Ritos en su festividad
Algunos de los ritos de protección que tienen lugar en torno a la festividad de San Antón parecen responder a creencias anteriores al cristianismo[1]: así los rodeos a las iglesias y ermitas, la utilización del fuego como elemento purificador o el uso de cencerros contra el aojamiento, begizkoa.
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Sahumerios y hogueras de San Antón
En los valles de la montaña navarra sahumaban el día de San Antón a los animales y caballerías con el humo del tronco de Navidad; arrojaban en las brasas las flores de saúco empleadas en la procesión del Corpus del año anterior[2].
En Lezaun (N) este día de San Antón hacían pasar al ganado del corral sobre los restos del tizón de Nochebuena que se guardaba para ello.
En Ezkirotz (N) colocaban en el portal de la casa el tronco que había ardido en el hogar el día de Navidad y hacían pasar por encima de éste a todos los animales domésticos; así éstos no morirían de accidente durante el año. Igual rito se practicaba en el Valle de Arakil (N) y en Oiartzun (G)[3].
En el Valle de Ezcabarte (N) quemaban las matas de olivo y laurel que, bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior, colocaban sobre la puerta principal de las casas. Descolgaban los ramitos que habían estado a la intemperie durante nueve meses, los ponían en una sartén u otro recipiente con mango, y los quemaban. Acto seguido pasaban a los establos, se detenían bajo los gallineros, se acercaban a los pesebres y hacían aspirar a las aves y al ganado el humo de las ramas, originando una algarabía de cacareos, resoplidos, coces y gruñidos[4].
Luciano Lapuente recogió que en Arizaleta-Yerri (N) a principios del siglo XX aún se conservaba la costumbre de iniciar la partida de vacas y yeguas al monte obligándolas a pasar por encima de una pequeña fogata hecha en la puerta del corral con olivastros bendecidos el Domingo de Ramos[5].
En Moreda (A) en la víspera de la festividad de San Antón, se encendían hogueras delante de las casas que tenían ganado; el mulero, peón fijo de las casas ricas, era el encargado de preparar y encender la pira llevando leña de las majadas o mejanas. La hoguera tenía una misión protectora, según declaran los informantes.
En Cortes (N) junto al portal de la casa colocaban una portadera (comporta) o tino lleno de vino y un balde grande o cesto con tortas. Mientras ardían las fogatas por las calles, los chicos mozos, los hombres casados e incluso algunas mujeres se entretenían saltando por encima de las llamas, de hoguera en hoguera, visitando las casas iluminadas, recibiendo en cada una el obsequio de un trozo de ensaimada –tortas de manteca–, o panes de mostillo, nueces y pan, y un trago de vino[6].
En Labraza (A), desde antiguo, la víspera de San Antón ha sido el día de las hogueras o lumbreras. Al atardecer se reúnen los vecinos en la plaza adonde van trayendo maderos viejos, aulagas de los ribazos y, sobre todo, gavillas de sarmientos. Estos materiales que arden en la hoguera se recogían desde primeros de diciembre.
Sobre las ascuas, en unas parrillas, se asan ristras de chorizo, repartiendo entre los asistentes pan, vino y carnes bien asadas (antes se asaban patatas, castañas y ajos). La fiesta se prolonga a pesar del frío hasta medianoche. La razón de las hogueras es que al día siguiente es San Antón, patrón de los animales. Existe la creencia de que el vecino que no aporta leña para la hoguera corre el peligro de que se le mueran los animales que tenga en casa.
Concentraciones de ganado ante las iglesias
Hasta tiempos recientes el día de San Antón se concentraba el ganado delante de la iglesia del pueblo o de las ermitas que se hallan bajo su advocación. Anotan en algunas localidades que los bueyes o vacas iban engalanados y sus dueños daban con ellos tres vueltas al recinto sagrado. Terminada la misa, el sacerdote salía a la campa y con agua bendita asperjaba al ganado allí concentrado.
