Tenia o solitaria

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La solitaria es un parásito que se adhiere a la pared intestinal del huésped. En algunas localidades se la asocia con las lombrices (Berganzo-A, Tiebas-N); dicen que las lombrices más largas eran conocidas con el nombre de solitarias (Moreda-A) o que la gran lombriz se come parte de lo que ingiere su portador (Mendiola-A). Por esta razón en muchas localidades de una persona que come mucho y está delgada se dice que parece que tiene la solitaria (Mendiola, Moreda-A; Durango, Muskiz, Orozko-B; Tiebas-N). Algunos testimonios señalan que los síntomas son similares a los de la gripe: mucha sudoración, adelgazamiento...

En Busturia (B) una persona que siendo joven tuvo la solitaria recuerda que se percató de ello porque sentía picores en el ano y expulsaba trozos de la misma en las heces, cosa que le había ocurrido a su madre que también la padeció y tuvo los mismos síntomas. Cree que la solitaria la contrajo por la ingestión de carne.

En Apellániz (A) se decía que echando al agua un pelo de yegua o caballo se convertía en solitaria y era fácil que las personas que la bebieran contrajeran la enfermedad.

Se han recogido unos pocos testimonios de los remedios aplicados para expulsarla, que también recuerdan a los utilizados con las lombrices.

En Astigarraga (G) se conseguía expulsar la solitaria y hacer que saliera su cabeza comiendo poco a poco durante varios días una bola hecha de pepitas de calabaza molidas, mezcladas con azúcar y una copa de anís. En Arrasate (G) se tomaba varias veces al día el agua de la decocción de grama tuberculosa, mugita.

En Murchante (N) el remedio aplicado que se recuerda consistía en tomar en ayunas durante nueve días consecutivos ajos crudos comenzando por nueve, disminuyendo progresivamente en cada jornada el número en uno hasta finalizar y seguido ingerir siempre un vaso de leche. La informante señala que, según dicen, a la solitaria le gusta mucho la leche pero el ajo la mata, de esta forma se va expulsando a trozos hasta que se echa la cabeza y se soluciona el problema.

En Sangüesa (N) ponían al paciente boca abajo y colocaban un cuenco de leche; cuando salía el parásito a tomarla le cortaban la cabeza. También en Busturia (B) se ha recogido que como la solitaria va a la leche, poniendo al paciente delante de su boca un recipiente con leche, acaba expulsándola por la boca.