Diferencia entre revisiones de «Recoleccion de la oliva»

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Para finales del mes de octubre comienzan a “pintar a negro” las primeras olivas<ref>Cuando la aceituna ofrece un tono morado oscuro uniforme, sin ennegrecer aún, se encuentra en el estado ideal para su recogida. Es en esta fase cuando contiene la mayor proporción de aceite, siendo a su vez más abundante la oleína (glicérido que aporta mayor finura al aceite). Al continuar madurando, cesa la formación de esta y aumenta la de estearina y palmitina. Por ello, iniciar la recogida en el momento adecuado incidirá decisivamente en la calidad del aceite. Una de las causas de cierre progresivo de los trujales tradicionales de este ámbito ha sido, precisamente, el de carecer de maquinaria moderna y personal cualificado que permitan obtener aceites con las garantías exigidas por el mercado actual.</ref>. A mitad del mes de noviembre ya se pueden coger y elegir aquellas que valen para consumo directo. Tanto en Moreda (A) como en Viana (N), si alguno deseaba aliñar o condimentar las aceitunas llamadas caseras las cogía entonces (por san Martín, 11 de noviembre), cuando estaban entre verdes y marrones, y tras darles varios cortes las introducían en orzas con agua fría, sal, tomillo, ajo, ''linojo ''(hinojo) y cáscara de naranja, teniéndolas durante algún tiempo hasta ''desverdiñarlas ''(quitarles el amargor que ahora se elimina en muy poco tiempo lavándolas con sosa). En esta época los aires tiran mucha aceituna al suelo. Por ello se dice el refrán: “San Martín y san Millán a coger olivas van. San Martín lleva la cesta y san Millán el costal”<ref>Véase también: ETNIKER EUSKALERRIA. ''La alimentación doméstica en Vasconia''. Bilbao: 1999, 2ª edición, pp. 345-347.</ref>.
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Para finales del mes de octubre comienzan a “pintar a negro” las primeras olivas<ref>Cuando la aceituna ofrece un tono morado oscuro uniforme, sin ennegrecer aún, se encuentra en el estado ideal para su recogida. Es en esta fase cuando contiene la mayor proporción de aceite, siendo a su vez más abundante la oleína (glicérido que aporta mayor finura al aceite). Al continuar madurando, cesa la formación de esta y aumenta la de estearina y palmitina. Por ello, iniciar la recogida en el momento adecuado incidirá decisivamente en la calidad del aceite. Una de las causas de cierre progresivo de los trujales tradicionales de este ámbito ha sido, precisamente, el de carecer de maquinaria moderna y personal cualificado que permitan obtener aceites con las garantías exigidas por el mercado actual.</ref>. A mitad del mes de noviembre ya se pueden coger y elegir aquellas que valen para consumo directo. Tanto en Moreda (A) como en Viana (N), si alguno deseaba aliñar o condimentar las aceitunas llamadas caseras las cogía entonces (por san Martín, 11 de noviembre), cuando estaban entre verdes y marrones, y tras darles varios cortes las introducían en orzas con agua fría, sal, tomillo, ajo, ''linojo ''(hinojo) y cáscara de naranja, teniéndolas durante algún tiempo hasta ''desverdiñarlas ''(quitarles el amargor que ahora se elimina en muy poco tiempo lavándolas con sosa). En esta época los aires tiran mucha aceituna al suelo. Por ello se dice el refrán: “San Martín y san Millán a [[Aceites|coger olivas]] van. San Martín lleva la cesta y san Millán el costal”.
  
 
El hielo arruga la oliva verde, las negras no tanto. Se llama ''rain ''en Moreda al agua helada que se pone por las mañanas en las ramas de los olivos. Si esto sucede no se pueden coger olivas hasta que no deshiela y desaparece el ''rain'', pues las hojas se caerían y el árbol quedaría desnudo, además de pasar mucho frío y por tanto resultar muy penoso el trabajo del agricultor.
 
