Remedios para el agrietamiento

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Orina

En Amézaga de Zuya, Apellániz (A); Gorozika, Muskiz (B); Astigarraga (G); Goizueta, Romanzado, Urraul Bajo y Tiebas (N) se ha recogido que el mejor remedio para el agrietamiento de la piel es lavarse con la propia orina[1], pixa, y dejar que las manos se sequen al aire; en Obanos (N) algunas mujeres han recurrido a la orina para aliviar las rojeces de las manos y curarlas cuando se agrietaban mucho. En Murchante (N), hasta el decenio de los setenta, el costrado y las grietas o reclebazas[2] en manos y cara se curaban con un lavado de orina que procuraban darse por la mañana porque se consideraba más limpia. Se dejaba secar al aire para lavarse seguidamente con agua. En Vasconia continental cuando se tenían las manos escocidas, tzartatuak, se recomendaba limpiarlas a menudo con orina[3]; también se solía coger orina de las ovejas para aplicarla sobre las lesiones cutáneas que en varios días desaparecían[4]. En Allo (N) las quebrazas se curaban con glicerina y algunos aplicaban también orina. En Amézaga de Zuya y Bernedo (A) anotan que también es bueno lavarse las manos con agua salada templada.

Manteca y cera

En Obanos (N) para curar “las manos peladas” por el frío, hasta los años sesenta, se daban sebo y otros vaselina; en Lezaun (N) se aplicaba manteca y sebo y en Carranza (B) sebo o aceite batido. En Bedarona (B) se frotaban con sebo o aceite para suavizar y con agua de limón. En Ataun (G) las grietas de las manos se frotaban con manteca. Algunos ponían pez, pikea, a freír y se quemaban con algunas gotas de este caldo. En Azkaine (L), según se recogió en los años treinta del s. XX, decían que un buen remedio para las grietas de las manos era ordeñar ovejas porque en sus ubres hay una viscosidad, liska, que las hace desaparecer.

En Tiebas (N) para ablandar la piel de las grietas de las manos se elaboraba un producto, hirviendo en una perola, vino, cera y aceite y dejando que cuajara. Para que no se abrieran las manos tanto en esta localidad como en Viana (N) se daban cerato. Este preparado, consistente en una mezcla de cera y aceite, se usaba también en Allo (N) contra las quebrazas de las manos[5]. En Murchante (N) estimaban que era bueno aplicar cera virgen calentada y macerada, remedio que dejó de usarse en la década de los setenta. En Ataun (G) había quienes se daban fricciones con un ungüento elaborado con cera virgen, muraje y aceite (argizari, pasma-belar eta olioa) que se ataba con plantilla-belarra.

En Larraun (N), según registró Azkue a principios del s. XX, se quemaba un viejo odre, zagi zarra, lo cogían entre dos con un palo y lo llevaban de una parte a otra. Sus gotas las solían recoger en una taza, conservándolas para curar las grietas de las manos, itzasiak[6]. En Vasconia continental para las grietas de la piel persistentes, había que aplicarse frecuentemente hojas de espino con salvado[7]. En Carranza (B) para la costra o escama que a algunas personas se les forma en la piel, el remedio era lavarse con la denominada agua de salvado, que era la decocción de salvado de harina de trigo.

En Amézaga de Zuya (A) para sanar el agrietamiento de los labios se los untan con sebo de vacuno templado. Contra las morreras no conocen ningún remedio eficaz. En Apellániz y en Lagrán[8] (A) para las grietas de los labios era bueno untarlos con sebo templado de cabrito u oveja. En Apellániz las inflamaciones de los labios, morreras, se curaban untándolos con aceite que había alumbrado al Santísimo, que se cogía con un dedal.

Vegetales

En Nabarniz (B) para que desaparezcan las grietas que tienen apariencia de eczema y se forman en los intersticios de los dedos por el sudor u otras causas se recurría a la planta de flor amarilla denominada iodo-bedarra; para las grietas o hendiduras, arrakalak, que se formaban en los pies, se aplicaba con una gasa un producto casero denominado solimaua (agua sublimada). En Bedarona (B) las grietas se trataban con la planta llamada epai-bedarra, corazoncillo, cuyas hojas se calentaban tras cortarles las nervaduras y se aplicaban en las zonas dañadas; en Gorozika (B) se han utilizado epai-bedarra o corazoncillo y kipula-azala, capa de cebolla, como remedio de las enfermedades de la piel. En Bedarona también se ha recurrido a la yerba llamada kuku-praka, aguileña, cuyas hojas frescas y flores se cocían y con el agua de la decocción se empapaban trapos que se colocaban en las grietas. En Obanos (N) y Amézaga de Zuya (A) se ha recogido el dato de que el agua de malvas de elaboración doméstica curaba muchas dolencias de la piel.

