Protección de las personas

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En este capítulo recogemos información que básicamente atañe a la protección de las personas. En Lemoiz (B), por ejemplo, las mujeres portaban para este fin escapularios bendecidos en la iglesia. En Amorebieta-Etxano (B) inmediatamente después de un relámpago había costumbre de santiguarse[1]; en Nabarniz (B) la primera medida que se tomaba también era santiguarse.

Precauciones con los árboles. El espino albar, elorri zuria

Se halla muy extendida la precaución de no guarecerse bajo los árboles cuando estalla la tormenta (Berganzo, Pipaón-A; Bedarona, Carranza, Durango, Muskiz, Nabarniz-B; Astigarraga, Oñati-G; Murchante, Tiebas-N); es más, se recomienda alejarse de ellos (Agurain, Moreda, Ribera Alta-A; Gorozika-B; Bidegoian, Hondarribia-G; Izal-N).

En Mendiola (A) aconsejan no refugiarse bajo los mismos pues su copa atrae el rayo. En Viana (N) dicen que conviene apartarse de los altos y no guarecerse bajo ellos. En Telleriarte (G) aseguran que los rayos caen generalmente sobre los árboles largos por lo que se considera peligroso cobijarse bajo ellos.

Pero hay algunas especies arbóreas que se tienen por más peligrosas mientras que otras no lo son tanto, incluso algunos arbustos se consideran protectores. El roble está entre los peligrosos, mientras que según los informantes al haya no le caen rayos. El espino albar tiene la cualidad de proteger de este meteoro.

En Otxandiano (B) decían que el rayo no caía sobre el espino, ni el acebo ni el haya, pero sí sobre el roble[2].

En Amézaga de Zuya (A) recomiendan no colocarse debajo de un árbol y menos si se trata de un roble o un pino. En este sentido consideran que el haya atrae menos el rayo.

En Eugi (N) si no se dispone de cabaña donde guarecerse aconsejan ir al bosque y protegerse bajo un haya, nunca bajo un roble ni un castaño.

En Aia (G) consideraban muy malo ponerse bajo un árbol cuando relampagueaba y tronaba, pero nada había que temer si se estaba junto a un fresno o un espino albar[3].

En Lezaun (N) preferían un descampado y evitar robles, chopos, nogales y lencinos, encinas. No había problema en guarecerse bajo hayas y espinos. En Romanzado y Urraul Bajo (N), a pesar de recomendar no cobijarse bajo los árboles, creían que el nogal constituía una excepción ya que decían que no le caía el rayo por tener las nueces en su interior una cruz.

En Amorebieta-Etxano (B) también decían que cuando había tormenta era malo ponerse debajo de los árboles, salvo el espino porque tenía espinas y la corona de Jesucristo también las tuvo.

En Bernedo (A) se protegen contra el rayo cobijándose debajo de un espino de albar (Crataegus oxyacantha) porque no cae en él. En Urturi (A) explican la naturaleza protectora de este arbusto diciendo que la Virgen se refugió en un espino de albar en una tormenta. Los de Obecuri (A), por su parte, creen que la Virgen, en su huida a Egipto, tendía los pañales en este arbusto.

En Zarautz (G) a comienzos del siglo XX algunas madres, para que el rayo no causara mal a sus hijos, acostumbraban ponerles entre la camisa y el pecho una punta de espino albar, elorri zuria, tras haberles santiguado con él[4].

En Beasain (G) siempre se ha considerado al espino albar como un buen protector contra el rayo, incluso portan en la mano una rama de este arbusto para seguir caminando bajo la tormenta. En Zerain (G) cuando les sorprendía la tormenta en el monte, partían una pequeña rama de espino, hacían una cruz y se la ponían encima de la cabeza.

En Donoztiri (BN) muchos hombres llevaban hojas de laurel sobre su cabeza, debajo de la boina, cuando estaba descargando una tormenta. En Bedarona (B) llevaban el laurel bendecido en los bolsillos.

Precauciones con herramientas metálicas

Otro riesgo importante lo constituían las herramientas metálicas con las que se estaba trabajando en el campo.

