Remedios para la tos

Ya se ha señalado que una de las manifestaciones más importantes del catarro es la tos, eztula, que en ocasiones por su carácter persistente es muy molesta para el paciente. Además de los remedios generales aplicados a los catarros, en las encuestas se han recogido algunas recomendaciones específicas para superar o aliviar la tos.

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Leche caliente y jugos

Con carácter general se ha constatado la bondad de tomar antes de acostarse un tazón de leche caliente con miel y una chorretada de licor o con una aspirina, a veces también con una yema de huevo (Bermeo-B). En Moreda (A) recuerdan la costumbre de ingerir carajillo, que es un café con leche con una copa de licor, generalmente coñac, que se prende fuego durante unos segundos para que se queme algo el alcohol. En Carranza (B) para curar los ataques súbitos de tos, se aconseja comer un poco de azúcar o miel, beber un vaso de agua o chupar un caramelo, a ser posible de menta. En Sangüesa (N) añadían unas gotas de yodo a la leche bien caliente.

En Sara (L) para curar la tos se tomaba tisana de arranpa (¿nabo rampiño?); también se curaba tomando la leche en que se hubiera cocido flor de borraja, murriuna, que debía ser recogida y secada a la sombra. De la borraja decían antes que debía ser cultivada con azada de oro. En Donoztiri y Heleta (BN) la tos y los males de garganta se curaban tomando tisana de malvavisco y borraja.

Ha estado extendida la creencia de que para no toser por la noche en la cama y despejar la nariz, un buen remedio consistía en dejar en la mesilla de noche un plato con trozos de cebolla o una cebolla abierta. En Goizueta (N) señalan que el mismo efecto se obtiene poniendo un pedazo de manzana.

En Pipaón, Valdegovía (A); Muskiz (B); Arrasate (G) y Aoiz (N) se ha recogido que si se siente la necesidad de toser es bueno tomar zumo de limón, algunos precisan que con otro tanto de agua templada, mezclado todo ello con miel caliente.

Infusiones y jarabes

En Zeanuri (B) a principios del s. XX, contra la tos se tomaba decocción de untzinea, yedra (?), y borroia, borraja[1]; en Ataun (G) y Vasconia continental[2] infusión de eztul-belarra con azúcar. Los pastores de la sierra de Gorbea (A, B) para ablandar la tos tomaban tisana de flores de malva, mamokio, solas o mezcladas con unas hojas de eucalipto; infusión de flores de malva también en Moreda (A), Bidegoian (G) y Peñacerrada (A), aquí bendecidas el día de San Juan. En Ataun (G) se hacían infusiones con hojas de nogal, intxaur-ostoa, para curar la tos. En Nabarniz (B) para remediar la tos perruna, txakur-eztula, se tomaba infusión de manzanilla con miel.

En Azkaine (L), según se recogió en los años treinta, contra la tos se preparaban infusiones, saldak, con muchas clases de yerbas: manzanilla, kamomila; rabo de cereza, gerezi buztana; meliza, toronjil; tilura, tila; lizar-hostoa, hoja de fresno; gaziz-hostoa, hoja de cerezo; xendena-belarra; menda, menta y koskana, pericarpio de nuez, esta última con un poco de licor.

En Apodaca (A), Oñati (G), Arraioz, Lekunberri, Murchante y Sangüesa (N) contra la tos y el catarro nasal se cocía leche con un buen trozo de cebolla picada, en Carranza y Bedarona (B) en un litro de agua una cebolla y dos manzanas, hasta que se deshicieran, se tomaba tras pasarlo por el chino o colarlo añadiendo azúcar o miel; en Aia (G) dicen que había que beberlo tres días consecutivos[3].

En Zerain (G) para curar malos catarros o la tos se coge un nabo hermoso, se vacía por dentro, se llena de azúcar y se deja al sereno toda la noche. A la mañana siguiente puede empezarse a tomar y hay que hacerlo tres veces al día a razón de una cucharada cada vez.

En Pipaón y Lagrán (A) cuando se tenía tos, se tomaba la decocción de doce caracoles con otras tantas cucharadas de agua y de azúcar. En Bermeo (B) y Sangüesa (N) confirman que el jarabe de caracoles se consideraba un buen remedio contra la tos y los catarros. La forma de preparación recogida en la localidad bermeana era la siguiente: dos docenas de caracoles y seis hojas de eucalipto se ponían en un recipiente que contuviera la misma cantidad de agua que de azúcar. Se cocían, se filtraba el jarabe a través de un trapo y se guardaba en una botella de la que se cogía cuando hiciera falta.

Remedios farmacéuticos

Para la tos fuerte, como la tos de perro, ha estado extendida la costumbre de usar jarabe del tipo de Codeisan, que cortaba la tos de raíz pero estos medicamentos se retiraron porque contenían codeína que, al parecer, era mala para el corazón (Obanos-N). Se recuerda también el jarabe de marca Lasa, producido por un laboratorio donostiarra (Berastegi-G).

Muchos de los remedios descritos para curar la tos y los catarros se siguen elaborando y aplicando hoy en día pero la gente acude en general al médico y a la farmacia en demanda de antibióticos, balsámicos y analgésicos. También se recurre a los caramelos de menta o de eucalipto y a las pastillas Juanola.


 
  1. Recogido por Eulogio GOROSTIAGA: LEF. (ADEL).
  2. Juan THALAMAS LABANDIBAR. “Contribución al estudio etnográfico del País Vasco continental” in Anuario de Eusko-Folklore. Tomo XI. Vitoria: 1931, p. 61.
  3. Juan GARMENDIA LARRAÑAGA. Villa guipuzcoana de Aia: la huella humana en los barrios de Altzola y Laurgain. Donostia-San Sebastián: 1991, p. 81.