Tiene amplia difusión tanto en Navarra como en Álava la costumbre de hacer pasar ese día al ganado en el momento de la bendición por debajo de un arco hecho con estolas[7].
Navarra
En las Améscoas se llevan ese día los ganados, caballerías de la dula, vacas, yeguas y cabras a la ermita de Zudaire dedicada a San Antón; les hacían dar tres vueltas alrededor de la ermita. Después de la misa el sacerdote bendecía los animales que solían permanecer en la explanada cercana a la ermita. Los informantes guardan vivo recuerdo de un vecino que acostumbraba a ir con gran prestancia a esta ceremonia: «Ignacio Ruiz, de San Martín, no dejaba de ir ningún año. Iba muy jaque montado en su caballería bien aderezada con el sakerdi[8], cubriendo la albarda, estribos de cuero con pie de madera, las cabezadas con adornos de pelo de tajugo (tejón), y su alforja de franjas rojas y negras»[9].
En Lezaun el día de San Antón se sacaba todo el ganado al paraje denominado Larranburu, cercano al pueblo; allí recibían la bendición del sacerdote. Ese mismo día se llevaba el caballar a dar una vuelta alrededor de la iglesia.
En Arraioz-Baztan por la mañana, caballos, burros y machos daban tres vueltas en torno a la iglesia[10]. Este día no debía trabajar nadie, ya que era la festividad más grande de los ganaderos; pero en caso de que alguien no pudiera guardar fiesta, debía dar tres vueltas alrededor de la iglesia montado en el burro, mientras los demás estaban en misa.
En Ezkurra a principios de siglo acudían a la ermita de San Antón de Zubieta y hacían que los animales dieran tres vueltas alrededor de ella; en los años treinta colocaron una imagen de San Antonio Abad en la iglesia parroquial y dejaron de asistir a aquella ermita[11].
En Allo, al amanecer, llevaban los rebaños y caballerías ataviados de cascabeles, cencerros y campanillas, a las puertas de la ermita del Santo Cristo de las Aguas. Cuando la campana de la ermita comenzaba a sonar, todos los animales congregados daban tres vueltas en torno a ella, para implorar la protección del santo. En otros tiempos, los mozos de este municipio galopaban montando sus caballerías alrededor de la ermita. Hace varias décadas que desapareció esta costumbre de «subir a San Antón».
En Obanos llevaban los animales a las ocho de la mañana a la puerta de la iglesia para bendecirlos; cada cual acudía desde casa por su cuenta y sin formar cortejo alguno. Daban con los animales tres vueltas alrededor de la iglesia, rezando a cada vuelta un padrenuestro por su salud. Era un orgullo exhibir los mejores animales con los arreos bien limpios; se trataba de animales de tiro: caballos, mulos, asnos y también vacas[12].
En Orbaitzeta este día se bendecían los animales de ganado caballar. El cura se colocaba en la puerta de su casa e iba bendiciendo a los que pasaban a dar una vuelta alrededor de la iglesia. También se bendecía un pozal de agua, para que cada uno llevara el agua a su casa y bendijera las cuadras[13].
En Izco (Valle Ibargoiti) a principios de los años cincuenta, el día de San Antón se colocaba un arco formado por una estola atada mediante una cuerda a los muros de dos casas fronteras y se hacía desfilar bajo ella al ganado del lugar. A su paso, el sacerdote revestido de sobrepelliz lo iba asperjando con agua bendita, mientras recitaba las preces del ritual[14]. Una práctica similar tenía lugar en Urraúl Alto[15].
En otras localidades navarras como Adoáin sujetaban la estola por un lado al atrio de la iglesia y por el otro a un árbol. En Ayechu, Imirizaldu y Jacoisti la estola quedaba amarrada a los muros de dos casas en la calle más estrecha; en Aristu la colocaban entre la parroquia y casa Abadia –ese día no se ponía a las caballerías salma (albardón)–; en Epároz siempre colocaban la estola en un punto estrecho de sus calles; en Ongoz, a la altura de casa Palacio, de pared a pared, y en Ozcoidi la extendían de casa Echandía al corral de las ovejas[16].
