Sanjuan haritza, el roble de San Juan
En torno a la festividad de San Juan que coincide con el solsticio de verano se practican ritos de diversa índole como las hogueras en su víspera, los baños de rocío en las primeras horas del día, la bendición de hierbas y flores y la implantación del ramo de San Juan / San Juan aretxa, en las jambas del portal. En este apartado nos referiremos únicamente a aquellas prácticas que se refieren a la protección de la casa.
En Ataun (G) para proteger la casa contra el rayo colocaban el día de San Juan en las jambas de la puerta de entrada ramas de fresno, y esparcían en el umbral parte de las yerbas krabeliña, clavel, espadaña, iris, hinojo, flores de San Juan [margaritas], bendecidas en la iglesia el mismo día. Estos datos fueron recogidos por Barandiaran en la segunda década del siglo XX anotando que los informantes no sabían con seguridad si eran medidas de protección. También colocaban ramas de espino albar, arantza zuri, atravesadas con hinojos y espadañas, en las ventanas y en las jambas de las puertas.
Por los mismos años en Kortezubi (B) en la mañana de San Juan fijaban con clavos en un lado del portalón, o en el poste central si lo había, una rama de roble, aretxa; o de fresno, lexarra; o de espino albar, elorri zurija. A esta rama que recibe el nombre de Doniaretxa, roble de San Juan, se le hiende por medio y se le atraviesa con otra ramita de lo mismo, de modo que ambas formen una cruz. Junto a esta cruz se coloca un haz de yerbas bendecidas en la iglesia aquella misma mañana. Este ramo se componía de: doniñidie, helecho florido de San Juan; andraiñe, matricaria; kabeliñie, clavel; epaibedarra, lengua de ciervo; todosana, androsemum; espigas de trigo, hojas de maíz, etc.
En Zeanuri (B) el día de San Juan siguen colocando en las jambas de la puerta de la casa una rama de roble cortada en la mañana misma, al alba. Se adorna con un ramillete de hierbas y flores, San Juan bedarrak, que en tiempos contenían espigas de trigo, galburuak, y se atraviesa su tronco con un trozo pelado de la misma rama de manera que adquiera la forma de cruz. A esta rama se llama San Juan are txa, roble de San Juan, pero también se emplean ramas de fresno, lexarra; no cualquier especie puede suplir al roble. Se excluye siempre el haya, pagoa, aunque se tenga a mano.
En esta misma localidad era costumbre hasta los años treinta del siglo XX plantar junto a la casa, un roble joven cortado esa misma mañana, y desramado hasta una determinada altura. A su cintura se ataban las hierbas de San Juan, y diversas espigas. Esta misma práctica llevaban a cabo los pastores del Gorbea, junto a sus txabolas[1].
En Busturia (B) en el poste que sostiene la viga transversal del portalón, moruagie, o bien a un lado del portal, se colocaba una rama de fresno, leizarra, atravesado por otro trozo de rama sin corteza formando así una cruz. Esta rama se adornaba con flores, ajos, verduras y frutos del tiempo.
Esta costumbre de colocar el día de San Juan ramas de fresno, lixarra, con manojos de hierbas y flores en las jambas de la puerta y en los balcones de las casas se ha observado también en Abezia (A); Ajuria, Amorebieta-Etxano[2], Arrankudiaga, Durango, Gorozika, Larrabetzu, Lezama (B); Berastegi, Elgoibar (G); Lekunberri (N). En Amezketa (G) rama de fresno y espino en las puertas; en las heredades, espino en el centro[3].
La tradición de colocar el ramo de San Juan no se ha circunscrito sólo a las casas sino que se coloca en las puertas de toda clase de comercios y tiendas de venta y atención al público.
En Gautegiz-Arteaga (B) se ha consignado que el día de San Juan, Doniñe egune, se colocaba en la jamba de la puerta de la casa una cruz hecha con laurel, eriñotza, que se adornaba con rosas, claveles y otras flores. Aunque la más común era la de laurel, era más elegante la que se hacía con espino, elorrijje. También se echaba en el portal helecho de San Juan, Doniñe idak.
En Iroz (N) a principios del pasado siglo XX el día de San Juan, por la mañana, hacían un fajo de ramas y lo llevaban a la puerta de la iglesia para que lo bendijese el cura; luego ponían en las puertas de las casas aquellas ramas para que no les cayese ningún rayo y con lo que sobraba hacían la hoguera del año siguiente[4].