El hielo arruga la oliva verde, las negras no tanto. Se llama ''rain ''en Moreda al agua helada que se pone por las mañanas en las ramas de los olivos. Si esto sucede no se pueden coger olivas hasta que no deshiela y desaparece el ''rain'', pues las hojas se caerían y el árbol quedaría desnudo, además de pasar mucho frío y por tanto resultar muy penoso el trabajo del agricultor.
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Últimamente en la recolección de la oliva de Moreda (A) se están utilizando redes que se extienden por el suelo, y el agricultor con un rastrillo de mano, arranca el fruto del árbol cayendo sobre la malla. Luego se retira la malla y se trasladan a cestos las olivas y de estos van a los sacos. Se transportaban a casa en remolques o en los cajones llamados ''sacapiedras ''de los tractores. Una vez ya limpias y escurrida el agua se llevaban en sacos al trujal donde se pesaban en una báscula, para el control de lo entregado, y se almacenaban junto a las aportadas por otros vecinos para su molturación posterior.
 
Últimamente en la recolección de la oliva de Moreda (A) se están utilizando redes que se extienden por el suelo, y el agricultor con un rastrillo de mano, arranca el fruto del árbol cayendo sobre la malla. Luego se retira la malla y se trasladan a cestos las olivas y de estos van a los sacos. Se transportaban a casa en remolques o en los cajones llamados ''sacapiedras ''de los tractores. Una vez ya limpias y escurrida el agua se llevaban en sacos al trujal donde se pesaban en una báscula, para el control de lo entregado, y se almacenaban junto a las aportadas por otros vecinos para su molturación posterior.
  
[[File:8.241 Recoleccion de oliva a ordeño. Moreda (A) 2015.JPG|center|600px|Recolección de oliva a ordeño. Moreda (A), 2015. Fuente: José Ángel Chasco, Grupos Etniker Euskalerria.|class=nofilter]]
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[[File:8.241 Recoleccion de oliva a ordeño. Moreda (A) 2015.JPG|center|600px|Recolección de oliva a ordeño. Moreda (A), 2015. Fuente: José Ángel Chasco, Grupos Etniker Euskalerria.]]
  
 
En los últimos años (2006-2011) la recolección de la oliva se ha ido mecanizando. Los olivareros tienden redes y lonas sobre el suelo, por debajo de las ramas del olivo, y con un vareador-vibrador a motor de uso manual sacuden y agitan las ramas de los olivos, haciendo caer las aceitunas sobre las redes, y cuando estas tienen suficientes olivas se recogen y se vacían en sacos de tela o a granel en cajones sacaúvas y remolques de tractores.
 
En los últimos años (2006-2011) la recolección de la oliva se ha ido mecanizando. Los olivareros tienden redes y lonas sobre el suelo, por debajo de las ramas del olivo, y con un vareador-vibrador a motor de uso manual sacuden y agitan las ramas de los olivos, haciendo caer las aceitunas sobre las redes, y cuando estas tienen suficientes olivas se recogen y se vacían en sacos de tela o a granel en cajones sacaúvas y remolques de tractores.

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Época

Para finales del mes de octubre comienzan a “pintar a negro” las primeras olivas[1]. A mitad del mes de noviembre ya se pueden coger y elegir aquellas que valen para consumo directo. Tanto en Moreda (A) como en Viana (N), si alguno deseaba aliñar o condimentar las aceitunas llamadas caseras las cogía entonces (por san Martín, 11 de noviembre), cuando estaban entre verdes y marrones, y tras darles varios cortes las introducían en orzas con agua fría, sal, tomillo, ajo, linojo (hinojo) y cáscara de naranja, teniéndolas durante algún tiempo hasta desverdiñarlas (quitarles el amargor que ahora se elimina en muy poco tiempo lavándolas con sosa). En esta época los aires tiran mucha aceituna al suelo. Por ello se dice el refrán: “San Martín y san Millán a coger olivas van. San Martín lleva la cesta y san Millán el costal”.

