Remedios empíricos

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Cebolla

En Bernedo, Lagrán, Mendiola, Pipaón, Ribera Alta (A); Amorebieta, Arrankudiaga[1], Lemoiz (B); Allo y Lezaun (N) se ha constatado la costumbre de aplicar cebolla asada o tocino gordo salado. Al madurar, zoldu, el divieso, iba saliendo la materia o pus aunque había algunos que requerían ser sajados para expulsar la porquería. En Aiala (A), a principios del s. XX, curaban las hinchazones con la cebolla de azucena[2]. En Agurain y Apodaca (A) se colocaba un emplasto de cebolla cocida (Allium cepa) sobre el divieso con una venda o pañuelo para que se ablandase y para limpiar. Una vez expulsado el pus o el nabo o raíz se desinfectaba con agua oxigenada o un producto similar, se ponía una gasa y se vendaba. Si empezaba a curar se dejaba al aire libre para que cicatrizara mejor. En Izal (N) se ponía cebolla asada bien caliente o pez caliente.

En Amorebieta-Etxano, Bedarona, Durango, Muskiz, Nabarniz (B); Astigarraga, Elgoibar, Oñati (G); Arraioz, Elzaburu y Ultzama[3], Goizueta, Lekunberri, Sangüesa, Tiebas y Valle de Erro (N) calentaban en una sartén medio casco de cebolla, tras retirarle la telilla o mintza, con unas gotas de aceite de oliva en el hueco y cuando se reblandecía se colocaba sobre el divieso, se cubría y se dejaba así durante doce horas. Se repetía la operación hasta que madurara lo suficiente y empezara a supurar el pus, zornea. Arrancado el divieso con toda la raíz, se limpiaba con agua hervida. Dicen en Bedarona (B) que si quedaba marca se pasaba una ramita de hierba de yodo partida mojando el grano con su líquido amarillo.

Fomentos de agua

En Agurain (A) para que madure un divieso hay que aplicarle fomentos de agua hervida bien caliente con paños de tela de hilo blanco, varias veces seguidas y varias veces al día. Cuando se abre, se quita el “nabo” a fondo y se pone una pomada para que se limpie bien antes de que se cierre el orificio. En Bernedo, Ribera Alta (A); Gorozika y Muskiz (B) se ponen también paños calientes; en Zerain (G) compresas de agua muy caliente y trozos de cebolla cruda para su maduración antes de abrir o reventar y en Viana (N) compresas de agua caliente y algodón empapado en agua de manzanilla. En Amézaga de Zuya y Berganzo (A) se lavan con agua con sal. En Amézaga de Zuya también han aplicado una botella, calentada previamente con agua, que actúa como una ventosa. En Elosua (G) dicen que los baños de mar son muy buenos para curar los diviesos, erlakiztenak.

En Abadiano (B) aplicaban agua, lo más caliente posible, a la zona afectada y la mantenían tanto tiempo como se pudiera aguantar; repitiendo la operación un par de veces diarias hasta que la zona infectada estallara y saliera el mal interior. En Ataun (G) si el divieso se enconaba, se limpiaba con agua cocida, tres o cinco veces... por arriba y por abajo y en cada ocasión con un litro de agua.

En Astigarraga (G) los diviesos se trataban con los vahos resultantes de cocer ristras de ajo con pasmo-belarra y plantina-belarra, que abrían la herida y sacaban la suciedad. En Ataun (G) los diviesos sin ojo, erlekirtenak, se curaban poniendo el pie en el vaho que desprendían las brasas a las que se había echado simientes de grama, ziarra motxa, y el calor hacía que los gorgojos salieran de las postillas; también se daban fricciones de jugo de grama, ziarra.

Emplastos y ungüentos

Los ungüentos y emplastos que se han aplicado a granos y diviesos tienen una composición similar entre sí y están elaborados con cebolla, cuajo, cera, resina, aceite y algunas plantas entre las que destacan la verbena, la malva, la hiedra o la corteza de saúco.

Cebolla

En ocasiones en vez de aplicar única y directamente el casco de cebolla, se prepara con ella y otros ingredientes un emplasto. Así se ha constatado en Amorebieta-Etxano, Bermeo (B) y Beasain (G) donde elaboraban un emplasto con aceite, cebolla picada y jabón virgen que colocaban sobre el divieso; una vez reventado éste, se utilizaba el mismo preparado sin el jabón. En Ribera Alta y Vitoria (A) se han usado remedios similares. En Carranza (B) un madurativo consistía en calentar un casco de cebolla en el que se vertía un poco de aceite de oliva, otro poco de miel, un trocito de jabón Chimbo, algo de azúcar y cebolla picada. Los ingredientes se revolvían para que se ablandasen y cuando estuviera templado se colocaba sobre el grano.

