Trabajos propios de los niños

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Al igual que ocurría con las niñas, los muchachos desde pequeños empezaban a adiestrarse en las labores domésticas que diferían del área urbana a la rural y de familias acomodadas a pobres.

En las casas fue común el iniciar a los niños en las faenas agrícolas o en la profesión paterna. Una vez finalizado el periodo escolar los muchachos empezaban a trabajar con el padre. La expresión acuñada en Garde (N) para reflejar este hecho era que "se quedaban" para el campo, para el ganado o para la madera.

Eran labores comunes realizadas preferentemente por niños, aunque algunas como ya se ha descrito también las podían hacer las niñas, recoger hierba, apacentar el ganado etxeko abereak zaindu, guiar la yunta de bueyes durante el arado itaurren edo itxulan ibili, y en general emprender tareas auxiliares en trabajos agrícolas; llevar la comida a la pieza, traer agua fresca de la fuente, acopiar ramas delgadas (txotxak), picar leña, hacer recados, etc. Estas actividades se han constatado en la gran mayoría de las localidades encuestadas. Además de las que después se mencionan pormenorizadas, hay que citar Berganzo (A); Nabarniz (B); Beasain, Berastegi, Ezkio, Oñati, Telleriarte, Zerain (G); Aoiz, Cintruénigo[1], Izal, Izurdiaga, Olite[2], Orbaitzeta[3], Viana, (N); Donaixti-Ibarre y Uharte-Hiri (BN).

Itaurren. Zeanuri (B), 1918. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: Fondo Felipe Manterola.

En el Valle de Elorz (N) advierten que antiguamente los niños realizaban labores rudas pero ya por los años 70 eran trabajos prácticos más llevaderos como ayudar a sus padres en el riego de las huertas. Los informantes de Goizueta (N) formulan idéntica observación sobre lo duro que era el trabajo infantil antaño en la huerta, alorretan; con los animales domésticos, aziendarekin; en casa, etxean.

En Busturia (B) señalan que el ver niños pequeños guiando la pareja de bueyes durante el arado ha sido escena frecuente hasta hace bien poco tiempo, soloko lanetan, idien aurretik, akuilu txiki batez, umeak ikusten ziren oraintsu arte. En Iholdi (BN) los niños después de la primera comunión eran solicitados sobre todo como conductores de los bueyes en la labranza, itosemailiak. Este trabajo lo realizaban tanto en la propia casa como en otras del vecindario. En Berganzo (A) además de ayudar a "maquinar" (arar) conduciendo los bueyes, recogían patatas, iban a la pieza, y cuidaban el ganado vacuno y ovino. En Viana y Artajona (N) los niños llevaban las caballerías a que bebieran en las pilas y en esta última localidad ayudaban al padre sobre todo en la recogida de los frutos.

En Moreda (A) los niños acompañaban al padre a labrar la tierra con el ganado, llenaban sacos de paja en el pajar, llevaban el ganado a abrevar, montaban en la trilladora para que tuviera un mayor peso a la hora de trillar sobre la era, acarreaban leña y sobre todo gavillas de sarmientos y oliveñas del pajar. En invierno recogían las olivas caídas de los árboles.

En Apellániz (A) los niños "patentaban" el ganado en los meses de recolección y trilla. Acompañaban al padre al monte para traer a la cuadra doméstica las yeguas que estaban allí pastando. En septiembre, después de la recolección, se trasladaban al monte para acarrear a casa el lote de leña, la suerte, ayudando a cargar el carro de ramas menudas, abarras. Después de Todos los Santos empleaban el tiempo en ir a espigar los castaños[4]. En Amézaga de Zuya (A) ayudaban en el campo o con el ganado, también hacían pajaretas[5], y cargaban carretillas de hierba. En Salvatierra (A) recogían achuscarris (lampazo) y otras. hierbas del campo para comida de los animales domésticos.

En Amorebieta-Etxano (B) los informantes recuerdan que en la década de los cuarenta el padre iniciaba a sus hijos en las labores del campo a partir de que hubieran cumplido los 8 años e incluso antes de esta edad. De esta guisa los niños aprendían a uncir los bueyes ayudando a hacerlo, observaban la colocación del carro, guiaban la yunta mientras se araba la tierra, hacían recados desde la casa a la labranza del tipo de llevar el almuerzo o agua fresca, ayudaban a recoger la yerba con el rastrillo, eskubaria, etc.

En Zerain (G) antiguamente se ocupaban de recoger las hojas de la remolacha, dar de comer a los conejos y limpiar las conejeras. También eran los encargados de llevar el almuerzo al padre si estaba trabajando lejos de casa.

En Mendigorria (N) los chicos bajaban el pienso de los graneros, preparaban la paja... Pronto se iniciaban en las labores del campo. Con menos de diez años ayudaban a sus padres en las tareas eventuales como la vendímia, la siega, dar manadas (gavillas para formar fajos de mies), descostronar (cortar las puntas de los pámpanos de las cepas), etc.[6].

En Lanz (N) con 9 ó 10 años iban a cuidar las ovejas a la borda. Auxiliaban al padre en la escarda de las patatas y el maíz. Cuando salían de la escuela llevaban las vacas al campo y ayudaban a ordeñarlas[7].

En el área rural se recurrió frecuentemente a emplear a los niños de criados en faenas agrícolas o de zagales.

