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Ritos funerarios en Gamboa (Alava)

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dades de Gamboa: Marieta y Garayo que en la actualidad no pertenecen al municipio de Arrazua Ubarrundia sino al de Barrundia. Garayo es, al igual que Nanclares de Gamboa, un lugar prácticamente despoblado (sólo tiene dos habitantes) desde la construcción del embalse en 1957. Marieta es el pueblo más habitado del antiguo municipio de Gamboa después de UllíbarriGamboa. Para tomar más en cuenta los datos de ambos pueblos hubiera sido necesario contar con más informantes de esas localidades pero hasta la fecha no lo he intentado. Lo único que hago es tomar en consideración dichas informaciones recogidas de personas residentes en Landa y Ullíbarri-Gamboa.
II. 238. ¿QUE PRESAGIOS DE MUERTE SE CONO- CENCONOCEN? ¿COMO SE LLAMA LA AGONIA? ¿QUE PRACTICAS SE OBSERVAN DURANTE LA AGONIA? ¿QUE SE HACE PARA HACERLA MAS LLEVADERA?
El oír aullar insistentemente a un perro era augurio de alguna muerte cercana El fallecimiento debería de ocurrir una vez que el perro dejara de aullar. Me aseguran que el aullido de un perro que presagia una muerte es distinto al que realiza en otras ocasiones. Un informante del caserío Rotabarri de Nanclares de Gamboa cuenta que, estando su padre enfermo, la vaca se puso a mugir insistentemente de noche sin causa aparente alguna ya que otras noches no lo había hecho. Se levantó de la cama para adivinar lo que le pasaba y tranquilizó a la vaca pensado que quería que «le echara el ternero». Esa misma noche murió el padre a causa de una enfermedad médicamente no grave pero que se le complicó y le causó la muerte. Un ano más tarde, otra vaca de esta misma familia se puso a mugir injustificadamente momentos antes de que a uno de los hijos le diera un ataque de apendicitis.
En la mayoría de los lugares de Gamboa no se conocen los toques de campana para agonía. En algún caso se tiene una noticia vaga. En Landa y Garayo se tocaban las campanas en el momento en que el cura llevaba el Viático al agonizante. Según estas informaciones, el toque de agonía era distinto al de muerto. Mientras el primero se hacía con la campana de «volteo», el segundo se tocaba con la de «repicar».
II. 239. ¿QUIEN ES EL ENCARGADO DE AVISAR AL  CURA YAL MEDICO? ¿QUIEN DEBE ACOMPAÑAR  AL VIATICO? ¿QUIEN DESCUBRE LOS PIES AL ENFERMO PARA DARLE UNCION? ¿QUE ASISTENCIA RECIBE EL PACIENTE DURANTE SU ENFERMEDAD DE PARTE DE SUS PARIENTES YVECINOS?
ENFERMO PARA DARLE UNCION? ¿QUE ASIS-
 
TENCIA RECIBE EL PACIENTE DURANTE SU ENFERMEDAD DE PARTE DE SUS PARIENTES YVECINOS?
 