En Astigarraga (G) se recomendaba no utilizar herramientas de hierro. En Mendiola (A) no tocar aperos de labranza de acero. En Pipaón (A) dejar lejos las hachas, azadas y hoces. En Muskiz (B) y Oñati (G) no portar guadañas, hachas y azadas.

En Moreda (A) consideran que las herramientas metálicas con las que se trabaja en el campo presentan el problema de atraer el rayo por lo que cuando se desencadenaba una tormenta las soltaban de las manos y acudían a refugiarse a un ribazo, abrigo o choza que estuviera en las inmediaciones, tapándose con una manta de campo.

En Agurain (A) se recomienda dejar las hachas, azadas y herramientas de hierro y acero lejos del lugar donde se guarecen.

En Abadiano (B) dicen que la mayor parte de las personas afectadas por rayos en las zonas próximas a los caseríos lo eran porque cargaban con herramientas metálicas o se hallaban cercanos a ellas.

En Amorebieta-Etxano (B) se decía que era muy peligroso llevar la guadaña al hombro. Convenía dejarla en el campo y regresar a casa.

En Bidegoian (G) se alejaban de todo instrumento de hierro porque atraía al rayo y había quienes se tumbaban en tierra para protegerse de este meteoro.

En San Martín de Unx (N) cuando los labradores eran sorprendidos por la tormenta en el campo se escondían en las cabañas apartándose de los útiles metálicos y de los árboles.

En Eugi (N) se dice que a poder ser hay que refugiarse dentro de la txabola y si ésta es de madera mucho mejor. Conviene sacar de este recinto las hachas y las herramientas de metal y alejarlas todo lo posible.

En las siguientes descripciones se aprecia un pequeño detalle consistente en ocultar las herramientas, pero no guardándolas sino tapándolas levemente para apartarlas de la vista. En una de las descripciones se observa también la precaución de no dejar los filos de las herramientas orientados hacia el cielo, porque como dicen en Carranza (B) “llaman al rayo”.

En Lezaun (N) había que desprenderse de los objetos metálicos, especialmente de los aperos. La tralla, guadaña, y la hoz se tapaban con hierba o con mies. La azada se clavaba en la tierra y el destral, hacha, se tapaba con orbel, hojarasca. Se hacía especial hincapié en que ninguno de estos objetos tuviese el filo hacia arriba ya que entonces se incrementaba el riesgo.

En Viana (N) se esconden las herramientas. Hoces y guadañas se introducen dentro de las gavillas, pues el acero atrae el rayo; si no, se tapan con la manta o con tierra.

En Carranza se estima que estos objetos atraen el rayo por lo que se procura no portarlos cuando hay tormenta. Si ésta se desencadena mientras se trabaja en el prado, antes de ponerse a cubierto se esconden debajo de la hierba horquillas y dallos, guadañas.

En general se considera que conviene estar alejado de objetos metálicos y desde luego no portarlos. En Moreda (A) piensan que es preciso permanecer alejado de los mismos. En Mendiola (A) recomiendan no llevar paraguas con punta metálica. En Ribera Alta (A) no colocar objetos metálicos en posición vertical. En Murchante (N) no llevar objetos que atraigan los rayos, ni siquiera una medalla o un crucifijo.

Cuentan en Tiebas (N) que un vecino murió cuando regresaba de pacentar los bueyes. Le sorprendió una tormenta y como el palo de arrear a estos animales llevaba en la punta un clavico de acero para pincharles, “llamó al rayo”, le cayó y le mató.

En Abecia (A) recuerdan que a un cura de la localidad, que llevaba colgada del cuello la imagen de la Virgen del Carmen, le cayó un rayo y le partió la imagen en dos; el sacerdote, sin embargo, no sufrió daño alguno.

Precauciones con el ganado

Se ha creído conveniente alejarse del ganado ya que se considera que atrae el rayo, especialmente el pelaje y también los cuernos y los cascos.

En Mendiola (A) recomiendan alejarse del mismo por el peligro que entraña su pelo. En Moreda (A) consideran que el de las caballerías atrae el rayo.

