Regalos entre los novios

En tiempos pasados existió la costumbre en algunas localidades de que la novia regalase a su futuro marido una camisa con la que se vestía el día de la boda.

Una informante de Obanos (N) recuerda que cuando era niña le pidieron en una ocasión que llevase la camisa del novio. Esta prenda la preparaba la novia o su familia para el novio, era muy fina y a veces tenía chorreras. Se enviaba a la casa del chico antes de la boda. La informante dice que les gustaba cumplir con este tipo de recados porque siempre les daban algo en las dos casas.

En el Valle de Baztan (N) la hermana de la novia se desplazaba a caballo durante el transporte del arreo llevando en su halda una camisa para el novio[1].

En Liginaga (Z) era costumbre que antes del casamiento el novio regalase a la novia un traje y que ella le obsequiase a él con una camisa.

En Salvatierra (A) ha sido habitual que el novio regale a la chica el vestido de boda y los anillos y que la novia compre para él la camisa y los zapatos. A veces también le regalaba a la novia el traje para el viaje de luna de miel.

En Orozko (B) y Zerain (G) el día de la segunda proclama la chica obsequiaba a su novio con una camisa.

En algunas localidades se ha constatado una costumbre antigua consistente en que el cónyuge adventicio regalase camisas a sus cuñados. En Liginaga (Z) si la novia pasaba a vivir por matrimonio a la casa del novio, debía regalar una camisa a cada uno de los hermanos de éste y si era el chico quien se desplazaba a la casa de la muchacha debía hacer lo mismo con los hermanos de ella[2]. Una informante de Elosua (G) recuerda que cuando se casó, a principios de la década de los treinta, llevó a las hermanas y hermanos del novio una camisa a cada uno. Al padre y a la madre camisetas. En Abadiano (B) en tiempos pasados también se practicaba esta costumbre, pero hace mucho que debió de abandonarse; se recuerda el caso de una novia que regaló a su suegra una camisa porque en una tienda le dijeron que así le correspondía. Sin embargo, en la mayoría de las localidades encuestadas esta costumbre resulta desconocida.

Según recogió la encuesta del Ateneo, en Caparroso (N), entre la gente humilde, la novia regalaba al novio y a su acompañado o padrino una boina a cada uno y a la madre de aquél un mantón. Entre los que tenían una cierta posición obsequiaban al novio con la camisa que debía llevar a la ceremonia. El novio a su pareja con la mantilla con la que había de casarse. En Falces (N) en las clases altas era de rigor que el novio regalase a la novia una pulsera o aderezo completo de oro, además del traje y mantilla que la chica debía vestir en la ceremonia y la novia al novio una camisa con botonadura y el anillo nupcial. En las clases humildes el novio no estaba obligado a obsequiar a su pareja pero ésta debía regalarle la camisa y los calzoncillos que había de llevar el día de la boda y al padrino una boina[3].

En núcleos pequeños o en localidades de población dispersa, unas fechas antes de la boda fue común que los novios, acompañados de algún familiar, se desplazaran a alguna localidad cercana importante para encargar los trajes de boda, comprar algunas prendas especiales o joyas y regalos para lucirlos en la ceremonia del casamiento. Esta costumbre tampoco era ajena a las poblaciones de cierta entidad o a las villas, en cuyo caso las personas de cierta posición se trasladaban a la capital con igual finalidad.

Obsequios a la novia. Urreria. Orozko (B), 1969. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Habitualmente la ofrenda de regalos ha sido recíproca entre los novios y los obsequios más habituales han consistido en prendas de vestir y en joyas y adornos personales. En Zerain (G) el novio, un mes antes de la boda, iba con su novia y dos mujeres más que le asesoraban, a comprar las galak para la novia. Consistían éstas en un pañuelo para el cuello, gala lepokoa, generalmente de color rojo; falda roja de bayeta, gona gorrie, zapatos y medias finos, zapata ta galtzerdi fiñek y un libro de oraciones o un rosario, meza-liburua edo errosarioa. El novio compraba para sí un ceñidor, gerrikoa, y un chaleco negro de "Bayona", elastiko fiñe beltza. En Ezkurra (N) antes del casamiento el novio y la novia, acompañados por un familiar de cada uno, iban a Pamplona (antaño a Doneztebe) a comprar algunos regalos. A esta salida se le llamaba galak atera y durante la misma el novio compraba o encargaba el traje de boda para su novia y diversas prendas para los hermanos y hermanas de la misma. La novia regalaba una sortija a su novio[4]. En Améscoa (N) algunos días de la boda los padres de ambos novios con ellos solían ir a Estella a "sacar las galas", es decir, a comprar los vestidos y trajes de la boda. Si la boda era del agrado de los padres del novio, compraban en ese día algún regalo para la novia[5]. En Lekunberri (N) el novio solía pagar en Pamplona las galak de la novia, consistentes en la ropa de la misma, así como el anillo de boda y algún otro regalo.