 
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|| RITOS FUNERARIOS EN VASCONIA
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Cuando una persona estaba a punto de morir o, al menos, daba muestras de ello, se avisaba al médico y al cura. El encargado de dar el aviso era normalmente alguien de la familia, aunque si esto no era posible lo hacía algun vecino. En ese tiempo, los curas vivían en cada pueblo y visitaban periódicamente a los enfermos. Por esa razón, la mayoría de las veces no les pillaba de sorpresa el aviso urgente desde la casa. Los médicos no vivían en todos los pueblos sino que tenían asignados varios de ellos. En caso de urgencia, se avisaba antes al cura que al médico. En Gamboa, esto ocurrió hasta finales de los años cuarenta, momento en el que los curas comenzaron a dispersarse y a tener varios pueblos a su cargo viviendo en uno solo de ellos. Por ejemplo, en Nanclares de Gamboa hubo cura hasta mediados de esa década; luego pasó a vivir a Zuazo de Gamboa; más tarde acudió el que vivía en Landa; el último cura que atendió Nanclares antes de que se abandonara el culto en su iglesia, en los años cincuenta, vivió en Durana (a 12 lun. en dirección a Vitoria). El médico tenía su sede en Arroyabe (a 3 km. de Nanclares) aunque llegó a residir y lo sigue haciendo en Vitoria. Todo esto significaba que había que utilizar caballerías o bicicletas para avisar al médico y a los curas cuando dejaron de residir en los pueblos. El médico solía utilizar el transporte por ferrocarril para acudir a los pueblos de Gamboa (cogía el tren de la línea Vitoria-Valle de Léniz de los FF.CC . Vasconavarros). En algunos casos, era el médico el que avisaba al cura para que estuviera atento a alguna persona del pueblo a la que había diagnosticado una muerte cercana.
Actualmente los curas, salvo excepciones, acuden vestidos de paisano a administrar el Viático y la Extrema Unción. Revestido de estola portan la hostia en un estuche colgado del cuello y los óleos en un pequeño frasco.
II. 240. ¿A QUE CAUSA SE ATRIBUYE LA MUERTE?  ¿HAY CREENCIA DE QUE EL ALMA SALE DE MODO VISIBLE? ¿EN QUE FORMA? ¿DONDE SE COLOCA AL MUERTO?
La muerte se atribuye a algo inevitable que tarde o temprano nos toca a todos. La creencia en una vida después de la muerte está en la mente de la mayoría, pero no se sabe a ciencia cierta cómo es. Ocurrió durante la Guerra Civil española en Nanclares de Gamboa que varios chicos de la localidad estaban comentando que habían matado a un hombre de un tiro en el pueblo cercano de Elguea. A uno de los chicos le habían contado que cuando a una persona le pegan un tiro, vive durante un momento siendo consciente de que está muerto. Al día siguiente, uno de esos mozos, de 15 años de edad, residente en el caserío Rotabarri, fue herido de un tiro que le rozó la cabeza cuando transportaba provisiones en el carro. Al sangrar, pensó que estaba muerto y echó a correr pidiendo ayuda. Mientras corría fue perdiendo la visión aunque le fueron pasando imágenes de otra gente que corría probablemente asustadas por el tiroteo, y siempre creyendo estar viviendo su propia muerte, hasta que cayó al suelo desvanecido. Unos requetés lo encontraron a punto de desangrarse y lo llevaron a un hospital de Vitoria donde recobró el conocimiento y se recuperó totalmente.
La persona o personas encargadas de amortajar el cadáver le cerraban los ojos si habían quedado abiertos, lo mismo que la boca a la cual se mantenía cerrada con un paño o un trozo de «guaté» para evitar una mala impresión. Se le juntaban los pies y se le cruzaban los dedos de las manos colocándolas sobre el pecho. Estas operaciones había que hacerlas «en caliente», es decir, al poco tiempo de morir la persona ya que si no el cuerpo se agarrotaba y no se podía enderezar.
Si alguien moría fuera de la casa, muchas veces en   {| style="border-spacing:0;margin:auto;width:10.126cm;"|- style="border:none;padding-top:0cm;padding-bottom:0cm;padding-left:5.055cm;padding-right:5.032cm;"|| ENCUESTAS ETNOGRAFICAS DE CAMPO |-|}un accidente, su cuerpo era transportado al cementerio a un lugar cubierto donde el médico le practicaba una autopsia. Mientras permanecía allí los mozos se turnaban, a sorteo, el hacer guardia tanto de noche como de día en la puerta del cementerio. En Ullíbarri-Gamboa, en la actualidad, existe un lugar para realizar dichas prácticas.  II. 241. ¿QUE SIGNOS DE DUELO SE ADOPTAN EN
II. 241. ¿QUE SIGNOS DE DUELO SE ADOPTAN EN LA CASA DONDE HA OCURRIDO UNA DEFUNCION? ¿SE CIERRAN LAS VENTANAS? ¿SE CUBREN LOS ESPEJOS? ¿LOS ESCUDOS DE ARMAS? ¿LAS COLMENAS?
Los signos más evidentes de duelo son los del silencio y la resignación de toda la familia que se aperciben en el cierre de los vanos de la casa y de un descenso de las relaciones hacia el exterior de sus ocupantes.
Las colmenas no se cubren pero reciben el aviso cuando el dueño ha muerto (este ritual se detalla en el punto 242).
II. 241-bis. ¿QUIEN ASUME LA DIRECCION DE LAS  LABORES DOMESTICAS MIENTRAS EL CADAVER PERMANECE EN CASA? ¿LOS VECINOS? ¿QUIE- NES ¿QUIENES SE ENTIENDEN POR TALES? ¿LOS DE LA CASA MAS PROXIMA? ¿LOS DE LA VIVIENDA DEL  OTRO LADO O PISO DE LA. MISMA CASA? ¿QUIENES CONDUCEN LA CRUZ PARROQUIAL A LA CASA MORTUORIA?
La vida vecinal en Gamboa era muy importante. Al menos lo era más que ahora a tenor de las impresiones de todos los informantes. Las relaciones eran y siguen siendo más afectuosas entre unos vecinos que entre otros, y no por ser el vecino más cercano tenía que existir una mayor relación aunque normalmente así ocurría.
Las agencias funerarias existentes en Vitoria editaban, por encargo de la familia del fallecido, varias esquelas y recordatorios que en poco han variado de los que actualmente se encargan. Las esquelas se ponían y siguen poniendo en la puerta de la iglesia y en las casas de los familiares, mientras que los recordatorios los repartía algún familiar a la salida del funeral, lo mismo que ocurre ahora. Hace unos cuantos años no era corriente publicar la esquela en los periódicos y menos anunciar el fallecimiento en las notas necrológicas de las radios locales. Actualmente, no todos publican las esquelas pero sí que se hacen anuncios por las radios de la provincia.
 
