Síntomas y efectos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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A veces hay síntomas que aparecen aislados pero lo más común es que se presenten varios simultáneamente: picores, rechinar de dientes, inapetencia, color bajo, insomnio; las encuestas hacen notar también que, al igual que ocurre con otras enfermedades, la dolencia de las lombrices por la noche se agrava. Existe la creencia de que suben del intestino hacia la boca provocando sensación de ahogo y hay que evitar que lo hagan. En Orozko (B) anotan que, además de los signos externos, el uso de orinales facilitaba su detección en las heces y las abuelas estaban siempre pendientes de ello.

En Amézaga de Zuya, Bernedo, Mendiola, Pipaón, Ribera Alta (A); Bedarona, Carranza, Durango, Muskiz (B); Arrasate, Beasain, Berastegi, Bidegoian, Elgoibar, Zerain (G); Goizueta, Lekunberri y Valle de Erro (N) se ha recogido que uno de los síntomas de detección de la enfermedad es que quien la padece sufre picores en la región anal. En Apodaca (A) dicen que sentir escozor en el trasero y rascarse con frecuencia eran señales, tanto en el niño como en el adulto, de padecer lombrices. En Moreda (A), según relatan algunas madres, cuando los niños dormían, las lombrices de color blanco les salían por el ano produciéndoles un molesto hormigueo y picor en dicha zona.

En Ribera Alta (A); Muskiz y Nabarniz (B) una de las manifestaciones es el picor en la nariz; en Agurain (A) la picazón de la garganta provoca una tos seca y en Goizueta (N) dicen que si las lombrices subían hacia la garganta del niño le provocaban una tos aguda. En Agurain, Mendiola (A), Amorebieta-Etxano (B), Berastegi (G), Sangüesa y San Martín de Unx (N) señalan que produce mal aliento.

En Agurain, Berganzo, Mendiola, Ribera Alta, Valdegovía (A); Bedarona (B); Astigarraga, Elgoibar (G); Obanos, San Martín de Unx y Valle de Erro (N) se ha consignado que a quienes crían lombrices les rechinan los dientes al dormir; cascarrear dicen en Amézaga de Zuya (A), carrasquear en Pipaón (A) y tarruscar en Carranza (B). En Murchante (N) se ha recogido el dicho: “Si te retijan (rechinan) los dientes durmiendo, es seguro que tienes lombrices”.

En Mendiola, Pipaón, Ribera Alta (A); Muskiz (B); Astigarraga Berastegi, Bidegoian, Elosua, Zerain (G); Obanos, San Martín de Unx y Valle de Erro (N) se ha constatado que quienes crían lombrices padecen mal dormir, sueño inquieto, pesadillas e insomnio; en Agurain (A) dicen que se duerme con los ojos entreabiertos, en Berganzo (A) señalan que se tienen los ojos brillantes y en Orozko (B) que ojeras. Además en Apodaca (A); Astigarraga, Berastegi, Bidegoian, Elosua y Zerain (G) manifiestan que se muestra malestar, diarreas e incluso fiebre; en Arraioz (N) señalan que provoca fiebre y temblores, ortz-kazkara; la fiebre se menciona también en Bedarona (B), y en Carranza (B) señalan los informantes que los muy infestados padecían fiebre y algunos llegaban a expulsar las lombrices por la boca cuando tenían vómitos. En Moreda, Pipaón (A); Astigarraga, Elgoibar (G) y Sangüesa (N) se ha recogido que uno de los síntomas era el vomitar y sentir náuseas sin causa aparente; también en Arberatze-Zilhekoa (BN) se les atribuían los vómitos, goiti aurdiki. En Amézaga de Zuya (A) señalan los informantes que el enfermo abre constantemente la boca “como si fuera un pato” y en Nabarniz (B) se reconoce como síntoma el permanecer boquiabierto, ago zabalik.

En Amézaga de Zuya, Apodaca, Mendiola, Moreda, Pipaón, Ribera Alta (A); Durango, Muskiz (B); Arrasate, Beasain (G); Sangüesa y Viana (N) constatan que quien tiene lombrices, adelgaza, pierde apetito, le salen ojeras; deja al niño muy debilitado y su piel adquiere una tonalidad pálida, lo que en Nabarniz (B) y Eugi (N) describen como kolorea jan. En Bernedo (A) los niños que padecían lombrices se quedaban ruines y enclenques y cuentan que daban con la vida de las personas o animales si no se les combatía. En Orozko (B) dicen que hacen adelgazar, producen mareos, náuseas y malestar; en Arraioz (N) que podía provocar problemas de crecimiento; en Obanos (N) que a los chiquillos no les deja medrar y en San Martín de Unx (N) que producen raquitismo, precisamente uno de los síntomas era que los muetes estuvieran pochos y flacuchos.

En Moreda (A); Gorozika (B); Allo, Aoiz, Eugi y Goizueta (N) señalan que generan debilidad y anemia porque las lombrices se alimentan de lo que ingiere quien las padece; en Allo algunos agregan que pueden acarrear trastornos en el crecimiento y desarrollo de los niños y algún informante advierte que el riesgo proviene de que comen los glóbulos rojos de la sangre. En Carranza (B) el mayor temor era que les “comiesen el cuajo”, que según dan a entender es que perforaban el estómago o el tubo digestivo. En Hondarribia (G) dicen que las lombrices son muy peligrosas pues su necesidad de comer hace que puedan atacar a los intestinos o subir al estómago y “comerlo y perforarlo”. En Izal (N) se pensaba que si se tenían muchas lombrices te agujereaban el intestino. En Arberatze-Zilhekoa (BN) se ha recogido que producen convulsiones y los informantes recuerdan a escolares que perdieron vista por ello. A la crisis producida por las lombrices se le denomina xixare ukaldiak.

En Muskiz (B) cuando un niño está flaco, con mal color y es melindres comiendo, se suele decir de él que es lombricero. En Nabarniz (B) subrayan el síntoma de estar inapetente, jakentxu, mostrar la lengua blanquecina o sucia y tener dolor de tripas, tripalea; también en Bidegoian, Oñati (G) y Goizueta (N) mencionan el dolor de tripas. En Orozko (B) dicen que a los niños que tenían muchas lombrices les sale un bulto en el lado derecho de la tripa. En Arrasate (G) a las lombrices se les atribuyen cólicos, ataques e intoxicaciones.

En Amorebieta-Etxano (B); Beasain, Berastegi, Bidegoian, Hondarribia, Oñati y Telleriarte (G) se temía que si las lombrices proliferaban mucho en el niño existía el riesgo de que pudieran llegar a ahogarlo y advierten que se han dado algunos casos; en Zerain (G) el riesgo de morir ahogados lo ciñen a los niños muy pequeños. En Astigarraga (G) consignan que las lombrices pueden ser causantes de estados graves del que las padece, como la ictericia y el ahogo. Las lombrices parasitan en el estómago y ahí se alimentan hasta que se hacen fuertes y entonces tienden a subir, hechos una bola, hacia el pecho y la garganta, provocando el consiguiente ahogo y en algunas ocasiones la muerte por asfixia. Otras veces, cierto tipo de lombrices, pueden subir hasta cerca de la cabeza.