En Amézaga de Zuya (A), en ocasiones, la novia podía regalar a su pareja alguna prenda de vestir o viceversa. En Bernedo (A) los obsequios que se solían hacer entre ellos consistían normalmente en prendas para la boda. En Mendiola (A) ha sido normal que se hiciesen regalos mutuamente antes de la boda como pulseras, sortijas, pendientes, pañuelos o corbatas. En Izal (N) los novios se intercambiaban regalos entre sí que normalmente consistían en alguna joya. En Busturia (B) también se hacen obsequios, normalmente un anillo. En Ezkio (G) se ha convertido en tradición que el traje de boda de la novia se lo regale el novio, así como el anillo.

En Donoztiri (BN) es costumbre que el novio regale a la novia lo que popularmente se conoce como urreria, esto es, el juego completo de pendientes, broche, collar y sortija, eraztuna. La novia, a su vez, obsequia a su pareja con un reloj, gemelos de camisa y sortija. En Uharte-Hiri (BN) el novio ofrece dos sortijas y un collar, xena, a su futura mujer, mientras que ella le regala gemelos de oro para los puños de la camisa.

La naturaleza y la importancia de estos regalos variaba dependiendo de la posición económica de las familias a las que perteneciesen ambos novios.

En Treviño (A) se solían hacer obsequios entre los contrayentes según el nivel económico que tuvieran. Hace años entre las clases pudientes el novio regalaba a la novia un anillo o una pulsera y a cambio ésta le daba un alfiler de corbata o unos gemelos. En la actualidad se ha generalizado el hacer regalos.

En Artajona (N) los futuros esposos se intercambiaban regalos entre ellos en los días previos a la boda. Hasta los años cuarenta o cincuenta la novia solía darle calcetines, pañuelos, colonias y los más pudientes un reloj. El novio le regalaba mantillas, pañuelos, medias y los más adinerados una pulsera. Hoy en día también se realizan regalos que en la mayoría de las ocasiones consisten en joyas.

En Gamboa (A) entre ellos, si tenían dinero se regalaban prendas de vestir o adornos como pendientes o anillos. También podían hacerse pequeños regalos con motivo de la boda como billeteras, alguna joya, etc.

En algunas poblaciones la costumbre de obsequiarse mutuamente con regalos parece reciente. En San Martín de Unx (N) antiguamente los novios apenas se intercambiaban regalos. Ahora, en cambio, sí lo hacen: el novio, por ejemplo, regala a la chica anillos o piezas de bisutería, y ésta le obsequia a él con un reloj. En Allo (N) el regalo que los novios se hacen recíprocamente el día de la boda consiste en algún objeto de adorno personal o en una prenda de vestir. La costumbre de hacerse estos regalos es relativamente reciente. En Lezama (B) hoy en día el novio regala a la novia una sortija de pedida.

En otras ocasiones, como en la anterior localidad vizcaina, los obsequios los ofrecía sólo el novio. En Markina (B) los regalos, en caso que los hubiese, normalmente los hacía el chico a la chica. En Gatzaga (G) no es costumbre que el chico obsequiase a la joven con algún regalo salvo, en muy contadas ocasiones, el anillo de boda. Hay quien señala que el joven que hiciese un regalo a su novia podía ser considerado por sus compañeros como un tanto débil, poco hombre[6].


 
  1. Francisco ARRARAS. “Bodas de antaño” in CEEN, VI (1974) p. 25.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. “Material es para un estudio del pueblo vasco en Liginaga (Laguinge)” in Ikuska. Nº 10-13 (1948) p. 82.
  3. EAM, 1901 (Arch. CSIC. Barcelona) IIDd.
  4. José Miguel de BARANDIARAN. “Estudio etnográfico de Ezkurra” in AEF, XXXV (1988-1989) p. 58.
  5. Luciano LAPUENTE. “Estudio etnográfico de Améscoa” in CEEN, III (1971) p. 143.
  6. Pedro Mª ARANEGUI. Gatzaga; una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 141.