En algunas casas se llevaba una especie de diario familiar en el que se apuntaban los nacimientos y las defunciones: en el Libro de Familia de los Martínez de Ullíbarri-Gamboa los certificados de defunciones vienen asignados de esta manera:
 
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|| RITOS FUNERARIOS EN VASCONIA
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En algunas casas se llevaba una especie de diario familiar en el que se apuntaban los nacimientos y las defunciones: en el Libro de Familia de los Martínez de Ullíbarri-Gamboa los certificados de defunciones vienen asignados de esta manera:
«N.° 20. Falleció:
el padre Rafael Martínez el 19 de febrero del año 1912 después de recibir todos los sacramentos Q.E.D. a la edad de 48 años, 1 mes y 10 días. Murió santamente a las doce de la noche. Firmo yo como hijo.
Federico Martínez (rubricado).»    
Del anuncio de la muerte a animales domésticos sólo he recogido dos alusiones referidas al aviso a las abejas. La primera noticia me la da Paco Etxebarria, en Landa, cuyos abuelos paternos procedentes de Ataun y Bergara le llegaron a contar que, cuando alguien moría, una persona de la casa del fallecido acudía a la colmena y pedía a las abejas que hicieran más cera porque la necesitaban para hacer velas para el funeral y la sepultura.
La segunda noticia en torno a las abejas la conservan los descendientes del caserío Rotabarri de Nanclares de Gamboa que recuerdan que su madre, procedente, tanto ella como sus predecesores, de Elosu en Alava (a 8 kms. de Nanclares de Gamboa, en dirección oeste), cuando murió el dueño de las «abejas» que había en el caserío y que ellos cuidaban, les avisó de la muerte de su amo dando unos golpecitos en cada «cuezo» y diciendo: «''«uzaba uzaba hil da''<supref>l La palabra ''uzaba ''probablemente sea una variante o degeneración de ''ugazaba'': amo. Para designar al amo creo que en otros lugares se ha usado la palabra ''zaba''.</supref>/ ''el amo ha muerto».
Mi informante cree que esta costumbre también la realizaban en otras casas de Gamboa ya que había muchas colmenas. Sin embargo, el único dato fiable que se entresaca de esta noticia es que dicho rito provenía de Elosu (Alava).
No se quemaba ningún tipo de hierbas en la habitación donde se encontraba el cadáver, o al menos, no se ha recogido este dato.
 <sup>I </sup>La palabra ''uzaba ''probablemente sea una variante o degeneración de ''ugazaba: ''amo. Para designar al amo creo que en otros lugares se ha usado la palabra ''zaba. '' II. 244. ¿COMO SE AMORTAJA EL CADAVER?  ¿QUIEN LO LAVA YAMORTAJA ¿CON QUE SE LAVA?
Unas veces, la misma familia y otras, algún encargado en el pueblo, eran los que amortajaban el cadáver. En caliente, había que lavarlo con agua, vestirlo, juntarle los pies, cerrarle los ojos y la boca y ponerle las manos con los dedos cruzados sobre el pecho. La posición del cadáver descrita era igual para todos, sea hombre o mujer, rico o pobre. Los cambios venían dados, no por la posición en la caja sino por la vestimenta. Si era moza, se le vestía con el hábito de Hija de María a la que pertenecían todas las mozas del pueblo. Ese hábito era de color azul claro y el cadáver iba descalzo. Si era mujer, se le ponía su mejor vestido y un velo y tampoco llevaba zapatos. Si era hombre, se le vestía con un hábito religioso por encima de la ropa interior o sin ella y solía llevar calcetines. Este hábito se compraba en las agencias funerarias de Vitoria pero la forma de conseguirlo podía variar.
En Ullíbarri-Gamboa siempre ha sido una sola persona la encargada de amortajar el cadáver. En los primeros años del siglo XX, el encargado fue Ruiz de Azúa. Esta persona enseñó el «oficio» a Pedro Martínez, el cual está en la mente de todos los ullibarritarras, porque se cuidaba de amortajar los cadáveres, acudía con el carro a Vitoria a comprar la caja y el hábito, después de haberles tomado medidas, avisaba al enterrador y mediaba con la familia para elegir el lugar adecuado donde enterrarlos, etc. Durante muchos años, Pedro Martínez estuvo atendiendo los pueblos y caseríos de Ullíbarri-Gamboa y Landa. En Garayo, también hubo una persona que se encargaba de todos los preparativos. En otros muchos casos eran los mismos familiares (hijos, hermanos, sobrinos) los que amortajaban el cadáver.
 
