Remedios contra los dolores de cabeza

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Para aliviar estos dolores se recurre en los últimos tiempos a productos farmacéuticos que actúan como analgésicos pero en el pasado se ponían en práctica otros remedios de naturaleza muy diferente.

Reposo en cama

El remedio más sencillo ha consistido en acostarse en la cama a oscuras y en silencio para que poco a poco se vaya calmando el dolor o al menos para aliviar las molestias que ocasiona.

Se recomienda el reposo (Lezaun-N) en cama (Apodaca-A, Telleriarte-G), a ser posible en oscuridad (Ribera Alta-A, Durango-B, Arraioz-N) y con los ojos cerrados (Aoiz-N). En Amézaga de Zuya, Mendiola y Moreda (A) permanecer recostado en una habitación a oscuras y sin ruidos. En Abadiano (B) acostarse y estar a oscuras y relajado. En Lekunberri (N) cuando el dolor es excesivamente fuerte meterse en la cama y permanecer a oscuras.

En Zerain (G) poner la habitación a oscuras y tumbarse en la cama con un paño en la frente empapado en agua fría. En Beasain (G), cuando se trata de una jaqueca, permanecer en la cama a oscuras y con un trapo mojado aplicado en la frente.

Aplicación de cataplasmas

El remedio más extendido para calmar el dolor de cabeza ha sido el consistente en aplicar sobre la frente un paño empapado en agua fría. Así se ha constatado en Apodaca (A), Aoiz y Lekunberri (N).

En Abadiano (B) consideran que ayuda a calmar las molestias aplicar paños mojados y fríos, con agua, hielo o nieve, en la zona donde duele. En Durango (B) una bolsa de hielo.

En Lemoiz (B) combatían este dolor poniendo un trapo húmedo en la frente o en su defecto seco.

En Amézaga de Zuya (A) paños de leche fría en la frente. En Gorozika (B) un paño de hilo, arizko trapua, mojado en leche fría o en agua fría. En Olaeta (A) también trapos de hilo blanco humedecidos en leche fría[1].

En unas cuantas localidades se ha constatado la costumbre de sustituir el agua por vinagre. En Zerain (G) se envolvía la cabeza al afectado en un paño bien mojado en el mismo. En Goizueta (N) se le aplicaba en la frente un paño mojado en vinagre y a veces en vez de éste se utilizaba alcohol. En Durango (B) y Donoztiri (BN) también un paño humedecido en vinagre.

En Arraioz (N) antaño se ponía un paño empapado en una mezcla de vinagre, bicarbonato y sal.

También era frecuente recurrir indistintamente tanto al agua como al vinagre. En Bedarona (B) y Hondarribia (G) se ponía un trapo mojado en agua fría o en vinagre. En Valle de Erro (N) paños humedecidos con agua o con vinagre y “se ataba la cabeza con un pañuelo bien prieto”.

En Bidegoian (G) un paño mojado en vinagre en la frente, que tenía el inconveniente de que llagaba la piel. También paños mojados en agua fría o incluso hielo entre dos paños en el caso de tratarse de una jaqueca.

En Valdegovía (A) paños de agua o agua y vinagre; en ambos casos se debían poner fríos e incluso aplicar hielo.

En Mendiola (A) un paño empapado en agua fría o vinagre o sal en la frente.

Con la misma finalidad descrita se ha utilizado el alcohol o productos que contengan un cierto contenido alcohólico.

En Amézaga de Zuya (A) se colocan trapos con alcohol sobre la frente. En Ribera Alta (A) un paño empapado en alcohol y fuertemente apretado. En Sangüesa (N) sobre la frente y las sienes.

En Elgoibar (G) era muy común frotar la zona con alcohol y luego empapar un paño también en alcohol y atárselo rodeando la cabeza.

En Apellániz (A) se aplicaba un paño humedecido con colonia.

A menudo se han utilizado indistintamente agua, vinagre o alcohol.

En Carranza (B) antaño no se solía tratar este problema hasta que resultaba realmente molesto. Se colocaban entonces sobre la frente paños empapados en vinagre que se remojaban continuamente para mantenerlos frescos y también paños con agua fría, alcohol o colonia.

En Astigarraga (G) antiguamente se mojaba un trapo en vinagre, agua fría o coñac y se colocaba sobre la frente, preferentemente al ir a la cama. Refrescaba y calmaba la cabeza.

En Améscoa (N) se aplicaban paños empapados en vinagre, aguardiente o alcohol. En Viana (N) un pañuelo mojado en vinagre o en agua de colonia. En Pipaón (A) paños de agua fresca en la frente o en la nuca, también de alcohol o de colonia.

