Remedios aplicados a los heridos por el rayo

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En la mayor parte de las localidades encuestadas los informantes desconocen la existencia de heridos por el rayo o como dicen en Apodaca (A); Beasain, Bidegoian (G); Murchante, Tiebas e Izurdiaga (N), sólo han conocido muertos. Las personas consultadas suponen que al que le cae un rayo muere al instante carbonizado por lo que no se puede hacer nada por él.

En Arraioz (N) una de las informantes ha conocido dos casos de afectados por el rayo. Una de las personas murió y la otra quedó herida en el suelo. Según cuentan, tuvieron que levantarla ya que no podía hacerlo por sí misma. Decían que si permanecía en contacto con la tierra podía morir.

En Allo (N) no se recuerda la existencia de heridos pero sí de alguna persona que quedó momentáneamente paralizada por los efectos de la descarga y que pronto se recuperó.

En Hondarribia (G) señalan que había temor a socorrer a quien había sido alcanzado por el rayo, pues se pensaba que daba calambre.

En las poblaciones en las que se ha obtenido una respuesta los informantes opinan que habrá que tratar al herido de sus quemaduras (Valdegovía-A, Elgoibar-G).

En Arrasate (G) si se producían quemaduras se aliviaban embadurnando el cuerpo con aceite, manteca o sebo. También utilizaban agua con vinagre. En Viana (N) aplicaban sobre la herida aceite y agua batidos.

En Berastegi (G) se untaba la parte afectada con un preparado que llamaban vejeto y que aliviaba la quemazón.

En Goizueta (N) piensan que en caso de que un afectado quedase vivo, hasta que viniese el médico se debía proceder igual que con las quemaduras por fuego.

En Carranza (B) han oído hablar de algunos que se han salvado de milagro pero se conocen pocos heridos a causa de este meteoro y se supone que su tratamiento debe ser similar al de un quemado.

En Abadiano (B) dicen que la persona afectada por el rayo, cuando estaba inconsciente y parecía muerta, reaccionaba ante unos zarandeos. En Lemoiz (B) recomiendan ponerla en movimiento.

En Oñati (G) se intentaba moverle piernas y brazos. Si le dejaba alguna quemadura se trataba con erre-trapuak (trapos de quemaduras) y en Astigarraga (G) si la herida no revestía especial gravedad se podían aplicar erre-zatarrak. Ambos remedios consistían en unos emplastos hechos con paños de distintos tamaños en los que se ponían pomadas caseras, hechas con aceite, cera y otros componentes, iguales a los utilizados para las quemaduras y en el capítulo donde se tratan las lesiones de la piel se describen detalladamente.

En Muskiz (B) se le realizaban masajes cardiacos, respiración artificial y se le curaban las quemaduras.