Silbidos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Es común valerse del silbido para transmitir órdenes al ganado. Mayoritariamente se utiliza con las ovejas.

Ovejas

El lenguaje de los silbidos para llamar y conducir el rebaño es utilizado por los pastores en todo el territorio; así lo constatan en nuestras encuestas de Agurain, Berganzo, Moreda, Treviño (A); Belatxikieta-Amorebieta, Valle de Carranza, Montes de Triano, Valle de Orozko, Zeanuri (B); Beasain, Berastegi, Elgoibar, Elosua, Oñati (G); Sara (L); Améscoa, Aoiz, Eugi, Lezaun, Mélida, Roncal y Ultzama (N). Los silbidos suelen ir acompañados de la ayuda del perro. Otro elemento de ayuda es el palo o vara del pastor con el que éste hace señales y da indicaciones al rebaño.

En Lezaun el aprendizaje y la utilización del silbido eran muy importantes; los informantes señalan que siendo muchachos «tenían más empeño en aprender a silbar que en ir a la escuela». Unos lo hacían solamente con los labios y otros ayudándose de los dedos. Quien no aprendía bien, o perdía algún diente que le impedía silbar como es debido, se fabricaba un silbato con un trozo de teja o de madera de boj. Era un cilindro en forma de pequeño tubo con una perforación interior con apariencia de «T». Esta costumbre se mantuvo hasta principios del siglo XX, ya que después se comenzaron a comprar los silbatos.

En Moreda cada pastor llama a sus ovejas con un silbido propio que ellas conocen. Se silba suave cuando se quiere que acudan a donde uno está y fuerte para que lo hagan más rápidamente. Para que vayan a comer, cuando están medio amodorradas, se les silba imitando el canto de un pájaro. También en Belatxikieta (Amorebieta) para llamarlas se emite un silbido suave, mostrándoles hierba o alguna comida. Un silbido fuerte indica que deben acercarse más deprisa. En Telleriarte (G) utilizan dos silbidos, uno para atraerlas y otro para alejarlas.

En Triano, un pastor retirado recuerda que en la década de los cincuenta llamaba al rebaño mediante silbidos para «bajar a las paciones», esto es, hacer el traslado desde el pasto alto a los prados. Los sonidos indicaban a las ovejas que se pusieran en línea y bajaran. También recuerda que les silbaba desde casa y entonces las ovejas se ponían al tanto y la oveja guía echaba a andar y las demás la seguían.

Cuando estaban cerca se las llamaba a cada una por su nombre.

En Valdegovía (A) se valen de silbidos para llamar a los perros y ordenarles agrupar o conducir los rebaños; también utilizan gestos con la misma finalidad.

En el Valle de Orozko cuando el pastor no tenía perro se hacía entender dando órdenes a sus ovejas mediante silbidos, txistue bota, y un par de ellos bastaban para recogerlas y hacer que acudieran al corral para ordeñarlas.

En Aoiz (N) señalan que lo más acertado es tratar al ganado por medio de palabras, gritos y silbidos. El perro se ha de utilizar lo menos posible y, en su caso, no ha de ser agresivo, debe ladrar a las ovejas sin asustarlas. En Mélida los pastores utilizan un lenguaje gestual, silban para que el rebaño se vuelva y si gritan o sueltan un improperio las ovejas se paran o ha- cen lo que les ordenan.

En varias localidades señalan que una buena forma de atraer a las ovejas para que sigan al pastor es ofrecerles algún alimento, como pan, unos granos de maíz o unas habas, un poco de cebada... (Moreda-A; Bernagoitia, Garai, Valle de Orozko-B; Telleriarte-G).

Otros animales

Intercalar silbidos con gritos es práctica usual en el trato con el ganado en general (Ayala, Pipaón, Ribera Alta-A; Zamudio, Zeanuri-B). En Apodaca (A) silban, poniendo los dedos en la boca, para llamar al ganado cuando está en el monte y para indicarle que salga de las heredades y en Moreda (A) se empleaba el silbido en menor medida para advertirles que no entrasen en campos de cereal.

En Zeanuri hay animales de variada clase, ovejas, vacas, burros o caballos, a los que se ha adiestrado para que den respuesta a un silbido determinado que emite el dueño ordenándoles que se acerquen. En Abadiano (B) mediante distintos silbidos se les ordena que anden, que se paren, que realicen diferentes movimientos y también se les puede transmitir enfado. En Ribera Alta y Valderejo (A) se valen de un silbido fuerte y corto para ordenarles que se detengan cuando se está trabajando en el campo. En Valdegovía (A) el silbido dado a los animales se identifica con una orden de parar.