El hielo arruga la oliva verde, las negras no tanto. Se llama rain en Moreda al agua helada que se pone por las mañanas en las ramas de los olivos. Si esto sucede no se pueden coger olivas hasta que no deshiela y desaparece el rain, pues las hojas se caerían y el árbol quedaría desnudo, además de pasar mucho frío y por tanto resultar muy penoso el trabajo del agricultor.

A mediados de diciembre, a partir del día 8, festividad de la Inmaculada, después de todo un año trabajando y cultivando el olivo con sumo mimo y esmero, comienza la recogida de la oliva en Moreda (A), y termina a finales de enero, en casos de nieves incluso llega hasta mitad de febrero. Los olivos que presentan mucha oliva por estar muy cargados, maduran más tarde. Aunque en esto de las fechas influyen condiciones locales. En Viana (N), antaño, la recolección tenía lugar a partir de finales de diciembre o principios de enero, cuando el fruto estaba bien negro y maduro. El Trujal Cooperativo daba la orden de comienzo a veces incluso a primeros de enero o algo más tarde, por lo que se dejaba al fruto hasta fermentar. Ahora se recogen antes, algunas clases, como la arbequina, hacia el Pilar, 12 de octubre, pero depende siempre de cómo “haya ido el año”.

Forma

En el ámbito de estudio no se recolectan las olivas por medio del sacudido-vareo de las ramas para hacer caer las aceitunas sobre lonas colocadas en el suelo, procedimiento propio de campos extensos, al no ser el caso en estas comarcas con olivares de menor entidad. El procedimiento de recogida tradicional es mediante ordeño de las ramas pasando las manos con rapidez y echando el fruto a unos cestos o canastos que se llevan colgados del cuello. Los niños de antes cogían las olivas que se habían caído al suelo. Con el dedo o un palillo las sacaban de los agujerillos del suelo y las echaban dentro de una cesta (práctica que después se prohibió porque la mezcla de olivas afectaba negativamente a la calidad del aceite).

Cuando en los cestos hay recogidas bastantes olivas (esto se sabe por el peso) se vacían en sacos de tela o de yute. Se desaconseja echarlas en sacos de plástico ya que se recalientan y recuecen, llegándose a pudrir antes, además de no dejar escurrir el agua que desprenden[2].

Los sacos de olivas se transportaban a las casas en carros o en ganados aparejados con capazos y atados con sogas. Hoy se llevan a casa en mulas mecánicas y en tractores.

El método de recolección a ordeño es el generalizado en el ámbito que estudiamos. El uso de peines dálmatas, rastrillos o garras ha caído en desuso. El sistema del vareo no es práctica habitual y se reserva para la recolección de las ramas altas. La implantación de sistemas de recolección mecanizada como el uso de vibradores, ciclones aspiradores de oliva, etc., todavía no ha calado lo suficiente en los propietarios de los olivares de esta región.

Últimamente en la recolección de la oliva de Moreda (A) se están utilizando redes que se extienden por el suelo, y el agricultor con un rastrillo de mano, arranca el fruto del árbol cayendo sobre la malla. Luego se retira la malla y se trasladan a cestos las olivas y de estos van a los sacos. Se transportaban a casa en remolques o en los cajones llamados sacapiedras de los tractores. Una vez ya limpias y escurrida el agua se llevaban en sacos al trujal donde se pesaban en una báscula, para el control de lo entregado, y se almacenaban junto a las aportadas por otros vecinos para su molturación posterior.

Recolección de oliva a ordeño. Moreda (A), 2015. Fuente: José Ángel Chasco, Grupos Etniker Euskalerria.

En los últimos años (2006-2011) la recolección de la oliva se ha ido mecanizando. Los olivareros tienden redes y lonas sobre el suelo, por debajo de las ramas del olivo, y con un vareador-vibrador a motor de uso manual sacuden y agitan las ramas de los olivos, haciendo caer las aceitunas sobre las redes, y cuando estas tienen suficientes olivas se recogen y se vacían en sacos de tela o a granel en cajones sacaúvas y remolques de tractores.

