Protección contra los pájaros. Espantapájaros, txorimaloa, txori-jabolea
Para proteger las cosechas y las frutas contra los pájaros ha sido muy frecuente colocar en las piezas sembradas, viñedos y frutales, espantajos de figura humana que eran elaborados en casa. En los últimos años se emplean otros procedimientos.
En euskera el espantapájaros recibe diversas denominaciones. amanditxarkoa o amandixarkoa (Urzainki, Isaba, Ustarroz-N), izugarria (Beasain, Zerain-G), kusua (Liginaga-Z), kusue (Abadiño-B), artakusue (Markina-B), mamua (Sara-L, Donoztiri, Uhartehiri-BN), munaka (Donoztiri-BN), motxorroa (Izurdiaga-N), moxorroa (Arratzu-B), mutxitxarroa (Urdiain-N), txoriabolea (Zamudio-B), txorimalua(Elgoibar-G), txori-papauey txorijabolie (Gautegiz Arteaga-B), txori-izugarrixa o gizonillo(Hondarribia-G), txori-jabolea(Ajangiz, Ajuria, Nabarniz, Urduliz-B), txuzoa (Zeanuri-B).
En castellano: espantapájaros (común), cachi (Apellániz, Bernedo, Obecuri-A), espanto (Valle de Carranza-B), espantajo (San Martín de Unx-N), espantejos o espantabobos (Apodaka-A), judas (Valtierra, Viana-N), monigotes (Valtierra-N).
Con el nombre de mamu se designa en Sara (L) el espantapájaros tradicional. En los años 1940 los había de varias formas: de figura humana, hecho con trapos o vestidos viejos llenos de hierba o de paja que era sostenido tieso por un palo hincado en el suelo. Para lo mismo también era costumbre poner en los sembrados, urracas y cuervos muertos, clavados en las puntas de unos palos altos fijos en la tierra. Para evitar que las gallinas entraran en los sembrados, había quienes ponían en estos pieles de oveja colgadas de palos.
En esta misma localidad de Sara utilizaban un molinete, kalaka, que, colocado en lo alto de una estaca vertical y movido por el viento, producía constantes ruidos que ahuyentaban a los gavilanes y espantaban a los pájaros que perjudicaban a las cosechas. Era una hélice de madera que giraba con su eje: se hallaba provista de uno o dos brazos que, al moverse, tropezaban con una hojalata, produciendo ruidos.
En Liginaga (Z) el espantapájaros, kusua, se hacía con un viejo pantalón lleno de paja, con chaqueta y sombrero. Para proteger las gallinas contra el gavilán, ulhaintsa, se colocaba en el gallinero sobre un palo alto una hoz con el corte mirando arriba. En Uhartehiri (BN) se colocaban en las piezas trampas y espantapájaros, mamuak.
En Viana (N) colocaban espantapájaros sobre todo en las huertas y frutales; pero según señalan los informantes con pocos resultados prácticos. Los hay de muchas clases: uno bien cruento consistía en colocar una cuerda de la que pendían pájaros gorriones o picarazas muertos colgados de las patas; otro era una patata con plumas simulando un pájaro. El más utilizado ha sido un judas, especie de muñeco a base de una cruz de palo, a manera de maniquí, vestido con prendas masculinas rellenas de paja y con un sombrero.
También la silueta de un gato metálico con ojos de cristal o unas cuerdas con papeles o trapos de colores, plumas de aves, que se agitaban con el viento. Otras veces colocaban botes metálicos para producir ruido o cristales que brillaban agitados por el viento. Hay quien hacía sonar una campanilla a través de una larga cuerda o ponía remolinos de cartón sobre un palo para que con el viento dieran vueltas. No daban mucho resultado. Según dicen: “Los gorriones son mucho descarados, se cagan en los espantapájaros e incluso han llegado a hacer el nido dentro del bolsillo de la chaqueta”.
