Transformaciones vinculadas a la crisis ganadera

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Pero ocurrió que en el año 2006 comenzaron a subir los precios internacionales de la soja y de los principales cereales que componían la mezcla húmeda. Las razones son complejas pero se debieron en parte a que grandes capitales dejaron de invertir en activos inmobiliarios en previsión de un desplome que se avecinaba y pasaron a especular con materias primas, y a que estas comenzaron a emplearse masivamente en la producción de biodiesel y bioetanol[1] para gasolina. Desde entonces las alzas de precios han sido continuas. Si ya antes de esta crisis algunos residuos de las industrias alimentarias se habían incorporado a la alimentación de las vacas de leche, como consecuencia de los elevados precios de las materias primas se generalizó su uso: como la cebadilla resultante de la cebada malteada utilizada en la producción de cerveza, la okara de los procesos de producción de leche de soja, la torta de palmiste resultante de obtener aceite de palma, etc.

Con la crisis generada a finales de la pasada década, los problemas de la ganadería se agudizaron. Buena parte de los ganaderos que apostaron por la producción industrializada ven comprometido su futuro y la mayoría de los dedicados a esta actividad primaria, sean grandes o medianos, se han visto abocados a utilizar el recurso más preciado en época de crisis: la tierra. Un buen número de hectáreas que habían sido abandonadas por estar en pendiente o en lugares poco accesibles han sido limpiadas de nuevo. Para ello uno de los aperos más vendidos y/o utilizados en estos últimos años es una desbrozadora que con un sistema de cadenas es capaz de pulverizar la vegetación espontánea que había invadido los prados. Una consecuencia inmediata ha sido que las vacas han vuelto a salir a los prados a pacer, al menos las que no están en producción. Y eso ha exigido de nuevo que se alambren; así que por todos lados se ven cierres nuevos, esta vez, muchos de ellos, no solo con alambre de espino sino también con una malla metálica que hace años se difundió para cerrar los terrenos donde pastan rebaños de ovejas, ya que estas se escapan fácilmente entre los alambres de púas.

El abandono de la actividad ganadera o más bien el tener que dejar de producir leche ha generado en muchas casas un problema con los prados. Algunos optaban por arrendarlos, pero esta alternativa fue perdiendo importancia. Por un lado, porque solo interesaban a los ganaderos grandes aquellos terrenos en los que se pudiese trabajar con maquinaria; por otro, porque en los últimos tiempos algunos arrendatarios no pagaban el importe de la cantidad acordada. Otros optaron por realizar plantaciones forestales, sobre todo en terrenos pendientes, los más difíciles de alquilar. En un principio la especie elegida fue el pino, pero con el paso del tiempo cobró importancia el eucalipto.

En un buen número de casos el dueño de la tierra optaba por seguir utilizándola él. Durante un tiempo trataron de buscar alternativas para seguir cuidándola siempre desde la mentalidad ganadera, es decir, preocupados por mantener sus prados libres de zarzas. Así muchos optaron por la crianza de ganado vacuno de carne, pero este mercado también se hundió debido a la conjunción de las importaciones masivas de carne a precios más baratos y de la carestía de los piensos con los que se complementaba su engorde una vez que los cereales entraron a formar parte de los intereses especulativos.

A finales de los noventa y principios de la nueva centuria se generó una gran expectativa con la crianza de ganado caballar de silla que además de servir para pacer los prados y mantenerlos limpios podía generar buenos ingresos. Pero el precio de estos animales se rebajó considerablemente y a raíz de la crisis desatada a finales de la primera década del siglo perdieron todo su valor. Hoy siguen siendo frecuentes  estos animales en los prados y su función es tan solo la de pacerlos.

Con la pérdida de valor de las yeguas y caballos algunos probaron suerte poniendo pequeños rebaños de ovejas. Esta práctica que comenzó siendo testimonial y que iba encaminada a producir unos corderos y quesos para abastecimiento propio se ha ido extendiendo. Hoy en día es frecuente ver pequeños rebaños de ovejas por los prados del Valle, incluidos los del centro del mismo, sin que se suelten a monte como antes, entre otras razones por la presencia del lobo y porque en definitiva se ha roto la forma que hubo antaño de cuidar y trabajar con estos animales.

Las transformaciones detalladas en Carranza han ocurrido en otras poblaciones del área atlántica, sobre todo entre los ganaderos de vacuno que han experimentado un proceso de intensificación similar. Por ejemplo, se ha constatado cómo la difusión de la práctica de hacer bolas de silo ha arrinconado a las técnicas anteriores para conservar la hierba.

Al aparecer hacia 1990 el sistema de ensilar mediante bolas con forro de plástico se abandonaron los silos, ya que estos requerían transporte, carga y descarga, lo que no era necesario en el caso de las bolas (Valle de Arratia, Gernikaldea-B, Beasain, Hondarribia-G).

En Elgoibar (G) tanto metak como silos han sido relegados por las bolas forradas de plástico.


 
  1. En el sector agrario los críticos con este tipo de cultivos prefieren el uso del término agrocombustibles frente a biocombustibles ya que estas formas de producción tienen muy poco de biológicas u orgánicas.