En Sangüesa hasta la década de los años cincuenta se celebraba en la parroquia de Santiago la bendición de San Antón; al finalizar la misa, se colocaba un gran estolón desde la iglesia hasta una casa vecina y los diversos animales, generalmente ganados y rara vez porcino, pasaban por debajo de él hasta tres veces pues daban tres vueltas a todo el edificio de la iglesia por el exterior.
También en Aoiz y Aós era costumbre hacer pasar los animales mayores por debajo de una estola durante la bendición del sacerdote del pueblo.
En Navascués esta bendición tenía lugar el día de San Hipólito, 13 de agosto; los pastores asistían a la misa que se celebraba en la ermita de Santa María; luego los animales pasaban bajo la estola y los bendecía el sacerdote; ese día el ganado no trabajaba. Dicen que esta costumbre se originó «a raíz de una peste que hubo hace cientos de años». En la década de los años sesenta, se suprimió esta tradición por iniciativa de los sacerdotes[17].
En Otsagabia fue también costumbre hacer pasar las ovejas por debajo de una estola asida por ambas puntas por dos hombres que se colocaban al efecto en un paso estrecho. Esto lo hacían después de recibir la bendición del sacerdote[18].
En Lantz para la bendición que impartía el sacerdote desde el pórtico de la iglesia se sacaban de los establos todos los animales a la calle; como esta aglomeración era causa de disputas decidieron sacar solamente un ejemplar por casa hasta que la práctica desapareció[19].
En Cortes fue costumbre, hasta principios del siglo XX, sacar las caballerías a la plaza, colocándolas delante de las puertas del templo parroquial. Terminada la misa mayor, salía el sacerdote para bendecirlas.
En Genevilla-Sierra de Codés el día de San Antón se bendecían los animales en la plaza; cada pastor llevaba allá su rebaño y el cura del pueblo, desde un puesto alto, iba impartiendo la bendición.
Álava
En Mendoza en la década de los años cincuenta el día de San Antón tenía lugar la tasación de ganado; después de la misa y a toque de esquila se reunía en Bikolanda todo el ganado mayor y menor del pueblo. El párroco, acompañado del alcalde, del regidor y del sacristán, se instalaba en la huerta de la Casa Rectoral desde donde se avistaba todo el ganado concentrado: a una señal del alcalde todos los reunidos se descubrían y el párroco bendecía. A continuación los comisionados y peritos de la Hermandad de Ganaderos procedían a la tasación del ganado para establecer la cantidad que, en caso de accidente, debería abonar la Hermandad al dueño del animal que se desgraciaba[20].
En Moreda el día de San Antón, todos los labradores-ganaderos acudían a misa a primera hora; finalizada ésta iban con sus ganados a la plaza; el cura hacía una bendición breve ante una plaza completamente abarrotada de personas y de ganados.
En Lagrán ese día los pastores duleros de los distintos ganados tenían antaño obligación de dar el toque de llamada para que los vecinos sacasen los animales a la plaza a fin de que recibiesen la bendición; seguidamente cada pastor llevaba a su almaje (rebaño de animales mayores) en distintas direcciones para que no se amochasen (acometerse el ganado con la cabeza) entre ellos[21].
En San Román de Campezo en la década de los sesenta a la hora fijada los vecinos sacaban todo el ganado a la plaza; terminada la misa el párroco revestido de sobrepelliz y estola y rodeado de las autoridades municipales iba a una casa del pueblo donde se había instalado, entre una ventana y la pared, un ramal de estolas viejas. A una señal, los pastores llamaban a los ganados y éstos pasaban por debajo de las estolas al tiempo que los bendecía el sacerdote[22]. En Santa Cruz de Campezo se procedía de igual manera.