Algo más efectivos, en los campos de cereal, eran los cohetes disparados por cañones regulados, y “aunque los pájaros volvían enseguida, siempre se espantaban”. En los árboles frutales, sobre todo en los cerezos, se llegan a poner redes japonesas que cubren todo el árbol, para que, sobre todo, los tordos no coman los frutos. En San Martín de Unx (N) el espantapájaros recibe el nombre de espantajo y sirve para esburriar (espantar) a los gurriones, lo que a veces se consigue a medias, ya que como dicen: “los pájaros listos han llegado a hacer sus nidos en bolsillos de la chaqueta del espantajo”. El más listo de todos, es el gurrión de canaleta, o sea, el urbano. Al igual que en otras localidades para hacer un espantajo se utiliza un palo como armazón, al que se le coloca un bombacho lleno de paja y una cabeza de trapo con su sombrero para darle aspecto humano. Otras veces se ata un saco de plástico a un palo que se hinca en la tierra con idea de que lo mueva el viento y con su roce espante a los pájaros. El mismo sistema se emplea con otros dos tipos de espantajos: el de los botes de conserva atados a un palo, y el de las platas o tiras de papel de aluminio que se suspenden de cuerdas, produciendo reflejos y tintineo. Además de los gorriones, son pájaros dañinos la malviz y el tordo, que causan daños especialmente a la uva.
En Obanos (N) lo más tradicional han sido los espantapájaros con figura humana que aún vemos, sobre todo, en huertos. Actualmente se ponen además unos aparatos pequeños que reproducen gritos de rapaces cuando cogen pájaros. Se ponen en marcha con la luz del sol y meten mucho ruido. Otros ponen discos de CD colgando pero no surten efecto. Es más efectivo, si se trata de un cerezo, el dar cuatro vueltas al árbol con la cinta vieja de casettes que al brillar, asusta a los pájaros.
En Aoiz (N) los espantapájaros fueron más habituales en los huertos y en parcelas en las que se cultivaban árboles frutales que en los campos. Su forma solía ser la descrita anteriormente, simulando una persona vestida con ropas viejas. También podían atarse algunas tiras de tela largas para que el viento las moviese y diese sensación de vida al muñeco, o incluso colgar chapas que produjesen algún sonido. En el caso de los árboles y plantas altas, se colocaba alguna pequeña botella o bote colgando de cuerdas. Con la llegada de los nuevos medios informáticos se ha hecho habitual el uso de discos de CD que, colgados de cuerdas, producen destellos y se mueven con facilidad. En el caso de los cerezos, se cubre el árbol con una red para intentar protegerlo de los estorninos.
En Valtierra (N) colocaban los tradicionales espantapájaros denominados monigotes o judas. También trampas, cepos de goma, cencerros y hasta veneno.
En Ustárroz, Isaba y Urzainqui (Valle de Roncal-N) los espantapájaros se llaman amandi txarko o amandixarkoak. Se colocaban en las huertas y en los lugares altos de los campos para espantar a los pájaros con sus telas raídas que vibraban al aire. Las huertas donde se plantan grosellas o fresas actualmente se cubren con redes.
En Argandoña (A), en las piezas, cuando el maíz empezaba a nacer, los cuervos y las grajas solían arrancarlo. Aquí ponían un espantapájaros que era un monigote; lo hacían con un buzo o unos pantalones viejos y una chaqueta también vieja que rellenaban con paja, luego lo clavaban en un palo y lo ponían en medio de la finca. El mejor espantapájaros era la escopeta; si mataban un cuervo o graja lo ponían colgado en un palo; era el más efectivo. En los cerezos se ponen espantapájaros y en las huertas cintas y espejos. También en los árboles frutales se cuelgan espejos, trapos de colores o botellas de agua. Especial atención merecen las cerezas en el momento de su maduración. Esta fruta es muy apetecida por pájaros gorriones y mirlos llamados tordos. En algunos casos, para evitar que las cerezas sean devoradas en poco tiempo, se envuelve todo el árbol con una tupida red.