Muy diferente a lo visto hasta ahora era la aplicación de calor sobre la frente.

En Agurain (A) contra los males de cabeza se colocaba una bolsa con ceniza. En Mendiola (A) se ponía una media o un calcetín relleno con ceniza de la cocina.

En Izal (N) paños mojados y también bolsas con salvado caliente, en seco, que se preparaba en una sartén. En Viana (N) un paño caliente aplicado en la cabeza.

En Obanos (N) para las neuralgias se aplicaba calor con un pañuelo negro atado como para los dolores de muelas, paperas y oídos.

En Murchante (N) tomaban papel de estraza, un papel grueso que tiene la propiedad de no quemarse, lo humedecían en alcohol y le prendían fuego. Una vez que se había apagado la llama lo colocaban en la frente. Este remedio dejó de utilizarse en la década de los treinta. Posteriormente se extendió la costumbre de colocar sobre la frente un pañuelo empapado en alcohol.

Otra práctica ha consistido en preparar cataplasmas con productos vegetales.

En Agurain (A) se recurría a la milenrama (Achillea millefolium) que se colocaba en la frente en forma de cataplasma. También se aplicaba árnica (Arnica montana) macerada en alcohol de 96º; se empapaba un trapo, gasa o algodón y se posaba sobre la frente.

Milenrama, milorria. Fuente: Dioscórides. Pedacio Dioscórides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos: edición de 1566. Madrid: Fundación de Ciencias de la Salud, 1999.

Infusiones

En Apodaca (A) recomiendan tomar una infusión de manzanilla, tila o té de roca. En Aoiz (N) también de manzanilla.

Según una comunicante de San Martín de Unx (N) no hay jaqueca que se resista a una infusión de manzanilla del término de Valgatuna, que es “lucidisma”.

En Agurain (A) se toma manzanilla (Matricaria chamomilla) en infusión cuando el dolor se achaca a causas digestivas.

En Hondarribia (G) se resuelve con infusiones de sagatxa, hojas de sauce (Salix alba).

Sauce, sahatsa. Fuente: Archivo particular Familia de Iñaki Zorrakin Altube.

En Zerain (G) cocían la envoltura de la castaña, kaztañan morkotza, y bebían el agua obtenida.

En Obecuri (A) tomaban una tisana de raíz de ortiga cuando pensaban que era consecuencia del catarro que había pasado a la sangre.

En Sara (L) tomaban cocimiento de maiatz-belarra, primera hierba de mayo[2].

En Zeanuri (B) se tenía por buena el agua de virgaza o hierba de los pordioseros, aien ezkerren ura[3].

Aihen ezkerra, hierba de los pordioseros. Fuente: Archivo particular Familia de Iñaki Zorrakin Altube.

En Goizueta (N) tomaban infusiones de Ama Birjina belarra (Chrysosplenium alternifolium).

En Bedarona (B) los que sufrían de agotamiento físico o nervioso a causa del trabajo o por culpa de otros problemas y como consecuencia tenían dolor de cabeza, solían tomar la infusión de una planta llamada astomendea.

En Elosua (G) contra los dolores de cabeza se consideraba bueno tomar agua de carrasquilla ya que adelgazaba la sangre. En Zerain (G) también tomaban una infusión de aladierna, karraskillua.

Vahos

Otro de los remedios aplicados para este tipo de dolor ha consistido en tomar vahos, sobre todo cuando tenía su origen en un catarro.

En Amézaga de Zuya (A) vahos de saúco, lapa o eucalipto si el dolor era causado por un catarro. En Obecuri (A) igualmente de flor de sabuco (Sambucus nigra). En Aoiz (N) quemaban la flor del saúco e inhalaban sus vahos. En Izal (N) se toman baños con vapores de esta especie vegetal.

En Zerain (G) cuando los dolores de cabeza eran frecuentes se tomaban los vahos obtenidos de cocer la envoltura de la castaña en agua.

Castaño, gaztainondoa. Fuente: Archivo particular Familia de Iñaki Zorrakin Altube.

En Olaeta (A) si alguien padecía de dolor de cabeza, catarro o alguna otra indisposición, se quemaban sobre el fuego, colocadas sobre la pala de los talos, flores de San Juan, Doniane lorak, que se tenían guardadas en casa. Su vaho lo recibía el enfermo con la boca abierta[4].

En Liginaga (Z) se curaban tomando vahos de agua caliente.

