Salida al tejado. La chimenea

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Una conocida estructura para poder acceder al tejado es la buhardilla.

En Abezia y Apodaca (A) los tejados solían tener una abertura conocida como tronera, con su propio tejado, que permitía acceder al mismo desde el desván. Hoy en día se han sustituido por claraboyas herméticas.

En el Valle de Zuia (A) la tronera o buhardilla facilita la salida al tejado desde lo alto del desván. Consiste en un hueco sobre el que se alzan pequeñas paredes que se cubren con un simple tejadillo.

En Apellániz (A) para facilitar la salida al tejado se abre en él un hueco con pequeñas paredes y un tejadillo, la buhardilla, que en esta población recibe igualmente el nombre de tronera[1].

En el Valle de Carranza (B) aunque no es característica, también se conocen buhardillas, levantadas con pequeñas paredes y con cubierta a dos aguas. Su abertura suele estar orientada al este para quedar más protegida ya que ni suele soplar viento fuerte ni llover de esta dirección. En muchas localidades de la zona vascófona de Bizkaia este añadido del tejado recibe el nombre de txoritoki.

En Aoiz (N) en todas las casas antiguas se ve sobre el tejado una construcción que recuerda a una casita. Está formada por cuatro paredes y techumbre de teja y tiene una puerta para salir al tejado.

La anterior estructura ha sido posiblemente más antigua ya que no requería del uso del cristal. Conviene tener en cuenta la escasez de este material en tiempos pasados y que el acceso al tejado es en realidad un orificio en el mismo con el consiguiente riesgo de que a través de él se cuele el agua. De ahí la necesidad de que la buhardilla tuviese un tejadillo y una puerta que evitase la entrada del viento.

La otra forma de acceder al tejado, más reciente, es a través de una claraboya. Así ocurre en Berganzo (A).

Ha sido habitual que en una misma localidad convivan las dos formas de acceso.

En Artajona (N) en tejados y pisos altos sin ventanas solían instalarse lumbreras como iluminación y para permitir el acceso al exterior.

Una variante son las buhardillas, predominando las de pequeño tamaño. Su tejadillo suele ser a dos vertientes y están armadas de ladrillo y yeso.

En Lezaun (N) al tejado se accede a través de una lumbrera con cristal y más frecuentemente de una pequeña caseta a dos aguas llamada chapitel con una ventana de madera.

En Allo (N) los tejados disponen de una pequeña lucera de cristal que sirve para acceder a ellos desde el granero. Otras veces tienen una ventana de acceso cubierta con un tejado de doble hilera de tejas; una tercera posibilidad es una ventana en el vértice.

En la cubierta a veces se abren luceros cuya finalidad no es la salida al exterior sino la iluminación. Dado que el camarote o desván de la casa ha contado con ventanas de reducidas dimensiones, esta fuente de luz ha sido importante para iluminar el amplio recinto.

En Andraka y Bedarona (B) en algunos tejados cuentan con tejas acristaladas para iluminar el camarote, en la segunda población se denominaban luzeruek, al igual que en Hondarribia (G).

En Bermeo (B) en algunos tejados hay ventanas o tragaluces para iluminar el camarote.

En Portugalete (B) aunque no profusamente, existen cubiertas con tragaluces de buhardillas habilitadas como viviendas. Estos tragaluces están encajados en la estructura del entramado de las tejas, disponen de un marco de hierro y sus dimensiones son aproximadamente de 0,50x0,50 m.

En Osinaga, Valle de Juslapeña (N), el tejado lleva hacia el lado sur una claraboya que dé luz al palomar a la que denominan txapitela.

En las modernas construcciones o cuando se rehabilita el tejado de las casas antiguas, si se destina a vivienda el espacio que queda bajo el mismo, es frecuente que se coloquen modernas ventanas para iluminar profusamente la estancia.

En cuanto a la chimenea, hasta hace pocos años ha sido un elemento imprescindible y a la vez identificador de los distintos modelos tipológicos de vivienda rural. La desaparición de algunas así como el mal estado de conservación de otras es consecuencia de la supresión en buena parte de las casas rurales de las cocinas con fuego bajo o de la cocina económica. El material utilizado en su construcción ha sido en la mayoría de los casos el ladrillo (Valle de Zuia-A). Sin embargo, en los últimos tiempos, sobre todo cuando se restauran casas antiguas, se recuperan los fuegos bajos estéticamente diseñados por lo que nuevamente se ven chimeneas en los tejados, a veces, sobre todo cuando se trata de nuevas edificaciones, discurriendo por la parte externa de la pared de la casa.

Txoritokia, buhardilla de acceso al tejado. Ajangiz (B), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

En Abezia (A) en todos los tejados sobresale una chimenea con forma cuadrada. Está construida con ladrillos refractarios y en su parte superior se disponen dos tejas para que el tiro sea correcto e impedir que penetre la lluvia.

