Sorgin-jokoa

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Aldude, Donibane Garazi, Ezterentzubi (Ip) los niños se sentaban sobre sus rodillas en tailleur, en el suelo a lo largo de un muro o una valla. Juntos unos contra otros sobre sus piernas plegadas colocaban su boina y a falta de ésta, el delantal doblado en forma de bolsillo.

Delante de la fila de niños sentados dos jugadores permanecían en pie. Estos habían sido designados anteriormente por medio de una fórmula de sorteo y tenían funciones diferentes.

El primer jugador en pie, provisto de una piedrita, circula delante de sus compañeros que permanecen sentados. Se inclina hacia cada uno de ellos haciendo como si escondiese la china en las boinas o en los delantales recomendando a cada niño disimular la piedra. Para ello al pasar recita en voz alta la fórmula siguiente:

Harria, gorde, gorde, gorde!...
Harria, bero, bero, bero!...
Caillou, cache, cache, cache!... / Caillou, chaud, chaud, chaud!...

Repite la operación de la misma forma varias veces, tanto en un sentido como en otro, bajo la atenta mirada del segundo participante que se encuentra de pie. Este se mantiene distante a cinco o seis pasos y sin moverse de su puesto de observación. Al final la china ha sido ocultada en alguna de las boinas o delantales.

El segundo jugador en pie entra entonces en acción. Es la bruja, sorgina, o adivino. Es el encargado de adivinar dónde se encuentra la china y no se le permite equivocarse. Ha podido observar tanto los movimientos de su predecesor como las reacciones de los que están sentados. Pasa revista a toda la fila de niños, posando su mano sobre la frente de cada uno de ellos. Si tiene duda de si ese niño porta la piedra, dice: «Izerdi, bero, bero, bero!...» (¡Sudor, caliente, caliente, caliente!...). Si cree que no la tiene: «Izerdi, hotz, hotz, hotz...» (¡Sudor, frío, frío, frío!...).

Observa cuidadosamente las reacciones de los niños sentados en todo aquello que pueda traicionar la presencia o ausencia de la piedrecilla oculta.

Por fin la bruja se decide a poner la mano en una boina o en un delantal. Si se ha equivocado, doblará su espalda y sus compañeros saltarán encima, por turno, para que les lleve a horcajadas, konkolotx, sobre un trayecto determinado de antemano. Tras esta prueba puede comenzar otra partida conservando cada uno su función inicial.

Si la bruja ha encontrado la china, se sienta en el lugar que ocupaba el niño que tenía la piedra y éste se hace cargo de esconderla en la próxima tanda. En cuanto al jugador que ha escondido mal la china, es sancionado por su falta de habilidad, o de suerte, ocupando el papel de bruja.