Los vecinos de Elvillar, finalizada la misa, colocaban en la plaza del antiguo frontón dos estolas unidas y colgadas de esquina a esquina en lo alto de dos casas; por debajo de ellas hacían pasar a todos los animales del pueblo: gatos, gallinas, burros, cabras, rebaños de ovejas cuando iban al campo, dula de caballos y machos, etc.
En Cripán, a la hora de llamar al ganado con zumba, cencerro, cuerno o corneta (dependiendo de los tiempos del año), se juntaban en el coso o ayuntamiento; tras la misa el cura acudía revestido y procedía a la bendición de los animales: primero las vacas (la vacada); luego la dula de caballerías y después las cabras de villa; también bendecían algunos cerdos. Los rebaños de ovejas, quizás por ser éstas muy numerosas, no los llevaban al coso.
En Bernedo el pastor o un monaguillo pasaba por las casas recogiendo dinero para darle al cura el estipendio de la misa de ese día y para que, terminada ésta, bendijese los ganados. Los pastores aguardaban ese momento en las cercanías de la iglesia para que pudiesen ver al sacerdote en el instante en que les daba la bendición; éste bendecía también a los distintos rebaños antes de salir para el campo o monte.
En Pipaón este día el sacerdote bendecía, desde el balcón del ayuntamiento, a cada uno de los ganados que se sacaban a pastar.
En Bajauri, Obécuri y Urturi se bendecía el ganado después de celebrada la misa: para ello los pastores lo llevaban a las laderas de los montes cercanos a la iglesia. En Treviño se procedía a la bendición de los animales tanto en la festividad de San Antón Abad en enero como en la de San Antonio de Padua en junio. Estos días no trabajaba el ganado.
En la Sierra de Badaia el día de San Antonio acudía el cura de Ollavarre y tenía costumbre de dar la bendición desde la casa Asquegui.
La costumbre de bendecir el ganado el día de San Antón, después de misa, ha sido práctica muy común en Álava y se ha constatado así mismo en Agurain, Berganzo, Urkabustaiz y Apodaca.
Gipuzkoa y Bizkaia
En Oiartzun (G) en los años veinte se bendecía el ganado que, para este efecto, se llevaba a la calle de San Juan, haciendo desfilar todo él ante el sacerdote que lo iba asperjando con agua bendita[23].
En Berastegi (G) después de la misa, el celebrante bendice los animales que se concentran en la puerta de la ermita de San Antón. Durante muchos años esta práctica ha estado relegada; sin embargo ha tomado un nuevo impulso recientemente. En el año 1996 se han visto ante la ermita ovejas, corderos, yeguas, caballos y alguna vaca, con asistencia a la misa de numerosos baserritarras.
En Astigarraga (G) el día de San Antón, tras celebrar la misa, el cura bendecía los establos de los caseríos próximos a la ermita de Santiago, a petición de sus moradores. Los caseríos cercanos al casco urbano llevaban ese día el ganado a la plaza del pueblo y allí recibía la bendición del sacerdote.
En Elorrio (B) el día de la fiesta era costumbre llevar el ganado delante de la ermita de San Antón de Urkizuaran para que el sacerdote lo bendijera. La Hermandad de San Antón ofrecía este día misas por la salud del ganado[24].
En Triano (Encartaciones-B) este día se solía conducir el ganado a la puerta de la iglesia o al cercano campo de la hermandad para que fuera bendecido y «para que no se malhadase».
En Urduliz (B) el día de San Antontxu, 18 de enero, se celebraba la festividad local; antaño los aldeanos acudían con el ganado (vacas, terneros, burro), todo él engalanado con campanillas, al barrio Elortza, donde tenía lugar la bendición; para el que quedaba en casa (terneros jóvenes y otros), se traía de la iglesia agua bendita y los bendecían en la cuadra misma.
En Zeanuri (B) en las primeras décadas del siglo XX el día de San Antón tenía lugar en la parroquia una solemne misa mayor cantada, a hora muy temprana. En torno a esta festividad los sacerdotes bendecían los ganados, pasando por las cuadras de los caseríos.