En Berganzo (A) tiene forma de tronco de pirámide de cuatro lados y generalmente es de ladrillo. En Valdegovía (A) presenta forma de paralelepípedo con una altura aproximada de 80 cm.

En Izal (N) quedan dos de las chimeneas tradicionales cilíndricas rematadas con celosía de ladrillo y sombrerete de teja o losa.

En Isaba, Urzainki y Uztárroz (Valle de Roncal-N) la chimenea, txaranbil, txaramidra, kezilo, sobresale del tejado con forma cilíndrica y ancha y en muchas ocasiones enarbolando un espantabrujas sobre el tejadilllo que la cubre.

En Aoiz (N) se conocen los siguientes tipos de chimeneas exteriores: de ladrillo sin tejadillo; de ladrillo con tejadillo (la más utilizada); intermedia de las dos anteriores; mixta de metal y de ladrillo o cemento y con un dispositivo que gira con el viento para controlar la salida de humos, y de metal. Hoy en día casi todas las nuevas construcciones disponen de chimeneas de cemento, de sección cuadrangular y con la boca tapada por un tejadillo formado por dos o tres planchas, cuadrangulares y de metal.

En Urraúl Alto (N) antiguamente se levantaron chimeneas cilíndricas o de forma cónica, símbolo del hogar central, que eran prolongación hacia el tejado de la gran campana casi esférica que ocupaba la mayor parte de la cocina y, naturalmente, de su techo. La campana y su prolongación hacia la cubierta estaba hecha de ramas de avellano entrelazadas y cal. Al exterior asomaba ya la chimenea de piedra, ladrillo, teja árabe y laja de pizarra. Estas chimeneas exteriores eran abundantes y presentaban una gran variedad de formas[2].

Tragaluces para iluminar el camarote. Bermeo (B), 1972. Fuente: Anton Erkoreka, Grupos Etniker Euskalerria.

En Monreal (N) cubriendo la superficie del fogón se encontraba la chimenea de forma trapezoidal que se iba estrechando a medida que llegaba al techo. Al exterior sobresalía al menos 1 m del tejado, era de ladrillo y se le daba yeso con lo que presentaba un color blanquecino. No era corriente que el tiro estuviera protegido, y hoy día para evitar que el agua caiga dentro, colocan una tapa de metal de forma piramidal sostenida por pequeños soportes que se apoyan en cada uno de los lados de la chimenea. En Murchante (N) se ha constatado el mismo dato y señalan que a este dispositivo metálico de protección con forma de paraguas le llaman monja.

En Viana (N) la chimenea o era de base más o menos rectangular, disminuyendo su sección hacia arriba, o circular, menos corriente, también estrechándose en altura. En ambos casos por el medianil de la casa alcanzaba el tejado y sobresalía de él mediante una pequeña chimenea de ladrillo cubierta con una visera de teja para impedir que penetrara la lluvia y, posteriormente, con una celada metálica movible con la misma finalidad. Los humos salían libremente por la chimenea y a veces se ponía un saco para encauzar el humo hacia arriba; se le llamaba monja. Según la dirección del viento, el humo salía mejor o peor y a veces “revocaba” y se llenaba la cocina del mismo.

En Mirafuentes (N) para evitar que el agua y el aire devuelvan el humo al interior, se observan modernos dispositivos giratorios elaborados en metal que algunos denominan monjas.
En San Martín de Unx (N) la chimenea más frecuente es la que lleva por dentro un simple tubo de uralita; otros dos modelos, también generalizados, protegen la boca con tejas planas apoyadas en triángulo o con tres tejas del tipo árabe formando bovedilla. El objeto de estas tapas es impedir la circulación de aire dentro del tiro.

En Artajona (N) la parte exterior de la chimenea suele ser prismática, con la boca sin protección alguna o con una cobertura de ladrillos que forma un triángulo. En otros casos, cuando la chimenea es muy larga, se colocan varios ladrillos de canto, perpendiculares a los lados más largos, cubiertos por otra fila de ladrillos horizontales. Existe alguna chimenea con cobertura metálica, dispuesta para girar por medio de una veleta, con el fin de orientar la salida de los humos hacia el lado opuesto a la dirección del viento.

Nuevos materiales para el tejado. Gernika-Lumo (B), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.


 
  1. Gerardo LÓPEZ de GUEREÑU. “Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés” in Ohitura. Núm. 0 (1981) p. 25.
  2. Luis Pedro PEÑA SANTIAGO y Juan SAN MARTÍN. “Estudio etnográfico de Urraúl Alto (Navarra)” in Munibe, XVIII (1966) p. 80.