Kuku-praka. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.

En Carranza (B) la suciedad acumulada en las manos y que resulta difícil de limpiar con agua y jabón se eliminaba frotando con pellejos (piel) de tomate que también servían para limpiar los dedos manchados con la nogalina o caco de las nueces. El olor que deja la lejía en las manos se quitaba lavándolas con leche.

Cutis

En Apodaca (A) las mujeres jóvenes se lavaban con agua de rosas. Para ello, cocían los pétalos de rosas en agua, líquido que luego guardaban mezclándolo con alcohol. Decían que el rocío era lo mejor para conservar fino el cutis. También había quienes se lavaban con jabón fino que compraban en la capital, Vitoria, o a los vendedores ambulantes. Para que no les quemase el sol en la cara y les resecase la piel, se ponían un pañuelo ancho por la cabeza y un sombrero de paja encima.

En Muskiz (B) se ha recogido que para limpiar el cuerpo de impurezas es bueno bañarse echando en el agua flores de saúco y para eliminar las espinillas conviene ponerse paños húmedos calientes porque dilatan la piel y favorecen su salida. En Hondarribia (G) creen que para embellecer la piel y mantenerla bonita lo mejor es tomar infusiones de hojas de saúco (Sambucus nigra). En Amézaga de Zuya (A) dicen que para conservar el cutis fino y limpio lo mejor es lavarse con agua, sin más; había quienes compraban “visnus”, un producto que ayuda a preservar la piel joven. En Donibane-Lohitzune (L), antiguamente, en invierno se daban nata, esne-gaina, en la piel para suavizarla. En Abadiano (B) para suavizar el cutis se consideraba buen remedio hacerse una mascarilla de leche y clara de huevo y en Garagarza (G) para la piel se solían dar leche de pepino. En Allo (N), en tiempos pasados, para suavizar el cutis se utilizaba orina de niños[9].


 
  1. La utilización de orina en manifestaciones cutáneas es práctica extendida y corriente en irritaciones, egosiak, o manos agrietadas, zartakoak, y sus partidarios suelen quedar muy satisfechos de los resultados. Vide Ignacio Mª BARRIOLA, La medicina popular en el País Vasco, San Sebastián: 1952, p. 37. En Navarra, en los años cuarenta, las mujeres se aplicaban orina en la cara para dar tersura a la piel. Vide José Mª IRIBARREN, Retablo de curiosidades: zambullida en el alma popular. Zaragoza: 1940, p. 75.
  2. Reclebaza significa “grieta en la piel de las manos”. Grieta en francés se dice crevasse. Vide José Mª IRIBARREN, Vocabulario navarro. Pamplona: 1984.
  3. Juan THALAMAS LABANDIBAR. “Contribución al estudio etnográfico del País Vasco continental” in Anuario de Eusko-Folklore. Tomo XI. Vitoria: 1931, p. 61.
  4. DIEUDONNÉ. “Medécine populaire au Pays Basque” in Gure Herria. Tomo XXVI. Bayonne: 1954, p. 196.
  5. Ricardo ROS GALBETE. “Apuntes etnográficos y folklóricos de Allo (II)” in Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra. Tomo VIII. Pamplona: 1976, p. 458.
  6. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, p. 296.
  7. DIEUDONNÉ. “Medécine populaire au Pays Basque” in Gure Herria. Tomo XXVI. Bayonne: 1954, p. 196.
  8. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “La medicina popular en Álava” in Homenaje a D. Joaquín Mendizabal Gortazar. San Sebastián: Museo de San Telmo, 1956, p. 262.
  9. Ricardo ROS GALBETE. “Apuntes etnográficos y folklóricos de Allo (II)” in Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra. Tomo VIII. Pamplona: 1976, p. 458.