Retraso en el habla y la tartamudez

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Son muchos los santuarios y ermitas a los que las madres acudían para que sus niños rompiesen a hablar. En Álava: a la de Santa Isabel, cercana a Ullibarri-Jauregui, y a la de San Miguel de Villabona de Artaza, en Foronda. En esta ermita colocaban un paño del santo sobre la cabeza del niño[1]. En Apodaca (A) los mudos acudían a la ermita de Eskolumbe (Urkabustaiz). En Agurain (A) recurrían a Santo Domingo cuando los niños se retrasaban en el habla.

En Bizkaia a las ermitas de San Juan Bautista de Artzuaga en Zeanuri, la Magdalena de Lamindano en Dima, el Santo Cristo en Lezama, San Cristóbal de Forua, donde se venera una imagen de San Andrés, San Pedro de Zarikete en Zalla, San Juan de Gaztelugatxe en Bermeo, donde los afectados por tartamudez ofrecían al santo el dinero que podían encerrar en su puño.

En Bermeo (B) las madres y, más veces, las abuelas llevaban a los niños durante los tres primeros años de vida a la iglesia de Pedernales, el día de San Andrés –30 de noviembre– para recibir la bendición. La finalidad era que los niños se iniciasen en el habla o que no presentasen ningún trastorno como la tartamudez.

En la Iglesia Parroquial de Errigoiti (B) “rodeado de grueso enrejado se conserva el ataúd que contiene el llamado cuerpo santo (que es una momia de mujer, según informe del actual cura de Errigoiti). Muchos aldeanos de aquellos contornos suben a Errigoiti con sus niños, sobre todo cuando éstos tardan en aprender a hablar o tienen algún defecto en la lengua, y les dan a besar una mano del cuerpo santo, que separada de éste y guarnecida de una rica armadura de plata, se conserva junto al ataúd”[2]. Esta costumbre recogida por Barandiaran en los años veinte del pasado siglo, ha sido confirmada en nuestras encuestas de Bedarona, Bermeo, Busturia, Gorozika y Nabarniz (B). Se les llevaba a los niños que venían retrasados en el habla o eran tartamudos el domingo siguiente a la festividad de San Antonio; después de la misa pasaban a la sacristía a besar la reliquia del “santo”.

En Gipuzkoa acuden, entre otras, a las ermitas de Santa Bárbara de Altzo Muño, Segura[3], Santi Espiritu de Zegama donde se les daba a besar la cruz[4] y Santa Engracia de Aizarna; en Oñati, llevaban las madres a sus hijos a la ermita de Santa María Magdalena y, según recoge Irigoyen, les hacían beber agua bendita en la campanilla que, se dice, fue utilizada por San Francisco de Borja. Según la tradición local este santo estuvo retirado en esta ermita.

En Elosua (G) con el mismo fin se llevaba a los niños a la iglesia de San Andrés, a las ermitas de San Esteban y de Sta. Cruz. También se acudía a Ntra. Sra. de la Visitación de Mendaro (G) y a Santa Engracia de Zestoa (G). De Astigarraga (G) les llevaban a la ermita de la Virgen de Zikuñaga en Hernani (G); la serora tomaba al niño y lo pasaba encima del altar mientras rezaba un credo y dos padrenuestros. En la de Santa Catalina de Deba (G) la serora rezaba con los familiares una oración y le hacía al niño una cruz en la frente con el aceite de la lámpara. En la de San Esteban de Usurbil (G) era la madre la que mojaba un dedo en el aceite de la lámpara del altar y con él hacía la señal de la cruz en la lengua del niño; luego rezaba y dejaba una vela o una limosna. Si la petición había dado resultado, llevaban un litro de aceite en agradecimiento.

En Soraluze (G) llevaban a la ermita de San Andrés a los niños que tardaban en empezar a hablar. En esta misma localidad había antiguamente la costumbre de dar a beber a los niños el agua utilizada por el sacerdote para purificar los dedos en la misa, a fin de que comenzaran a hablar[5]. Los de Berastegi (G) acudían a la ermita de Santa Cruz, en el término municipal de Elduain distante 4 km, con los niños retrasados en el habla para que “soltaran la lengua”. Se les mojaba la lengua con una gota de aceite tomada de la lámpara votiva y se rezaban tres padrenuestros. De Astigarraga (G) llevaban a la Virgen de Zikuñaga en Hernani a los niños que tenían dificultades en el habla.

En Lezaun (N) acudían a la de San Antonio de Guenbe. En Izurdiaga (N) para que los niños rompiesen a hablar se les solía mojar la boca con agua bendita del sábado santo, que en todas las casas tenían en el aguabenditera.

En Sara (L), los afectados por esta dificultad eran llevados a los santuarios de Lezo (G) y de Lourdes (Francia)[6]. En Isturitze (BN), los niños que tardaban en aprender a hablar se bañaban y bebían agua en la fuente de Santa Eulalia.


 
  1. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “Tradiciones populares. Vírgenes y Santos abogados en algunas aldeas alavesas” in Munibe, XXIII (1971) pp. 563-577.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. “Las Iglesias” in Eusko Folklore. Materiales y Cuestionarios, XLIX. Vitoria: 1926, p. 3.
  3. Domingo IRIGOYEN. “Ermitas e Iglesias de Guipúzcoa” in AEF, XIV (1934) pp. 15-16.
  4. Luis Pedro PEÑA SANTIAGO. Las Ermitas de Guipúzcoa. San Sebastián: 1975, pp. 23 y 95.
  5. Recogido por José Miguel de BARANDIARAN: LEF. (ADEL).
  6. Ref. oral de José Miguel de Barandiaran. Caserío Sara. Ataun. Enero 1976. Vide Gurutzi ARREGI, Origen y significación de las ermitas de Bizkaia. Bilbao: 1999, p. 335.