Lo corriente era usar el hábito de San Francisco, al que se le tenía bastante aprecio, quizás por la proximidad del Santuario de Aránzazu regentado por franciscanos, aunque había hábitos de otros santos. Era de color marrón, llevaba capucha y llegaba hasta los pies, sujetándose a la cintura con un cordón. También podía llevar unas finas rayas blancas. Otros hábitos eran de color gris jaspeado, o negro y blanco, aunque no eran habituales en Gamboa La costumbre de usar el hábito se perdió hace unos 35 ó 40 años y desde entonces se ha usado un traje para vestir a los hombres. Tanto los trajes para los hombres como los vestidos para las mujeres, eran las mejores prendas que tenía el fallecido y, en el caso de los ancianos, guardaban dichas prendas de vestir en un armario para el momento de su muerte. Esta costumbre todavía la siguen conservando algunas personas ancianas de la zona.
 
Se da el caso que en el caserío Ventabarri de Ullíbarri-Gamboa, hacia 1942 aproximadamente, vistieron a un fallecido con traje y calcetines, y le pusieron por encima el hábito de San Francisco. Actualmente, el traje se lo pone la misma familia aunque, en la mayoría de los casos, esta labor la realizan los operarios de la agencia funeraria, sobre todo si el fallecimiento se produce fuera de casa, en un hospital por ejemplo <ref name="ftn1">Hoy en día muchos mueren en los hospitales o clínicas de Vitoria porque son llevados allí por sus familiares cuando están muy enfermos o con indicios de muerte. Además, muchos de los hijos viven en la capital. </ref>.
 
La diferenciación de clase social venía dada por la mayor o menor excelencia de las vestimentas usadas en las mortajas y en los casos de los sacerdotes fallecidos había cierta distinción. Según me cuenta un informante de Garayo, que asistió al funeral de un cura hacia 1940, le llamó la atención que estuviera vestido con la sotana y calzado con botas cuando todos los demás laicos iban descalzos o con calcetines. En algún otro caso recuerdan que encima de la caja se le colocaba el bonete.
 
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|| ENCUESTAS ETNOGRAFICAS DE CAMPO
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Lo corriente era usar el hábito de San Francisco, al que se le tenía bastante aprecio, quizás por la proximidad del Santuario de Aránzazu regentado por fran- ciscanos, aunque había hábitos de otros santos. Era de color marrón, llevaba capucha y llegaba hasta los pies, sujetándose a la cintura con un cordón. También podía llevar unas finas rayas blancas. Otros hábitos eran de color gris jaspeado, o negro y blanco, aunque no eran habituales en Gamboa La costumbre de usar el hábito se perdió hace unos 35 ó 40 años y desde entonces se ha usado un traje para vestir a los hombres. Tanto los trajes para los hombres como los vestidos para las mujeres, eran las mejores prendas que tenía el fallecido y, en el caso de los ancianos, guardaban dichas prendas de vestir en un armario para el momento de su muerte. Esta costumbre todavía la siguen conservando algunas personas ancianas de la zona.
Se da el caso que en el caserío Ventabarri de Ullíbarri-Gamboa, hacia 1942 aproximadamente, vistieron a un fallecido con traje y calcetines, y le pusieron por encima el hábito de San Francisco. Actualmente, el traje se lo pone la misma familia aunque, en la mayoría de los casos, esta labor la realizan los operarios de la agencia funeraria, sobre todo si el fallecimiento se produce fuera de casa, en un hospital por ejemplo <ref name="ftn1">Hoy en día muchos mueren en los hospitales o clínicas de Vitoria porque son llevados allí por sus familiares cuando están muy enfermos o con indicios de muerte. Además, muchos de los hijos viven en la capital. </ref>.
La diferenciación de clase social venía dada por la mayor o menor excelencia de las vestimentas usadas en las mortajas y en los casos de los sacerdotes fallecidos había cierta distinción. Según me cuenta un informante de Garayo, que asistió al funeral de un cura hacia 1940, le llamó la atención que estuviera vestido con la sotana y calzado con botas cuando todos los demás laicos iban descalzos o con calcetines. En algún otro caso recuerdan que encima de la caja se le colocaba el bonete.
II. 245. ¿SE COLOCA ALGUN OBJETO EN LA MORTAJA, EN LAS MANOS DEL CADAVER, EN EL
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