Ultimas modificaciones en la alimentación de las vacas

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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A inicios de la primera década del siglo XXI se produjo un nuevo cambio en la alimentación de las vacas de leche que desde el punto de vista del asunto que estamos tratando fue el más drástico de todos, ya que suponía erradicar el uso de la hierba en la alimentación de las vacas de leche.

Hasta entonces la aportación de concentrados había ido incrementándose década a década desde que comenzaron a utilizarse de forma generalizada para aumentar la producción lechera de las vacas, sobre todo desde que se crearon las primeras cooperativas ganaderas del Valle de Carranza cuyo fin inicial era precisamente conseguir este tipo de materias primas a buen precio. Inicialmente se trataba de piensos simples que el propio ganadero debía mezclar en su cuadra. Una vez se creó la cooperativa GUVAC (Ganaderos Unidos del Valle de Carranza) por acreción de las anteriores, se pasó a producir piensos compuestos para los distintos tipos de ganado, que variaban según la edad y estado de producción de los mismos. Así por ejemplo se comercializaba un pienso exclusivo para las vacas de leche. En estos tiempos el pienso constituía un complemento a la variada dieta de las vacas, en la que la hierba era una parte importante (de hecho en primavera, cuando ya disponían de hierba verde, en las etapas iniciales algunos le retiraban el pienso).

A medida que aparecieron vacas con producciones lecheras más altas los piensos fueron ganando en importancia. Hay que tener en cuenta que una buena parte de la mejora genética a la que se sometió a estos animales iba encaminada al incremento constante de sus niveles de producción, lo que se conseguía incorporando cada vez más alimentos concentrados a la dieta de los mismos. A finales del siglo XX la cooperativa comenzó a ofertar lo que se denominaron mezclas secas, que estaban constituidas por la unión de concentrados con forrajes secos. En esta época ya solo era necesario complementar la dieta de las vacas de leche añadiéndoles silo.

Entonces se difundió entre los ganaderos grandes un nuevo apero llamado carro mezclador o unifeed que acoplado al tractor permitía verter en la tolva del mismo los concentrados, forrajes secos y el silo necesarios que constituían la dieta de las vacas. La máquina, acoplada al tractor, mezclaba los ingredientes para así evitar que la vaca los eligiese y rechazase algunos de ellos.

El siguiente paso fue dado por un grupo de ganaderos, los de mayor producción del Valle, es decir, los que contaban con cabañas mayores y llevaban tiempo desarrollando un tipo de ganadería más industrializada. Se trataba de la llamada mezcla húmeda, debido a que además de llevar los componentes de la mezcla seca incorporaba un alimento húmedo que fuese mucho más nutritivo que la hierba ensilada, en un principio silo de maíz (El maíz no se cultivaba en el Valle sino que se compraba y después se ensilaba en varios silos de zanja construidos en la propia cooperativa).

Este tipo de dieta estaba diseñada para vacas de leche de alta producción, lo que exigía animales seleccionados genéticamente para responder a un tipo de alimentación tan exigente. Un camión adaptado llevaba cada mañana la mezcla húmeda a la granja, la vertía junto a los pesebres y cada vaca consumía lo que desease (unos treinta kilos por vaca) de tal modo que no necesitaba más que beber agua para calmar la sed.

Este planteamiento suponía un cambio radical en la ganadería ya que en principio se podían mantener vacas de leche sin necesidad de hierba ni de tierra para producirla. Podían sumarse así al recorrido que ya había hecho algún precursor en el propio Valle de desvincular la producción lechera de la superficie agraria que en otros tiempos se necesitó para criar ganado. Estas vacas debían además permanecer estabuladas durante todo el período de lactación ya que si consumían hierba, bien en verde o ensilada (de inferior calidad nutritiva), no podían ingerir la cantidad diaria de mezcla húmeda y se resentía su producción de leche.

La hierba alcanzó entonces, para estos ganaderos, el nivel más bajo de estima, quedando relegada para complementar la alimentación de las vacas secas[1] y de las novillas. Lo cual no es poco teniendo en cuenta que en los años previos se generó un debate entre los ganaderos profesionales que cuestionaba la necesidad de tierra (y por tanto de hierba) para mantener la cabaña ganadera del Valle.

Paradójicamente los mismos ganaderos seguían ensilando y además recogiendo cantidades de hierba cada vez mayores, entre otras razones porque dado el régimen tan intensivo de explotación a que se sometía a las vacas de leche era necesario contar con un número importante de novillas de recría.

Añadir que la mezcla húmeda lleva como componente principal la soja, que constituye el cultivo paradigmático de la agricultura industrializada. En ese sentido, la forma de alimentar las vacas de leche se sumaba definitivamente a la globalización experimentada por la ganadería.


 
  1. Vacas al final del período de gravidez, en que ya no se ordeñan.