Regalos de los padrinos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Hasta la década de los años treinta no era muy común el que los padrinos hicieran regalos a los ahijados con ocasión del bautizo. La razón que se aduce en muchas localidades es la carencia de dinero para ello (Moreda, Ribera Alta, Treviño-A; Nabarniz, Orozko, Urduliz, Zeanuri-B; Beasain, Bidegoian, Elgoibar, Ezkio, Zerain-G; Allo, Aoiz, Monreal, Viana-N). Los obsequios de los padrinos tenían su lugar más propio el día de la primera comunión de los ahijados o cuando éstos contraían matrimonio. También tuvo gran difusión antaño la costumbre de regalar el día de pascua un pan especial a los ahijados como se dirá más tarde.

Sin embargo no aguardaban, sobre todo las madrinas, tanto tiempo para expresar su vinculación con el ahijado o ahijada. En Viana (N) señalan que la madrina regalaba al pequeño alguna ropilla confeccionada por ella misma. En Arberatze-Zilhekoa (BN) encargaban su confección al ropero de las religiosas. En Zeanuri (B) solamente las madrinas de buena posición económica, etxagunek, obsequiaban con ropas a sus ahijados pequeños.

Los obsequios en prendas de vestir, ropa para la cuna, zapatitos, sonajeros y chupetes se hicieron más comunes cuando la gente comenzó a disponer de más medios económicos (Apodaca, Artziniega, Salvatierra-A; Abadiano, Amorebieta-Etxano, Muskiz, Urduliz, Zeanuri-B; Telleriarte-G; Allo, Aoiz, Artajona, Izal, Izurdiaga, Monreal-N). Si la madrina era rica incluso llegaba a regalar la cuna (Berganzo, Valdegovía-A) o el mantón con que cubrían al niño en el bautizo y el alfiler del babero (Durango-B; Sangüesa-N).

En Zerain (G) aguardaban a que la criatura creciera un poco; si era niño le regalaban un par de zapatos o unos pantalones, si era niña un vestidito o pendientes.

También se anotan entre las aportaciones de la madrina la vela y el pañuelo blanco que se empleaban en la ceremonia del bautizo (Amézaga de Zuya-A; Obanos-N) y por parte del padrino el agasajo al que se invitaba a los asistentes en un bar cercano a la iglesia (Nabarniz-B; Hondarribia-G) o los gastos que ocasionaba el bautizo (Ajuria, Carranza-B; Goizueta-N).

En la década de los años sesenta se generalizó la costumbre de que la madrina regalara aritos o pendientes a sus ahijadas (Amézaga de Zuya-A; Carranza, Durango, Lemoiz, Urduliz-B; Getaria, Hondarribia, Telleriarte-G; Sanguesa-N).

Más recientemente los padrinos obsequian al ahijado o a la ahijada con una medalla de oro o plata con su cadenita. (Bernedo, Mendiola-A; Durango, Lemoiz, Muskiz-B; Hondarribia-G; Goizueta, Obanos, Sangüesa-N; Donibane-Garazi-BN).