Descongestión de la cabeza

En las Encartaciones de Bizkaia para hacer que la sangre aglomerada en la cabeza a causa de un fuerte dolor “bajase” se solía tomar un baño de pies preparado con agua templada, polvo de ceniza y sal[5].

En Muskiz (B) dicen también que introducir los pies en agua caliente descongestiona la cabeza.

En Bidegoian (G) cuando este dolor era síntoma de un catarro se tomaban baños de pies con agua caliente y sal antes de acostarse.

En Zerain (G) también se tomaban baños de pies antes de ir a la cama con agua donde se había cocido un puñado de ortigas, asunak, cola de caballo, azari-buztana, y parte del ramillete de San Juan, San Juan erramilletea. En Bedarona (B) en agua caliente de ortigas.

En Sara (L) en los casos de dolor de cabeza, cabeza cargada y desazón se recurría a baños de pies introduciendo éstos en agua caliente en la que echaban algunas plantas como cola de caballo, azeri-buztana, y ortiga además de sal.

En Zerain cocían dos tortas de maíz, las colocaban en las plantas de los pies, se ponían los calcetines y los dejaban hasta la mañana siguiente. Lo mismo se hacía pero con dos tortas a las que se habían añadido tres o cuatro ajos.

En Ribera Alta (A) se recomendaba andar durante un tiempo descalzo sobre un suelo de terrazo.

En Liginaga (Z) se recurría a las sangrías cuando había alguna congestión en la cabeza. Decían que esto servía odolen anpletzeko, para hacer reposar la sangre. En Zerain en tiempos pasados también se hacía una sangría.

En Arberatze-Zilhekoa (BN) por miedo a padecer congestión cerebral se sangraban de la oreja todos los años por primavera. No se sangraba cada uno a sí mismo sino que lo hacían unos a otros. La operación se denominaba sangratia y se practicaba de modo similar a como se hacía a las ovejas y a los cerdos. Se golpeaba la oreja con un pequeño bastón para impedir la coagulación y favorecer que la sangre corriese. Las mujeres, incluso las fuertes, no lo hacían.

Remedios varios

En Berganzo (A) para el dolor de cabeza se daban baños de agua fría.

Una de las personas encuestadas en Allo (N) cuenta que a un hermano suyo que de joven padecía de fuertes dolores de cabeza, le echaban, siempre por sorpresa, un jarro de agua fría. Asegura que de la impresión que le producía le remitía el dolor.

En Muskiz (B) recomiendan pasear por sitios tranquilos para despejar la cabeza y en Ribera Alta (A) salir a la calle y tratar de respirar aire puro.

En Liginaga (Z) lavarse con el rocío de la mañana de San Juan. En Sangüesa (N) aplicar en los pulsos o en las sienes agua fresca, hielo o paños humedecidos en vinagre.

En Astigarraga (G) un remedio hoy abandonado consistía en comer crudo en ensaladas diente de león. Se dice que aliviaba los dolores.

En Agurain (A) masticaban después de las comidas unas cuantas bayas de enebro (Juniperus communis), seis u ocho.

En Zeanuri (B) se ponían ortigas en la nuca[6].

En Moreda (A) recordaban abstenerse de beber alcohol ya que su consumo en exceso causa dolor de cabeza; también tomar una buena taza de café muy cargado; en Ribera Alta (A) un café bien cargado y sin azúcar y en Allo (N) café negro muy cargado y sin leche ni azúcar. En Moreda dicen que se alivia el dolor atándose un pañuelo de algodón que sujete bien la cabeza desde la frente hasta la nuca; este pañuelo es conocido con el nombre de zorongo. En Obecuri (A) también recomendaban atarse un pañuelo a la frente.

En Carranza (B) según algunos testimonios recogidos, para aliviar el dolor de cabeza se debe inclinar ésta hacia atrás lo más que se pueda y mantenerla en esa postura bastante tiempo; se repite la operación varias veces y así se calma el dolor. En esta misma población vizcaina hay quien recuerda un remedio consistente en frotar las llenes, sienes, con mantequilla. En Sangüesa y Viana (N) se ha recurrido igualmente a dar masajes con los dedos en las sienes.

En Bermeo (B) se cortaba una patata en rodajas y se aplicaban éstas sobre la frente y las sienes sujetándolas mediante un pañuelo que se ataba a la cabeza.