Tipulak ganbaran. Elosua (G), 1983. Fuente: Miren Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

Cuajo, gatzagia, y miga de pan

En Lekunberri (N) para que madurara, ondu, el divieso se recurría a un emplasto hecho con un trozo de cebolla y gatxaria, cuajo natural de cordero de leche. En Ataun (G) se ha solido calentar al fuego corteza de cuajo, gatzagi-azala, y se ponía sobre el divieso para que se secara; para que supurara era bueno aplicar un emplasto hecho de miga de pan cocida a la que se agregaba leche y cuajo, ga tzagia. Otra fórmula recogida en Ataun recomienda poner leche en una sartén y cuando está hirviendo agregar migas de pan; luego la mezcla se extiende sobre un paño, se añade lirio-bedarra o yema de huevo bien esparcida y con este emplasto se ata el divieso, itxua, para que se seque. En Irulegi (BN) eran corrientes los emplastos de hojas de us-ustoa con miga de pan[4] y en Ataun (G) se cocía la hierba llamada zorna-belar txikia y se hacía un emplasto mezclándola con miga de pan que se ponía sobre la hinchazón para que madurara. En Vasconia continental y Ataun se utilizaba la planta llamada belar beltza, conocida también como us-ostoa, por el envés untada en aceite.

Verbena y salvado

En Zerain (G) para curar forúnculos y diviesos se aplicaba la siguiente cataplasma: se picaba bien la planta denominada mermena-belarra, verbena, y se mezclaban dos cucharadas de ella con la misma cantidad de pasmo-belarralore gorria– (muraje, de flor rojiza), tallo de suge-belarra (aro) y la segunda piel de intsusa (saúco), tras haberle desprendido la primera. En un recipiente se ponía medio litro de aceite, se agregaba todo lo picado y se rehogaba muy despacio hasta que se hiciera una masa, se le añadía cera pura, argizaia, y se formaba una crema. Se adelgazaba o engordaba añadiendo más o menos cera. Se colaba por un paño y se guardaba en un recipiente de cristal donde no se estropeaba.

En Bidegoian (G) se daban un ungüento doméstico que se obtenía de la cocción de los siguientes ingredientes: mermen-belarrak (verbena), pasmo-belarrak (hierbas parecidas a la malva), pikea o resina de pino, aceite y cera, que una vez bien cocidos se colaban por un pasador. En Hondarribia (G) se ponían una capa de pasmo-belarra con un trapo. En Garagarza (G) se hacía una cataplasma con agua hirviendo y harina de linaza que luego se colocaba sobre el divieso y se ponían compresas hasta que se curara.

En Arraioz (N) para curar los diviesos se daban una pomada hecha con verbena, saúco, cera virgen y aceite de oliva; también en Lekunberri (N) empleaban verbena con esta finalidad. En Ataun (G) han utilizado mermena-belarra, verbena, y también mermena txikia. En Astigarraga (G) los diviesos se curan con una cataplasma de verbena que los ablanda y expulsa la porquería; luego se aplica una pomada, ukendua, de verbenas para secarlos. Otras veces el emplasto de verbena abre la herida, hace salir el pus y luego en un trapo se pone una cataplasma casera llamada errezetarra que se coloca sobre el divieso. En Elosua (G) un informante ofrece el testimonio de que tuvo un bulto, koskorra, en la frente y le desapareció aplicándole emplasto de verbena. La mejor época para recoger esta planta es la primavera en que todavía no ha florecido porque en invierno se vuelve leñosa, makilla.

En Berastegi y Hondarribia (G) se valen de emplastos hechos con verbenas machacadas o con salvado; en Durango (B) de tortillas de verbena que se colocaban sobre el divieso; en Agurain (A) de emplasto de levadura de cerveza y también de emplasto de harina. En Ilarregi y Ultzama (N) se utiliza una pomada hecha con salvado, aceite y vino caliente, puesta en una hoja de berza[5]; en Arrankudiaga (B) un emplasto de vino y soma[6]. En Valdegovía (A) dicen que a los diviesos va bien ponerles miel.