En otros lugares de Bizkaia fue costumbre conducir los ganados ante determinadas ermitas para allí recibir la bendición; así se hacía en la ermita de Santa Catalina de Bakio y en la iglesia de Ntra. Sra. del Carmen de Alboniga-Bermeo[25].
Bendición de alimentos y cencerros
Una manera de hacer llegar a los animales la bendición y, por tanto, la protección del santo consiste en bendecir ante su imagen los alimentos que se les van a dar de comer. Mezclando el grano que ha sido bendecido en la iglesia con lo que hay en el granero se considera que todo el alimento queda bendecido.
En Santa Cruz de Campezo (A), después de la misa que se celebraba en el altar del santo, se bendecían los alimentos que llevaban a la iglesia las amas de casa, especialmente el grano que estaba destinado a los animales que se ponían enfermos; de modo particular el día de San Antón, apiensaban el ganado con una partecita del grano bendecido. Antaño llevaban a la iglesia gavillas de alholva y las colocaban en montones dentro del templo para ser bendecidas; los vecinos que vivían en la plaza sacaban éstas a los balcones para que fueran bendecidas juntamente con el ganado[26].
En San Román de Campezo (A) había costumbre de asistir todos a misa el día de San Antón y llevar a la iglesia un haz de alholva y granos de cebada y avena para que el sacerdote los bendijera. En Bernedo (A) se llevaba pienso para que el cura lo bendijese durante la misa en honor del santo; este pienso se guardaba para cuando enfermara el ganado.
También en Moreda (A) se bendecía pienso: trigo, cebada y avena. El grano bendecido se echaba en el arca junto al que allí se guardaba; de esta manera había grano bendecido para todo el año.
En esta misma localidad los pastores, en vez de acudir a la iglesia con sus rebaños de ovejas y cabras, solían ir con una capacilla o canastillo repleto de grano o pienso. Una vez bendecido lo llevaban a los corrales y lo echaban en los canales donde comían los animales.
En Labraza (A), donde no se conducían los animales a bendecir, sí llevaban con este fin los piensos y granos que iban a ser empleados en alimentar a los animales domésticos y de trabajo; una vez bendecidos en la iglesia los mezclaban con el resto de los del granero.
En Araia (A) hasta fechas recientes, el día de San Antón se llevaba una bolsa de avena a la iglesia para ser bendecida; posteriormente, ya en la casa, se mezclaba con la del granero para alimentar a los animales.
En Apellániz (A) era costumbre bendecir la sal destinada al ganado; el rito tenía lugar en pleno campo, junto a la ermita desaparecida de San Pelayo[27].
En Larraun (N), un miembro de la familia llevaba un puñado de pienso a la iglesia para bendecirlo; una vez bendecido lo mezclaban con el resto. Hasta la década de los años setenta se bendecían también el día de San Antón las ramas de espino, elorriak, que luego servi rían para avivar las hogueras de San Juan.
En Lantz (N) se llevaba este día a la iglesia trigo, harina o maíz que, una vez bendecido, se daba de comer al ganado.
En Obanos (N) hasta la generalización de la maquinaria agrícola, se llevaban a misa «zacutos» (saquetes) con pienso a bendecir, para los animales domésticos.
En las Bardenas (N), el día de San Antón los pastores antaño daban a las mujeres de los pueblos de los alrededores piedras de sal para que las llevaran a bendecir a la iglesia. Después se las daban a las ovejas.
En Mirafuentes-Sierra de Codés (N), este día se llevaba cebada, maíz u otros alimentos del ganado al pórtico de la iglesia y allí los bendecía el sacerdote. Luego estos alimentos se daban de comer al ganado con el fin de protegerles de todo mal. No era el pastor quien se encargaba de esta tarea, sino el dueño del ganado.
En Andoain (G), en la ermita de Santa Cruz, el sacerdote bendecía el maíz y el pan además de ajo, sal y cebolla. Aquel día todos probaban de lo bendecido y en los caseríos el maíz bendecido se lo daban a todos los animales[28]. En Oiartzun (G) se bendecía en la parroquia pan, maíz, ajos, etc.