Remedios mágicos

En Obecuri (A) recomendaban rodear la cabeza con la camisa de una culebra, es decir, la piel que dejan en el campo las serpientes al mudar. En Lagrán (A) se colocaba igualmente alrededor de la cabeza la camisa de una culebra[7] y en Dima (B) en la frente[8]. En Apellániz (A) se creía que ésta, puesta sobre la cabeza del que padecía el dolor, se lo calmaba.

Según Thalamas en Vasconia continental se daba varias veces la vuelta a la cabeza del enfermo con un amuleto. Si se trataba de un niño su madre debía contar en varias ocasiones nueve granos de sal y friccionar las extremidades de los brazos y los puños del niño[9].

En Bermeo (B) una de las plantas que componían el llamado ramillete de San Juan, San Juan kargillea o San Juan bedarrak, que se preparaba la víspera de esta fiesta solsticial era la ruda, boskotxa. Se conservaba todo el año por atribuírsele cualidades extraordinarias. El aroma que despide esta planta se consideraba un remedio excelente para combatir el dolor de cabeza.

En Apellániz (A) el día de San Juan las mozas solían ir a la fuente a beber agua, evitando así esta dolencia durante todo el año. Decían también que lavándose la cabeza con el rocío de la madrugada de dicho día se lograba el mismo fin.

En Liginaga (Z) la madrugada de la fiesta de San Juan muchos iban a la fuente próxima a la ermita de San Juan de Zihiga a lavarse la cara. A esto le atribuían virtud, entre otros dolores, contra los de cabeza. También se decía que se curaban lavándose con el rocío de la mañana de San Juan.

En Baja Navarra algunos visitaban la fuente de Andredena Mariako Iturria, en el bosque de Ostabat, donde los devotos se lavaban cara y manos en el agua que allí manaba, depositando mechones de cabello al pie de la roca las personas que obtuvieron la curación[10].

En Amezketa (G) se creía que si se arrojaban al fuego los cabellos cortados no se sentía dolor de cabeza en todo el año[11]. En Arrona (G) se creía que si el hombre levantaba del suelo su cabello recién cortado no solía tener dolor de cabeza.

También se ha recogido la recomendación de tomar leche el primero de mayo para no padecer dolores de cabeza durante el año, costumbre conservada en el dicho “Maialen eguna, esne-eguna” (Uno de mayo, día de leche)[12].

Medicamentos

En la actualidad se ha generalizado el empleo de analgésicos para calmar el dolor de cabeza, hay quienes toman uno de estos comprimidos al menor síntoma.

El fármaco al que más se ha recurrido ha sido la aspirina, hasta el punto de que este nombre comercial se ha convertido en común y sinónimo de analgésico (Apodaca, Mendiola, Obecuri, Pipaón, Ribera Alta, Valdegovía-A; Muskiz-B; Astigarraga, Beasain, Elgoibar, Hondarribia, Zerain-G; Aoiz, Arraioz, Izurdiaga, Lekunberri, Lezaun, San Martín de Unx, Tiebas-N).

Otro analgésico que recuerdan los informantes ha sido el optalidón (Mendiola-A, Astigarraga-G, Obanos-N).

En Allo (N) antes de la aparición de las aspirinas y los optalidones ya se recurría a la botica donde se administraba “un sello grande”, una especie de pastilla comestible de un material parecido al barquillo y en cuyo interior llevaba la medicina. Lo tomaban entero con un poquito de agua para ayudar a tragarlo porque era tan grande que costaba pasarlo. En San Martín de Unx (N) también se recurrió al llamado “Sello Yer”.

En Astigarraga (G) generalmente se ha tratado este dolor con pastillas y en algún caso se ha recurrido a la acupuntura.


 
  1. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 234.
  2. Según Ángel GOICOETXEA es posible que se trate del lampazo mayor, Arctium lappa, en euskera maite bedar, al que las gentes atribuían propiedades depurativas de la sangre. Vide Capítulos de la medicina popular vasca. Salamanca: 1983, p. 40.
  3. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 234.
  4. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 234.
  5. Recogido por Marcos MAGUNAGOIKOETXEA: LEF. (ADEL).
  6. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 230.
  7. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “La medicina popular en Álava” in Homenaje a D. Joaquín Mendizabal Gortazar. San Sebastián: 1956, p. 256.
  8. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 234.
  9. Juan THALAMAS LABANDIBAR. “Contribución al estudio etnográfico del País Vasco continental” in AEF, XI (1931) p. 64.
  10. Ángel GOICOETXEA. Capítulos de la medicina popular vasca. Salamanca: 1983, p. 43.
  11. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, pp. 80 y 81.
  12. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 66.