Remedios

Apenas se han recogido prácticas para solucionar estos problemas salvo la sección del frenillo como se ha indicado antes, la asistencia a centros especializados en niños sordos para que aprendan a hablar y el educar a los tartamudos para que logren pronunciar sin aturrullarse. Las únicas prácticas curativas a las que se ha recurrido han sido de naturaleza creencial.

En Abadiano y Durango (B) cuando a un niño le costaba mucho soltarse a hablar se le daba “pan de los pobres”, es decir, del pan que llevaban los mendigos cuando iban pidiendo por las casas. En la Montaña Alavesa para que el niño hablase pronto se consideraba bueno darle de comer pan que hubiese sido recogido por un mendigo[1].

En Carranza (B) cuando un pordiosero llegaba a una casa donde había niños le cambiaban el pan y el que traía el pobre se lo daban a comer a los niños para que no se les trabase la lengua y hablase con soltura[2].

En Izurdiaga (N) para que los niños rompiesen a hablar se les solía mojar la boca con agua bendita del Sábado Santo, que en todas las casas tenían en el aguabenditera.


 
  1. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “Folklore de la Montaña Alavesa” in AEF, XX (1963-1964) p. 26.
  2. Recogido por José Miguel de BARANDIARAN: LEF. (ADEL).