En Viana (N) como dicen igualmente que atrae el rayo, a las caballerías se les tapa el lomo con una manta y se despacha a los perros.

En Izurdiaga (N) se cree que los cuernos de los animales atraen este meteoro, por eso una medida de protección consiste en no acercarse a ellos.

En Carranza (B) se procura no permanecer en la cuadra ya que se dice que los cuernos y los cascos o pezuñas lo atraen.

En Pipaón (A) y Hondarribia (G) cuando hay tormenta se tiene cuidado de no estar cerca del ganado.

En Eugi (N) dicen que cuando el rayo mata algún ganado, los carroñeros no lo comen y dejan que se pudra. En Valle de Erro (N) afirman que “no se puede aprovechar”.

Prevenciones relacionadas con la casa

Una práctica protectora más ha sido la de cerrar las puertas y ventanas de la casa para evitar las corrientes de aire. En Carranza (B) dicen que éstas tienen la facultad de atraer el rayo. Está ampliamente extendida y posiblemente es bastante antigua. Se ha constatado además en Agurain, Ribera Alta (A); Bedarona, Durango, Gorozika, Muskiz, Nabarniz, Orozko (B); Astigarraga, Hondarribia, Telleriarte (G); Aoiz, Lekunberri y San Martín de Unx (N). Cierran también el tiro de la chimenea por idéntica razón (Carranza, Bedarona-B). En Izal, Sangüesa y Viana (N) recomiendan no ponerse en corrientes.

Igualmente se ha pensado que los objetos metálicos tienen la propiedad de atraer el rayo por lo que se han guardado o escondido. En San Martín de Unx se escondían los cuchillos y las tijeras. En Obanos (N) se quitaban de la vista todos los objetos de metal como era el caso de las tijeras. En Mendiola (A) recomiendan no hacer punto ni ganchillo. En Telleriarte (G) se considera peligroso tener algún objeto de hierro en las manos. En Gorozika (B) guardan los objetos metálicos para que no lo atraigan. En Carranza (B) se retiran las herramientas metálicas de los portales.

Hoy en día se recomienda no encender aparatos eléctricos dentro de la casa (Carranza, Durango, Orozko-B; Mendiola-A; Aoiz-N) y quitar la antena de la televisión (Aoiz). También apagar la luz eléctrica (Ribera Alta-A, Telleriarte-G, San Martín de Unx-N).

A veces se cree que la existencia de algún pararrayos en la localidad protege a todas las casas situadas a su alrededor.

En Allo (N) la presencia de dos pararrayos en otros tantos edificios públicos da cierta tranquilidad a los vecinos.

En Moreda (A) las casas del pueblo están protegidas por un pararrayos que hay en lo alto de la torre de la iglesia parroquial de Santa María de Moreda. Es el único que hay en toda la villa.

En Carranza (B) se piensa que basta que haya un pararrayos en la iglesia o en algún edificio para que quede protegido todo el pueblo, aunque las casas se encuentren distantes.

En Bedarona (B) se pensaba que el pararrayos de la iglesia protegía a todo el pueblo. La torre de la iglesia se quemó a causa de un rayo y dan gracias a ello pues dicen que salvó a todo el pueblo.

Otras prevenciones

Un riesgo más es el correr. Se ha recomendado no hacerlo cuando hay tormenta en Vasconia continental, Amézaga de Zuya (A), Carranza (B), Hondarribia (G) y Sangüesa (N). En Viana (N) se tenía por peligroso moverse, tanto correr como montar a caballo.

El mantenerse próximo a los tendidos eléctricos se considera igualmente peligroso (Ribera Alta-A; Muskiz, Carranza-B; Hondarribia-G y Viana-N).

En Aoiz (N) recomiendan vestirse y calzarse con prendas de goma y en Mendiola (A) no andar descalzo por la tierra.


 
  1. Recogido por F. de ZAMALLOA: LEF. (ADEL).
  2. Recogido por José Miguel de BARANDIARAN: LEF. (ADEL).
  3. Recogido por Juan IRURETAGOYENA: LEF. (ADEL).
  4. Recogido por Juan IRURETAGOYENA: LEF. (ADEL).