En Valderejo (A) para defender los sembrados y en especial las huertas, tenían por costumbre instalar en ellas un espantapájaros vestido de forma humana cuyo armazón estaba formado por dos palos en forma de cruz al que se añadían unas ropas viejas y llamativas; su cabeza estaba tocada con un sombrero de paja viejo. En ocasiones, estas ropas se rellenaban con hierba o paja para darle mayor volumen y realismo. En la actualidad no se emplea este muñeco disuasorio.
Espantapájaros de similares características se han utilizado en Abezia, Agurain, Apodaka, Berganzo, Bernedo, Moreda, Iruña de Oca, Ribera Alta (A); Valtierra, Cárcar (N); Telleriarte, Berastegi, Hondarribia (G); Abadiño, Amorebieta-Etxano, Bedarona y Zeanuri (B).
En Moreda (A), además del espantapájaros han colgado de las ramas de los árboles animales muertos tales como pájaros, picarazas, zorros y otros. También colocan botes y latas de conserva vacías, bien colgadas de cuerdas de las ramas de los árboles o bien clavadas en palos. Asimismo emplean bolsas de plástico que se mueven con el aire y espejos o trozos de cristales que reflejen la luz del sol. Además, utilizan el cañón de ruido que a intervalos iguales de tiempo detona pólvora produciendo un estruendo. Se colocan en los campos de cereal cercanos al pueblo en el mes de junio, antes de la recolección y también en el mes de septiembre en las viñas antes de la vendimia.
En Ribera Alta (A) señalan que el problema mayor es que los tordos se comen las cerezas. Para evitarlo, se recurre últimamente, a cubrir el árbol con una red tupida. Los cuervos y las picazas hacían estragos en las mazorcas de maíz. El único sistema que funcionaba bien era el uso de la escopeta.
En Iruña de Oca (A), para la protección de las huertas, de los sembrados de maíz y de los frutales contra los pájaros se colocan además de los tradicionales espantapájaros redes, cintas de casette, y discos de DVD.
En Treviño y La Puebla de Arganzón (A) antaño echaban mano de espantapájaros. Estos últimos años y sobre todo en las huertas colocan botellas, objetos que reflejen la luz del sol, cintas de casettes y bolsas de plástico.
En Beasain (G) una vez que para mayo había espigado la mies, la lucha de los labradores con los gorriones solía ser muy grande. Se colocaban en los sembrados espantapájaros, hechos en casa, que semejaban una persona y con una rama en la mano, que el viento movía amenazante. Pero los osados gorriones pronto notaban que aquel muñeco era inanimado y se posaban sobre su cabeza. También colocaban cuerdas que cruzaban los sembrados de las que colgaban viejos botes con una o dos piedras en su interior. La cuerda se alargaba hasta el caserío y tirando de ella se conseguía hacer ruido que espantaba a los pájaros. Pero había que hacer otras labores y no se podía estar todo el día pendiente de la cuerda.
En Elgoibar (G) señalan ser de gran importancia la colocación de espantapájaros, txorimaluak, en los semilleros; también en los cerezos. Al maizal le atacaban los gorriones pero los txorimaluak tenían poco éxito. Era conveniente colgarle un trozo de espejo para que el reflejo del sol los asustara. En épocas más modernas los espantapájaros han sido suplidos por papel de aluminio en tiras y discos de CD, sobre todo en los semilleros.
Si el trigo se hallaba sembrado cerca del caserío, se clavaba un palo fuerte en uno de los extremos de la heredad, al que se le ataba una cuerda que llegaba hasta la casa y de la que pendían varios cencerros. Al mover la cuerda sonaban los cencerros y los pájaros desaparecían aunque al poco rato ya estaban de nuevo sobre la plantación. Otros pegaban tiros de escopeta con el mismo objeto. En los frutales se ponían botes con piedras en su interior y también cencerros; con ello se conseguía que el viento los moviese y produjeran ruido.
