quien se encargase en ese momento del bebé le advertía: "Itxiozu baketan begizkorik bota barik" (déjalo en paz, no sea que le eches mal de ojo). En Zeberio (B) no se debía decir que un niño era muy hermoso sin antes pronunciar la palabra bedeinkatua: "Ume bedeinkatu au, ederra zer da! ". En Carranza (B) las personas que visitaban la casa para ver el recién nacido le deseaban salud con fórmulas como "Que Dios te conserve muchos años" o "Que sigas con salud".

En Nabarniz (B) cuando se veía por primera vez a un niño, aunque fuera algo crecido, como de unos seis meses, antes que nada se le debía decir: Atz-begi zuzenakin Jaingoikuuk bedeinketu deiela (Que Dios le bendiga conservándole sano entero, de los pies a la cabeza). Aún hoy en día, asegura una informante, seguido de dedicarle un piropo, se pronuncia la citada fórmula.