En el Santuario de San Antonio de Urkiola (B) permanece vigente la costumbre de bendecir el día 17 de enero el pan de San Antonio. Este pan mojado en agua bendecida en el mismo santuario se le da al ganado y también se reparte entre los de la casa. En tiempos pasados se bendecían también agua y aceite como elementos de curación y protección.
Cencerros. El cencerro, al igual que la campana, tiene en la consideración popular un valor protector. En este caso se le atribuye el poder de alejar los maleficios que desgracian al ganado. En otro tiempo su uso tenía además como fin preservar a los animales del aojo o begizkoa.
Hoy en día (año 2000) en el Santuario de Urkiola se bendicen el día de San Antonio Abad cencerros y campanillas que luego serán colocados al ganado para su protección y buena suerte.
Rodeos a la Cruz de San Antón
En pueblos de la Ribera Navarra plantan este día «la cruz de San Antón» o una columna con la imagen del santo en la plaza o en alguna explanada; hacen dar tres vueltas alrededor de esta cruz a los animales. También ha sido costumbre que los dueños mismos de las caballerías, a lomos de éstas, diesen varias vueltas en torno a esta cruz o imagen de San Antón.
En Corella (N), colocan el pilar del Santo delante de la ermita de Nuestra Señora del Villar; era costumbre dar vueltas y más vueltas alrededor de él hasta que se mareaban y no podían más. Esta práctica es denominada «las revueltillas». También daban estas revueltillas más sosegadamente montados en sus caballerías en torno a la imagen de San Antón que colocaban sobre unas andas[29].
En Cintruénigo (N), el rito principal de esta festividad de San Antón era el «pasaje» de los animales alrededor del pilar que este santo tiene levantado en su honor delante de la basílica de la Concepción. Antaño era costumbre que desde el amanecer fueran en romería todas las caballerías y animales de labor a dicho pilar donde eran bendecidos por el sacerdote[30].
En todas estas localidades de la Ribera el rito popular de las «vuelticas» o «revuelticas» con las caballerías y el ganado, pidiendo protegerlos de cualquier enfermedad o daño, se realizaba en torno a los «pilarcillos de San Antón», que se situaban generalmente a la salida de una de las calles o en las inmediaciones del pueblo; así en Monteagudo, Barillas, Tulebras y Ablitas; en Cabanillas, al poniente de la ermita de San Roque; el de Fustiñana, en el año 1974, continuaba en pie al oriente del pueblo. En aquellas localidades donde no existía tal pilar se colocaba el día 17 de enero una cruz en medio de la plaza con el fin de poder dar las vueltas rituales, como sucedía en Tudela y Ribaforada[31].
En Fitero (N), a comienzos de siglo, se celebraba la Ronda de los Sanantones; cada 17 de enero se exponían al público dos imágenes de San Antón. Al anochecer, cuando los vecinos volvían del campo, los mozos del pueblo, montados en bestias de todas clases –caballos, machos, mulas, yeguas, burros y burras–, se dirigían a galope hacia una de las imágenes, formando corros debajo de ella. Entonces comían unas cuantas nueces, echaban un trago de vino de la bota y a continuación gritaban al santo: «¡San Antón, guárdame el caballo para otro año!» (o el macho o la burra, etc.) y salían disparados hacia la otra imagen, donde repetían la misma operación[32].
- ↑ Gurutzi ARREGI. «Creencias y ritos en la festividad de San Antonio Abad» in Etniker. Nº 11 (1999) pp. 225-243.
- ↑ José María IRIBARREN. De Pascuas a Ramos. Pamplona, 1970, p. 64.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. Voz «Gabonzuzi» in Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca. OO. CC. Tomo I. Bilbao, 1972.
- ↑ José María IRIBARREN. De Pascuas a Ramos. Pamplona, 1970, p. 64.
