Signos de duelo en el exterior de la casa
En algunas localidades ha sido costumbre colocar en la casa en que hubiese acaecido una defunción lazos o crespones negros a la entrada de la puerta principal o en algún lugar de la fachada.
A comienzos de siglo entre las familias más pudientes de Laguardia (A) se solía colgar en el balcón un crespón negro. A medida que avanzó el siglo esta costumbre se fue difundiendo y se extendió hasta aquéllos que durante la guerra civil habían ostentado algún cargo honorífico. Con posterioridad se amplió a todo el pueblo, pero a partir de los años sesenta desapareció completamente.
En estas ocasiones en Abadiano (B) se colocaba en la puerta de entrada a la casa, en el lado derecho de la misma, una crucecita y un lazo negro.
En Portugalete (B) se fijaba una tira de paño negro alrededor de la puerta de la vivienda. En el caso de que la familia fuese de «mucha categoría» se empleaba con tal fin terciopelo. También era norma habitual colocar una esquela en el portal.
En Barakaldo (B), en la zona de San Vicente, que es rural, se colocaba un lazo negro en la puerta de la vivienda; práctica que no se observa en la zona baja del municipio, más urbana e industrial.
En la zona rural de Elgoibar (G) colocaban un paño negro en la puerta del caserío. Los del centro de la villa colgaban una especie de pañuelo negro de la aldaba de la casa.
El único signo de duelo que se recuerda en Llodio (A) anterior a la última guerra civil lo relata una vecina del barrio Gardea que dice haber visto un paño negro en la casa del fallecido en señal de duelo. También se hacía esto en Durango (B).
Actualmente en el casco urbano de Bermeo (B) no se adoptan signos de duelo especiales en las casas donde ha ocurrido una defunción, que sólo quedan señaladas por la esquela que se fija junto al portal. En cambio, hace unos años, se colocaban crespones negros en señal de luto.
En Astüe (Z), cuando se producía una muerte, se ponía una cruz blanca y negra en la fachada de la casa en señal de duelo.