Hiedra y aro

En Zerain (G) para curar heridas infectadas del tipo forúnculos y granos se consideraba muy eficaz la siguiente cataplasma: se cogía un puñado de lurrezko untza (yedra terrestre), media cebolla, y la misma cantidad de txingor-belarra (hierba de San Roberto) y pasmo-belarra (muraje) y se picaba todo bien. En un recipiente con un poco de aceite se ponían las hierbas, medio vaso de vino y un poco de harina y se iba haciendo suavemente. Cuando se formaba la masa uniforme, se sacaba a un paño de lino, se envolvía en él y se colocaba sobre la herida dos veces diarias.

En el Valle de Carranza (B) se preparaba una pomada poniendo en una sartén dos cucharadas de aceite en las que se freían siete hojas de hiedra, después se colaba para eliminar las hojas y sin dejar que se enfriase se le echaba un pedacito de cera virgen y se removía bien todo. Cuando se tenía un grano muy verde se aplicaba sobre él y le “sacaba la porquería”. También se ha utilizado la raíz del malvavisco, que tras machacarla bien se colocaba sobre el grano.

Aro. Fuente: Dioscórides. Pedacio Dioscórides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos: edición de 1566. Madrid: Fundación de Ciencias de la Salud, 1999.

En Zerain (G) para reblandecer granos o bultos purulentos se utilizaba este preparado: en un recipiente se ponía igual cantidad de aceite que de vino, el tallo de suge-artoa (aro), troceado y un poco de harina. Se mezclaba todo, se cocía lentamente, se sacaba a un paño y se aplicaba sobre el bulto. En Ataun y Zestoa[7] (G) se extendía una hoja de illarrondo-belarra (planta semejante al maíz), se ponía a calentar al fuego, se untaba con aceite crudo y se colocaba sobre el divieso, itsua, atándola a continuación. También en Cripán (A) se han servido de raíces de hierba de culebra para madurar los granos.

Osabedarra y uztabedarra

En Bermeo (B) se ha recogido un preparado denominado Kantarako botikea o Sabinaneko botikea (el ungüento del caserío Kantara o el ungüento de Sabina, que era la mujer que lo elaboraba). El ingrediente principal es la planta llamada osabedarra, probablemente la hierba callera[8] (Sedum telephium). La fórmula exacta del remedio se compone de un sebo de riñón de vaca, 400 g de manteca de cerdo, 500 g de resina y otros tantos de cera virgen, un litro de aceite de oliva y tres libras de osabedarra. Todos los ingredientes se cortan en pequeños trozos, hojas y tallos incluidos en el caso de las plantas, y se ponen en una olla al fuego, una vez alcanzado el punto de ebullición a fuego lento hasta que se derritan totalmente. Luego se filtra y exprime a través de un trapo blanqueado con lejía y se deposita en un recipiente. Se cubre la boca de éste con papel plastificado que se anuda con un cordel. Una vez frío adquiere una consistencia dura y aceitosa presentando un color marronáceo.

En las localidades labortanas de Azkaine y Senpere, en los años treinta, se utilizaba un ungüento denominado tirakolon, resultado de calentar los siguientes elementos: jabón negro, xalboin beltza; cera, etxe-ezkoa; manteca sin sal, urin gatz garbia; vino; grasa de gallina, oilo-gantza; ajo machacado, aceite y nueve gotas de agua bendita. En Azkaine (L), también en este decenio, se recurría a la hoja de la planta llamada pika-belarra, una hierba abultada y aceitosa, oliotsua, que tras calentarla un poco al fuego se aplicaba sobre el divieso. En Lapurdi y Baja Navarra, según se constató en los años cincuenta del s. XX, para sanar forúnculos y abscesos la pomada casera más empleada era la llamada tiranta. Se elaboraba mezclando los siguientes ingredientes: resina de pino, aceite, sebo, jabón corriente, ajo machacado y la planta denominada usubelharra (agrimonia)[9].

