Rito de paso a la adolescencia. "Orain gizon egin zara"

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En muchos lugares, sobre todo en aquéllos donde la comunión se hacía en una edad tardía, la primera comunión no tenía una connotación únicamente religiosa según la cual el niño pasaba a tener la consideración de cristiano adulto sino también profana, pues suponía principalmente el paso de la infancia a la adolescencia. Antiguamente en muchos casos la comunión solemne que se hacía entre los 12 y los 14 años, llevaba consigo el fin del periodo de escolarización y el comienzo de la entrada de lleno en el mundo laboral, tenía por tanto la consideración de un rito de paso.

Así en Bermeo (B) señalan los informantes que los niños hasta que recibieran la primera comunión eran tratados por igual, como un conjunto, de una forma despersonalizada, mutil bardingotxuek. A partir de haberla hecho se les empezaba a tener más en consideración, el rito de la primera comunión -reconocen-imponía un cambio que se ponía de manifiesto en el trato más personalizado.

En Zerain (G) una vez recibida la comunión solemne el niño se incorporaba al grupo de los jóvenes con los derechos y obligaciones inherentes a esta condición, komunio aundii egindakoan gazte-munduan sartzen zan, eskubide ta obligaziokin.

En Berastegi (G) los niños para su primera comunión se ponían pantalón largo, se dejaban crecer algo el pelo y adoptaban otros signos externos que les hacían parecer mayorcitos, venía a ser como la entrada en sociedad. Solían decirles: Orain gizon egin zara (Ahora ya eres un hombre).

En Iholdi (BN) después de la comunión solemne, que el niño hacía en torno a los 13 ó 14 años, se le daba la consideración de muchacho, mutil ttipia, (distinto de joven o mutil handia). Era el momento en el que los adolescentes sustituían el pantalón corto por el largo.

También en Uharte-Hiri (BN) la primera comunión era un acontecimiento señalado en la vida de un niño y en Sara (L), según recogió Barandiarán, la comunión solemne marcaba otra etapa en la vida del niño.

En Gatzaga (G) el abandono de la escuela a la edad de 12 años, del catecismo dominical a los 15 y la práctica a partir de este momento de la profesión de trabajador o de sirvienta durante dos o tres años como actividad exclusiva permitían a los niños entrar de lleno en la categoría de jóvenes[1].


 
  1. Pedro M.ª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 96.