En Zerain (G) el espantapájaros, izugarria, se colocaba en medio de la heredad donde se hubiera sembrado trigo, nabo, maíz... Se rellenaban unos pantalones y una camisa de tallos de helecho y se metía verticalmente un palo en forma de cruz de una manga a otra. De la punta que sobresalía de la camisa se hacia una cabeza con los tallos de helecho y se cubría con un pañuelo que se ataba en el cuello y se le colocaba sobre la cabeza un sombrero de paja. En las manos se ponían sendas cuerdas de las que colgaban patatas. También se hacían espantapájaros con indumentaria de mujer, rellenando de paja una blusa y una falda; se cubría su cabeza con un sombrero y en las manos se ponían sendas cuerdas de las que colgaban cebollas o repollos de berza.
En Hondarribia (G) al espantapájaros se le llama txori-izugarrixa o gizonillo. Otros sistemas para ahuyentar los pájaros consistían en poner hilos blancos, o tapas de latas para que sonaran con el aire. También se conocieron espantapájaros a base de una hélice y unos martillitos que al ser movidos por el viento metían ruido. En otros lugares usaban para ello una hoz vieja, que era sobre la cual golpeaban los martillitos.
En Gautegiz Arteaga (B) al espantapájaros se le denomina txori-papaue o también txori-jabolie. Se ponía en los sembrados sobre todo para ahuyentar a los gorriones, arto-txorijek o kurloiek. Se fabricaban con dos palos, taketak, cruzados para el cuerpo y una gavilla, azaua, para la cabeza. Se les vestía con ropas usadas y se colocaban en los sembrados de trigo y de maíz. Tiempo después también se han puesto en los cerezos objetos que tintinean, pero los informantes creen que sirven de muy poco.
En Nabarniz (B) al espantapájaros se le denomina txori-jabolie. Era un muñeco cuyos pies estaban hechos con gavillas de trigo, azauegaz hainkak y vestido con ropas viejas.
En Ajangiz y Ajuria (B), los espantapájaros, txorijaboleak, se ponen sobre todo en los sembrados de maíz. Se colocan cuando el brote es pequeño porque los pájaros cortan la planta a ras de la tierra, lurren ertzetik, y también cuando las plantas están crecidas, buruen egon, porque los pájaros rondan en derredor de las cabezas de las plantas.
También se colocaban en las plantaciones de trigo. Asimismo a las cebollas cuando eran brotes, kipule-landarak, en los meses de septiembreoctubre. Igualmente a los nabos destinados a semilla, que maduran en el mes de febrero y sus flores se ponen amarillas. También al haba, babie, y al guisante, iderra, cuando granan, garaune egin, les atacan el arrendajo, oskilasoa, la urraca, mikie, y el cuervo, belie. Señala una informante que el cuervo es un animal muy inteligente al que es muy difícil engañar. Si la heredad era grande había que colocar hasta tres muñecos.
En la comarca de Gernikaldea (B) señalan que los pájaros más temibles para los sembrados eran: el más dañino el cuervo, erroije; la lavandera blanca o aguzanieves, buztenikarie; y los gorriones, kurloiek.
En Abadiño (B) a los espantapájaros llaman kusuek, Hoy en día se usan otros medios que suponen menos trabajo, como pueden ser las bolsas de plástico o las tiras brillantes que se cuelgan y son movidas por el viento.
En Amorebieta-Etxano (B) en los campos de trigo y en las plantaciones de guisantes y fresas que se tenían cerca del caserío colocaban el tradicional espantapájaros txorimaloa o txorimosoloa. También colgaban trozos de papel de aluminio; al ser agitados por el viento, sacaban un ruido que espantaba los pájaros.
En Zamudio (B) los espantapájaros, txoriaboleak, se colocaban cerca de las parras de uvas y de los trigales, así como en medio de las huertas para evitar que los pájaros se acercaran. Estos espantapájaros se hacían con dos palos colocados en forma de cruz y se vestían con ropas viejas (camisa, pantalón) y sombrero. En estos últimos años también se ven CDs colgados de una cuerda en parras y viñedos. Con el sol dan reflejos y con el viento se mueven por lo que pueden espantar a los pájaros.