En Zeanuri (B) contra los diviesos se aplicaba la hierba llamada uztaia y para hacerlos reventar, lapatxa, bardana[10]. En Ataun (G) se calentaba al fuego uztaua, se untaba en aceite y se colocaba sobre el divieso que estuviera sin secar, cuando éste empezaba a supurar, zornatu o irauzti, se ataba con una hoja de uztaua. Si el divieso estaba ya seco, se ponía el emplasto y sobre él, uztaua. En Busturia (B) y Arraioz (N) se calentaba en la chapa la hoja de la planta llamada bearri-belarra, ombligo de Venus (Umbilicus rupestris) que es muy carnosa. Se le desprendía la piel y se ponía sobre el divieso que de esa forma se abría y extraía la porquería. En Gorozika y Amorebieta-Etxano (B) se aplica zanbedarra, llantén. Se calienta una hoja de esta hierba y tras desprenderle la membrana, se coloca sobre el divieso durante largo rato hasta que se logre sacar el pus, materia.

Saúco, intsusa

En Bermeo (B), en el barrio de Almike, se aplicaba un preparado conocido como Madariako botikea (el ungüento de Madariaga), denominación que recibía de uno de los caseríos en que se elaboraba mediante el siguiente procedimiento: se tomaban troncos descortezados de saúco (Sambucus nigra) que se cortaban en pequeños trozos para freírlos, a fuego lento, en una sartén con aceite de oliva. Cuando hubieran rezumado todo su jugo, se sacaban de la sartén y al líquido se le agregaba un poco de cera virgen, argizaia. Se depositaba en un bote y se dejaba que solidificara para su empleo.

En Bernedo (A) se usaba el “ungüento curamal” que se hacía mediante la siguiente fórmula: se cocía la segunda corteza del sabuco (Sambucus nigra), campanillas de las paredes (Umbilicus rupestris), vino, aceite y cera virgen, que luego se pasaba por un pasapurés y se guardaba. También en Apellániz y Peñacerrada (A) se consideraban muy eficaces las hojas llamadas curamales.

Saúco, intsusa. Fuente: Dioscórides. Pedacio Dioscórides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos: edición de 1566. Madrid: Fundación de Ciencias de la Salud, 1999.

En Sangüesa (N) se aplicaba el ungüento casero consistente en freír en aceite, malvavisco, hierba amarilla, flor de saúco, manzanilla y cera virgen para que ligara. Según señalan los informantes “dejaba la pupa limpia, hacía carne y cerraba”. En Ataun (G) se ha recurrido a golpear una hoja de saúco, intsusa-ostoa, y ponerla sobre la hinchazón.

En Zeanuri (B), según se registró a comienzos del s. XX, para quitar el ántrax, zuldarra, había que arrancar la corteza al saúco, intsusa, y meterla en orina de muchacho y frotar con ella la piel o el cuero afectado de ese grano; en Olaeta (A) decían que se quitaba bebiendo orina[11].

Tuera y látex

En Ribera Alta (A) una vez que estuviera el divieso a punto de reventar o ya reventado, se lavaba con agua hervida y se cubría con hoja de tuera, conocida también como chupapús y una tela con objeto de que quedara limpio de pus y de residuos. En Amézaga de Zuya (A) aplican la chupamateria que se ha calentado previamente para que elimine la tez, también las hojas de las materias o lenguas de perro o cardo borriquero (Dipsacus fullonum), calentados de antemano. En esta localidad se ha constatado también que frotan con la savia de la “planta de yodo” que crece en las paredes (podría tratarse del Plantago major, plantaina). En Abadiano y Carranza (B) se empleaba el látex exudado por la flor del yodo o celidonia (Chelidonium majus). En Agurain (A) pican el cardo (Eryngium campestre) y su líquido o una cataplasma hecha con él y lo ponen sobre el grano.

Malva

En Obanos y Sangüesa (N) se hacía un emplasto de malvas que se aplicaba directamente caliente para que madurase y sacase el pus. En Ataun (G) se cocía malva, malmea, y cuando estaba bien reblandecida se untaba con manteca y se colocaba sobre el divieso; también se ha conocido aplicar leche cocida con malva y un emplasto hecho con malva, miga de pan y aceite frito. En Aiala[12], Bernedo y Valdegovía (A) se ponía en los diviesos una hoja de malva (Malva sylvestris) con aceite y manteca.