- ↑ Luciano LAPUENTE. «Sierra de Urbasa» in Navarra. Temas de Cultura Popular. Nº 211. Pamplona, s.a., p. 26.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de José María JIMENO JURÍO. «Cortes de Navarra» in CEEN, VI (1974) pp. 273 y 275.
- ↑ La estola es una prenda litúrgica que se pone el sacerdote para la santa misa.
- ↑ Funda de lana, hecha a mano en colores y con borlas que servía para cubrir la albarda de las caballerías.
- ↑ Luciano LAPUENTE. Las Améscoas. S/l., 1990, p. 135.
- ↑ Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 288.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de José Miguel de BARANDIARAN. «Contribución al estudio etnográfico del pueblo de Ezkurra. Notas iniciales» in AEF, XXXV (1988) pp. 51 y 62.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de M.ª Amor BEGUIRISTAIN; Javier ZUBIAUR. «Estudio etnográfico de Obanos» in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Álava y Navarra. San Sebastián, 1990, p. 465.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de M.ª del Carmen MUNARRIZ. «Estudio etnográfico de Orbaiceta» in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Álava y Navarra. San Sebastián, 1990, p. 625.
- ↑ Javier LARRAYOZ. «Encuesta etnográfica del Valle de Elorz» in CEEN, VIII (1976) p. 91.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Luis Pedro PEÑA SANTIAGO; Juan SAN MARTIN. «Estudio etnográfico de Urraul Alto (Navarra)» in Munibe, XVIII (1966) p. 153.
- ↑ Luis Pedro PEÑA SANTIAGO; Juan SAN MARTIN. «Estudio etnográfico de Urraul Alto (Navarra)» in Munibe, XVIII (1966) p. 153.
- ↑ Pablo SAGARDOY. Pastoreo en el municipio de Navascués (1950-1980). Pamplona, 1986, p. 85. Memoria de Licenciatura. Inédita.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Secundino ARTOLETA; Fidencio BERRABE. «El pastoreo en Ochagavía (Salazar)» in AEF, XV (1955) pp. 19, 21 y 23.
- ↑ Ana Rosa CASIMIRO. «Estudio etnográfico de Lanz» in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Álava y Navarra. San Sebastián, 1990, p. 342.
- ↑ José ÍÑIGO IRIGOYEN. Folklore Alavés. Vitoria, 1950, p. 47.
- ↑ Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. «La vida pastoril en algunas comarcas alavesas» in Ohitura, II (1984) p. 70.
- ↑ Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. «Tradiciones populares. Vírgenes y Santos Abogados en algunas aldeas alavesas» in Munibe, XXIII (1971) p. 568.
- ↑ Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Manuel LEKUONA. «Fiestas populares. Oyarzun» in AEF, II (1922) p. 24.
- ↑ Gurutzi ARREGI. Ermitas de Bizkaia. Tomo III. Bilbao, 1987, p. 125.
- ↑ Gurutzi ARREGI. Ermitas de Bizkaia. Tomo II, Bilbao, 1987, p. 36; tomo I, Bilbao, 1987, p. 93.
- ↑ Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. «Calendario alavés» in BISS, XIV (1970) p. 32.
- ↑ Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. «Tradiciones populares. Vírgenes y Santos Abogados en algunas aldeas alavesas» in Munibe, XXIII (1971) p. 568.
- ↑ Francisco de ECHEBERRIA. «La religiosidad del pueblo. Andoain» in AEF, IV (1924) p. 59.
- ↑ José María IRIBARREN. De Pascuas a Ramos. Pamplona, 1970, p. 66.
- ↑ M.ª Paz LARRAONDO. «Estudio etnográfico de Cintruénigo» in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Álava y Navarra. San Sebastián, 1990, pp. 244-245.
- ↑ José María JIMENO JURÍO. «Cortes de Navarra» in CEEN, VI (1974) p. 274.
- ↑ Manuel GARCÍA SESMA. Poemario fiterano. Pamplona, 1969, citado por José María IRIBARREN. De Pascuas a Ramos. Pamplona, 1970, p. 65.