En el Valle de Orozko (B), en el primer tercio de siglo, muchos niños se veían obligados a trabajar, incluso en hogares diferentes de los propios. A tal fin se empleaban como criados, kriidu, en pueblos de los alrededores, para efectuar, a cambio de la manutención, pequeñas labores de cuidado del ganado, pastoreo o labranza. Igual costumbre existía en Ezkio (G) donde había muchachos que a partir de los siete años se colocaban como criados, beste baserri batzutara morroi bezala lanera joandakoak.

En Zeanuri (B) los chicos que quedaban en casa se iniciaban ya a los doce o trece años como ayudantes de los mayores en todas las labores productivas de la casa. Frecuentemente salían de criados, kridu, a servir a otras casas y permanecían en este servicio, kridutza, durante dos o tres años. Los padres convenían con la casa a la que iba a servir el sueldo anual y las condiciones de vida y trabajo del chico. Luego con dieciséis o diecisiete años empezarían a aprender un oficio con un pariente o amigo de la familia o entraban de peones en alguna empresa o fábrica.

Los hijos de los propietarios, etzagunen semeak, no servían en casas ajenas y entraban a aprender el oficio de carpintero, arotza, de cantero, argina, o de herrero, errementaria, cuando entraban en la adolescencia.

Una excepción a este régimen eran los hijos e hijas de tenderos, posaderos y artesanos que vivían en el núcleo urbano del pueblo. Si bien colaboraban en los trabajos domésticos y en las tareas propias del negocio familiar, su permanencia en la escuela perduraba hasta los catorce años.

En Allo (N) eran muchos chicos los que desde muy jóvenes acompañaban como zagales a los pastores locales o entraban a servir como mozos de labranza, peones o cebaderos (encargados de la manutención de los bueyes que emplean los leñadores en el arrastre de los troncos en el bosque) en las casas más pudientes. Las necesidades eran premiosas y de esta forma contribuían con su jornal al sostenimiento familiar. También en Lekunberri (N) se ha constatado que niños menores de doce años trabajaban como zagales y los de más de doce lo hacían ya de manera fija en el monte "sacando leña".

En Izpura (BN) para que realizaran el aprendizaje en labores agrícolas y pecuarias colocaban a los muchachos desde pequeños como criados en los caseríos.

Amuak entoilatzen. Empatando anzuelos. Ondarroa (B), 1934. Fuente: Euskal Erria. Bilbao, Editorial Vasca, 1932.

En las poblaciones marineras el fenómeno registrado es similar si bien atendida su condición los niños encaminaban sus pasos a tareas relacionadas con la mar.

En Bermeo (B) hasta los años 40-50 algunos niños, a partir de los seis o siete años de edad, iniciaban el curso escolar en octubre pero lo dejaban en marzo para ir a trabajar a las fábricas ya que era la época de la costera de la anchoa y se necesitaba mucha mano de obra. Hacia los doce años abandonaban definitivamente la escuela para ponerse a trabajar.

En Ondarroa (B) los niños de 7 a 12 años descabezaban la anchoa y las muchachas de 15 en adelante la "empacaban" colocándola en barriles o en latas. Así se engrosaba y no poco la soldada insuficiente del pescador[8]. Otro tanto ocurría en Getaria (G) donde para los 7 u 8 años los niños iban a trabajar a las fábricas de salazones a descabezar las anchoas.

También en Ondarroa (B) antiguamente los chicos de diez a quince años se enrolaban de marineros en unas embarcaciones intermedias entre los vaporcitos y los bateles llamadas bolintxeruak, aplicándose por extensión este nombre a los propios muchachos. El bolintxe era considerado como un pequeño noviciado donde se iniciaba el futuro pescador hasta que cumplía los quince o dieciséis años en que pasaba a los vaporcitos. La primera labor que les estaba reservada era desmenuzar, txikitu eta zeetu, la raba, masie, de buena calidad que se importaba de Noruega en barriles, masibarrillak, y que servía de cebo para la pesca. Sentado sobre una cesta, antxoba otzarin iiurdian gañiin, y colocando una tabla ancha sobre los bordes de la misma tinaja hacía su labor nuestro pequeño bolinchero. Su figura menuda, sujetando con la mano izquierda la masa de raba y con la derecha un gran cuchillo, kañubeta, es inolvidable en el recuerdo de los tipos marineros.


 
  1. M.ª Paz LARRAONDO. "Estudio Etnográfico de Cintruénigo" in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, p. 214.
  2. Carmen JUSUE y F. Javier CORCIN. "Encuesta etnográfica de Olite (Navarra)" in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, pp. 543-544.
  3. M.ª Carmen MUNARRIZ. "Estudio etnográfico de Orbaiceta (Navarra)" in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, p. 618.
  4. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. "Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés" in Ohitura, 0 (1981) p. 168.
  5. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. Voces Alavesas. Bilbao, 1958, p. 123. Vide: voz Pajareta: Lugar pequeño debajo del pajar donde se guarda la paja para el uso diario (Lagrán).
  6. Rosa Esther FERNANDEZ. "Estudio etnográfico de Mendigorria (Navarra)" in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, pp. 374-375.
  7. Ana Rosa CASIMIRO. "Estudio etnográfico de Lanz (Navarra) in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, p. 333.
  8. Andoni BASTERRETXEA. "Métodos tradicionales de pesca en Ondarroa (1920-1970)" in Etniker. N° 10 (1996) pp. 115-116.