Reducción y pérdida de comunales

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los terrenos abiertos o comunes han ido perdiendo superficie y, en muchos casos, su régimen de disfrute abierto. En esto han incidido notablemente los despoblamientos que se han producido en el área rural y los cambios que han tenido lugar en los modos de vida durante la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo la reducción de los terrenos comunales viene de antes. En Vasconia peninsular las tierras comunales sufrieron un gran quebranto durante el siglo XIX; las Leyes de Desamortización obligaron, en casos, a la privatización de los antiguos comunales: esto trajo como consecuencia la desaparición de instituciones comunitarias que regulaban su uso como ocurrió, por ejemplo, en Álava con las Comunidades de Izki Alto e Izki Bajo y con la Hermandad de Ayala, que regía los pastos de Sierra Salvada.

Otra de las causas de su privatización fueron las deudas contraídas por los municipios para el mantenimiento de las tropas durante las guerras que asolaron Vasconia peninsular durante el siglo XIX. Muchos ayuntamientos adjudicaron lotes de tierra comunal a particulares que pudieran pagarles con dinero; fue el modo de obtener recursos para saldar aquellas deudas. Este hecho aflora repetidas veces en nuestras encuestas: en Sangüesa (N) una buena parte de los terrenos comunales fueron vendidos a lo largo del siglo XIX debido a las necesidades surgidas como consecuencia de los distintos periodos bélicos; también en Urkabustaiz-Abecia (A) atendiendo a una petición de la Diputación Foral de Álava se vendieron en el siglo XIX roturas comunales a vecinos de la propia localidad para sufragar los gastos de la guerra; en Zeanuri (B) se recuerda que la venta en parcelas del monte comunal se debió a las deudas contraídas por el ayuntamiento durante las guerras carlistas.

En muchos municipios del interior de Bizkaia perviven aún instituciones de carácter consuetudinario, de ámbito vecinal, que reciben el nombre de kofradiak, cofradías; su organización y solidez han estado en función de los terrenos comunales que usufructuaban; subsistieron como organismos consuetudinarios hasta avanzado el siglo XIX. Fue sobre todo en la segunda mitad de aquel siglo cuando se procedió a la privatización de su patrimonio comunal lo que originó su decadencia y ruina.

En Gipuzkoa la desaparición de los comunales se ha constatado (por lo que a las localidades encuestadas se refiere) en Astigarraga, Berastegi, Elgoibar o Getaria. En otros puntos, como en Beasain, Oñati y Hondarribia la figura del comunal se mantiene de forma casi testimonial.

En Vasconia continental, los poderes públicos impulsaron en la segunda mitad del siglo XVIII las particiones y ventas de los comunales; incluso las roturaciones estuvieron exentas de todo tributo por algún tiempo. Debido a este proceso, a los pasturajes de verano se les hizo retroceder hacia los altos. Pero en realidad no hubo muchas ventas de comunales. Durante la Revolución Francesa fueron suprimidas las instituciones del Antiguo Régimen y entre ellas las entidades territoriales que recibían el nombre de pays (p. ej. Pays de Soule, Pays de Cize) y que ostentaban la titularidad de las tierras comunales; en consecuencia éstas pasaron a ser propiedad de los municipios.

Pero esta situación se recondujo en 1838 cuando se establecieron los Sindicatos territoriales que asumieron la titularidad y la gestión de las tierras comunales de aquellos municipios colindantes que se hubieran asociado. Con esto quedaban salvaguardados los intereses de los pastores[1].

A pesar de las adversas circunstancias que han sufrido, los patrimonios comunales cuentan todavía en Vasconia con un gran significado espacial pero su reparto dista de ser homogéneo en el conjunto de los territorios. En Bizkaia su presencia es prácticamente testim onial; es más importante en Gipuzkoa y en Vasconia continental, sobre todo en Baja Navarra y Zuberoa; Navarra y Álava disponen aún de importantes extensiones de tierras comunales, en especial bosques y pastos.


 
  1. Eugène GOYHENETCHE. Le Pays Basque. Soule-Labourd-Basse Navarre. Pau, 1979, p. 313.