En Busturia (B) para curar diviesos se utilizaba la planta denominada epai-bedarra, sobre todo sus hojas que, desprendidas de las nervaduras, se untaban con manteca de cerdo y se introducían en el horno. Cuando estuvieran calientes se colocaban sobre el divieso para que lo abriera y supurara, expulsando toda la porquería. La utilización de la yerba llamada ebai-bedarra o zaldar-bedarra pasada en aceite se ha constatado también en Amorebieta-Etxano (B). En Zeanuri (B) al divieso, zaldarra, se le aplicaba un emplasto hecho con yerbas de San Juan, San Juan bedarrak, que se tenía sobre él durante veinticuatro horas[13]. En Cripán (A) se empleaban las hojas llamadas “de Mata” para absorber el pus. En Bera (N) para los diviesos usaban la planta llamada Ama Birjiñ belarra (hierba de la Virgen) y contra el pus, balsamo belarra (Calendula officinalis)[14].

Aceite, grasa y cera

En Pipaón y Amézaga de Zuya (A) aplicaban cerato, que es cera virgen macerada después de calentarla, que ahueca el grano y elimina el pus. En esta última localidad se untaba con aceite calentado a fuego lento y una vez que se hubiera ablandado, se colocaba una gasa encima para que limpiara; en Elgoibar (G) se ponía al fuego la mezcla de resina y sebo y una vez elaborado el emplasto se colocaba sobre el divieso para que extrajera el pus, zornea; en Aoiz (N) se ponían paños de cera derretida mezclada con resina; en Ribera Alta (A), en Allo y en San Martín de Unx (N) se cubría el divieso con cataplasma de mostaza o de mostaza con linaza.

En Nabarniz (B) se mezclaban bien aceite, cera amarilla y albayalde (orioa, argizari oria, ta albaialdea) y la emulsión resultante se ponía a cocer hasta que tomara color. Se aplicaba con una gasa o un paño al divieso y se dejaba sobre él, sujetado con esparadrapo, durante un tiempo. En Telleriarte (G) si la inflamación tenía ojo, begiduna, se aplicaba un ungüento de aceite y jabón para reblandecerla, luego se apretaba para expulsar el pus, zornea. Si la inflamación no tenía ojo, itxua[15], sólo el aplicarle calor podía ser suficiente para que se resumiera, izkutatu.

En Urzainki (N) se elaboraba una pomada fina con la hiel de cerdo, azúcar y manteca; la guardaban en un puchero de barro y se ponía en los granos con pus para que maduraran[16]. También en Apellániz y Peñacerrada (A) se aplicaba hiel de cerdo. En Amorebieta-Etxano (B) se ha utilizado grasa de macho cabrío para que el divieso madure y cuando está blanco si se le revienta el ojo hasta sacar una gota de sangre, en dicho lugar no volverá a salir un divieso. En Bedarona (B) se frotaban las inflamaciones con un trozo derretido de grasa o de manteca.

En Aoiz (N) se calentaba en una sartén aceite puro de oliva y cuando estuviera bien caliente se agregaba cera virgen. Derretida ésta se echaban unos paños de algodón recortados en forma de cuadrados que absorbían la cera líquida con algo de aceite que quedaba en la parte de arriba. Una vez hubieran chupado lo suficiente, se sacaban, se dejaban enfriar y cuando se endurecían se ponían sobre el divieso. Era eficaz pues extraía el pus originado por la infección. En Izurdiaga (N) se aplicaba una pomada utilizando la siguiente fórmula: en una cazuela se calentaba aceite, azufre y cera virgen. Cuando se deshacían los componentes se introducía un paño en el líquido y se dejaba enfriar de forma que los ingredientes cuajaran en el paño que luego se cortaba en trozos para utilizarlos en función de las necesidades.

En el territorio de Navarra en las primeras décadas del s. XX, según recogió el P. Donostia, como remedio para curar el forúnculo se aplicaba una pomada que se obtenía de la cocción de los siguientes componentes: mantequilla, urina, sin sal, sebo de candela seco y entero, cinco gotas de cera bendecida, siete gotas de agua bendita y nueve trocitos de ramo de laurel bendecido[17].

Caracoles y arcilla

En Pipaón (A) aplicaban un emplasto de jabón con azúcar, de caracol machacado o cagaza de gallina caliente; en Sangüesa (N) excremento de paloma; en Berganzo (A) el emplasto de excremento de gallina lo empleaban contra los bultos en las rodillas. En Arrankudiaga[18] (B), Olaeta, Apellániz y Peñacerrada (A) maduraban los diviesos poniendo sobre ellos caracoles bien machacados; en las Encartaciones (B) también emplasto de caracoles bien batidos que los aplicaban envueltos en un trapo de hilo[19]; en Carranza (B) el preparado consistía en caracoles calentados que luego se machacaban en vino y a los que se agregaba un poco de sal y aceite.