La recolección es tarea fundamentalmente familiar, incluso en la actualidad en que son pocos los agricultores que viven exclusivamente del campo, por lo que se puede considerar agricultura a tiempo parcial. “Lo hace la gente de casa: la mujer, los hijos, algún amigo que te echa una mano, un poco todos”, señala un informante de Torres del Río (N)[3]. En función de los olivos que tenga una familia varía la producción, pero puede decirse que la producción media anual de una familia moredana oscila entre los 3000 y 4000 kilos de oliva.

En Viana (N) pueden observarse varias peculiaridades que distinguen la recolección de la oliva.

La recogida de la oliva a ordeño a mano limpia, hacía que algunos, para que no se les estropearan los dedos, usaran dediles de cuero, que cubrían tres dedos de cada mano, comenzando por el pulgar, pero sin tapar los extremos. A veces, pues los olivos de antes eran bastante altos, era necesario subirse al árbol, y lo hacían llevando un cesto delantero colgado al cuello con dos cuerdas en aspas atadas a las asas. Otras veces se los colgaban a la espalda, tipo mochila. En Viana las olivas nunca se han cogido por el sistema de apalear el árbol y poniendo mantas en el suelo para recoger el fruto como en otros lugares.

El fruto se introducía en sacos de tela de una capacidad de alrededor de tres robos, o 66 kilogramos, y se transportaban a lomos de animal. Otras veces en sacos de doble capacidad que los anteriores llamados costales. Se transportaban a pares a lomos de animal, provisto solamente de una manta, y atados con cuerdas.

Se procuraba coger las olivas por los propios de casa, incluso ayudaban muchas veces las mujeres y, en ocasiones, unos vecinos a otros. Los mayores terratenientes contrataban diariamente a los jornaleros en la plaza pública. Se decía que el mejor oficio era coger la oliva “porque no hay día, pues se hace pronto de noche”, con lo que resultaban muchas horas de trabajo y un jornal apetecible. Con un rastrillo limpiaban bien el suelo alrededor del olivo, pues creían que las pequeñas ramas y hojas perjudicaban al árbol si se dejaban por el suelo.

Una parte importante de olivas es recogida hoy por las cosechadoras que aspiran el fruto, lo limpian de hojas y ramas, y va directamente a un remolque. Se trata de la misma máquina que también sirve para vendimiar.


 
  1. Cuando la aceituna ofrece un tono morado oscuro uniforme, sin ennegrecer aún, se encuentra en el estado ideal para su recogida. Es en esta fase cuando contiene la mayor proporción de aceite, siendo a su vez más abundante la oleína (glicérido que aporta mayor finura al aceite). Al continuar madurando, cesa la formación de esta y aumenta la de estearina y palmitina. Por ello, iniciar la recogida en el momento adecuado incidirá decisivamente en la calidad del aceite. Una de las causas de cierre progresivo de los trujales tradicionales de este ámbito ha sido, precisamente, el de carecer de maquinaria moderna y personal cualificado que permitan obtener aceites con las garantías exigidas por el mercado actual.
  2. Hoy se aconseja el transporte a granel en cajas, remolques o contenedores rígidos. Nunca el transporte en sacos y mucho menos si son de plástico, porque las aceitunas, como se ha dicho, se pudren dentro. Los remolques y cajas de transporte deben estar limpios, sin restos de abono, pesticidas etc., ya que cualquier sustancia de este tipo puede contaminar el aceite que es al fin un producto destinado a la alimentación humana. Y la aceituna debe ser entregada en el trujal y molturada el mismo día de la recolección, o como máximo en un plazo de 48 horas, para evitar atrojamientos (por extensión almacenamientos perjudiciales para la estabilidad de la oliva).
  3. Eugenio MONESMA. “El aceite en Torres del Río” in Navarra: tradiciones y costumbres. Núm. 6. Huesca: 2006.