Ramos y coronas de flores en el cortejo funebre

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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De los datos recogidos en las localidades encuestadas se desprende que, antiguamente, no fue común llevar flores ni coronas en el cortejo fúnebre. Por el contrario, estuvo más generalizada la costumbre de adornar las tumbas en el cementerio. Hay lugares en que se ha constatado que la tradición es antigua pero en estos casos se llevaban flores silvestres o cultivadas en la huerta de casa y ramos hechos artesanalmente por los vecinos. En el País Vasco continental tuvo arraigo la costumbre de portar coronas de perlas que se compraban en el comercio. Hubo un tiempo también en que las familias económicamente pudientes hacían o alquilaban coronas hechas con flores artificiales.

La aparición en la comitiva fúnebre de los ramos y coronas de flores comprados en establecimientos es más tardía. Comenzó primero en las ciudades y, paulatinamente, se fue extendiendo a las pequeñas localidades. A menudo ha ido de la mano con la implantación de las agencias fúnebres como encargadas de todo lo referente a la conducción y traslado del cadáver.

Hoy en día la costumbre de portar ramos y coronas de flores naturales en los entierros y funerales está prácticamente generalizada. Es frecuente que lleven lazos con la dedicatoria de las personas que los han encargado. Antiguamente, las flores se llevaban en el cortejo en el lugar que fueran los portadores que normalmente eran vecinos o niños. Ahora, es común que dentro del cortejo a pie, cuyo recorrido se ha reducido a ir del pórtico o aledaños de la iglesia hasta el interior del templo, vayan detrás del féretro. Dentro de la iglesia y durante los oficios fúnebres quedan depositados alrededor del cadáver y encima de la caja.

Mientras el cuerpo es trasladado en el coche fúnebre tanto hasta la iglesia como luego hasta el cementerio, las coronas suelen ir enganchadas al vehículo, no así los ramos que los propios oferentes los llevan al cementerio para dejarlos en la sepultura familiar o junto a los nichos. En el País Vasco continental, los portadores son los vecinos o los niños mientras en Vasconia peninsular los llevan preferentemente familiares, amigos o compañeros de trabajo.

Los informantes han percibido que, a lo largo del presente siglo, se ha producido un cambio importante en los usos y costumbres de estos elementos que acompañan la conducción del cadáver. En tiempos pasados era la luz en sus distintas manifestaciones como velas, candelas, hachas y rollos de cera lo que se llevaba en la comitiva fúnebre y hoy se ha sustituido por flores y coronas. A éstas no se les atribuye otra significación que la de expresar afecto y solidaridad por el difunto o su familia.