En Amézaga de Zuya (A) aplican arcilla cocida con agua. Cuando está “caldosa”, se introduce en una bolsa y se coloca en la zona afectada. Sobre ella, un plástico, encima una lana y se mantiene así durante veinte minutos. En Elgoibar (G) se ha practicado un remedio que consiste en cocer la hierba denominada azeri-buztana (Equisetum telmateia), espadaña o cola de caballo y el líquido resultante mezclarlo con arcilla para que forme una masa que se aplica a la zona afectada.

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Se conoce un pequeño tumor denominado “barro” (del lat. varus) que sale al ganado mular y vacuno, pero que ocasionalmente se da también en personas. Así en Ataun (G) se ha constatado que el divieso seco, itsu leorra o plamenkoa, al originar el gusano es muy doloroso. Para curarlo se machacaban ajos, bara txuria, y se elaboraba un emplasto con harina sin cerner, levadura, orrantza, vinagre, aceite y los ajos fritos. Cuando comenzaba a curarse, se limpiaba bien con el agua de la cocción de la hierba llamada karmungo-belarra. También se decía que para curar el divieso seco era bueno ponerse un emplasto hecho con lirio-belarra y harina, ogiriña. En la encuesta de Izal (N) también se ha constatado una enfermedad denominada varos que hace un bulto del que sale un gusano.


 
  1. Recogido por Francisco de SALAZAR: LEF. (ADEL).
  2. Andrés de AGUIRRE. “Medicina popular. Ayala” in Anuario de Eusko-Folklore. Tomo I. Vitoria: 1921, p. 119.
  3. Arantzazu HURTADO DE SARACHO. “Medicina popular” in Navarra. Temas de Cultura Popular. Núm. 86. Pamplona: Diputación Foral de Navarra, 1968, p. 29.
  4. Juan THALAMAS LABANDIBAR. “Contribución al estudio etnográfico del País Vasco continental” in Anuario de Eusko-Folklore. Tomo XI. Vitoria: 1931, p. 67.
  5. Arantzazu HURTADO DE SARACHO. “Medicina popular” in Navarra. Temas de Cultura Popular. Núm. 86. Pamplona: Diputación Foral de Navarra, 1968, p. 29.
  6. Recogido por Francisco de SALAZAR: LEF. (ADEL).
  7. Telesforo de ARANZADI. “Nombres de plantas en euskera” in Revista Internacional de los Estudios Vascos. Tomo XX. París; San Sebastián: 1929, p. 276.
  8. Se trata de una planta esponjosa, sin fibras, con hojas gruesas de abundante carnosidad que nacen por parejas del tallo, de desarrollo rápido, que alcanza fácilmente de medio a un metro de altura.
  9. DIEUDONNÉ. “Medécine populaire au Pays Basque” in Gure Herria. Tomo XXVI. Bayonne: 1954, pp. 195 y 197.
  10. Recogido por Eulogio GOROSTIAGA: LEF. (ADEL). Uztai-bedarra era una yerba que servía para curar sarna y diviesos. Vide “Vegetales: Hierbas, plantas y flores” in Euzkerea. Núm. 11 (1932) p. 34.
  11. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 265.
  12. Andrés de AGUIRRE. “Medicina popular. Ayala” in Anuario de Eusko-Folklore. Tomo I. Vitoria: 1921, p. 119.
  13. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 262.
  14. Julio CARO BAROJA. La vida rural en Vera de Bidasoa. Madrid: CSIC, 1944, pp. 166-167.
  15. AZKUE en su Diccionario Vasco-Español-Francés recoge en varias comarcas vizcainas la voz zaldar-itsua como equivalente a divieso sin orificio.
  16. Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Tomás URZAINQUI. “Aplicación de la encuesta etnológica en la Villa de Urzainqui (II)” in CEEN, VII (1975) pp. 183-222.
  17. APD. Cuad. 5, ficha 517. También en José Antonio de DONOSTIA. “Quelques notes au sujet des médecins et médecines populaires au Pays Basque” in Gure Herria, XXXIII (1961) p. 28.
  18. Recogido por Francisco de SALAZAR: LEF. (ADEL).
  19. Recogido por Marcos MAGUNAGOIKOETXEA: LEF. (ADEL).