Valle de Salazar

Solamente cuando el rebaño pasta a mucha distancia de las bordas, levanta el pastor una choza junto a la majada donde recoge las ovejas. Tal cosa ocurría en los pasturajes del Orhi situados en la cabecera del Valle de Salazar.

Disponemos de la descripción de una de estas construcciones temporales hecha in situ en Otsagabia (N) en los años cincuenta[1]. Las chozas eran de estructura sencilla, carecían de puerta y estaban expuestas al viento y a la lluvia que, cuando arreciaba, calaba la cubierta.

Para construirla clavaban en el suelo dos palos que se ataban en su tramo superior formando aspa; a cierta distancia se clavaban otros dos atados de la misma forma. En las horcas formadas por estos palos descansaba el caballete que es un palo recio colocado en sentido horizontal al que se da el nombre de bizkarra. Para hacer la cubierta se echaban desde el caballete hasta el suelo palos gruesos con los que se entrelazaban ramas de árbol; sobre éstas se colocaban los tepes.

Los dos lados quedaban al descubierto; el zaguero se cerraba con follaje y el delantero se dejaba abierto haciendo las veces de puerta. El espacio interior era muy reducido; acogía el fuego en una esquina y el camastro de paja (más a menudo de hoja) en la otra; apenas quedaba sitio para más.

Cuando el pastor o los pastores se ausentaban durante el día con el rebaño, dejaban los alimentos metidos en alforjas y colgados del techo para sustraerlos de la rapiña de aves y otros animales.

Las bordas están situadas a los pies de las montañas, en terrenos particulares. Los pastores que se quedan en el valle durante todo el año construyen sus corralizas con paredes de piedra y cemento.

Hasta los años sesenta los pastores del pueblo de Izal (N) situado en la mitad del valle, tenían chozas temporarias en el puerto de Irati y también en Remendia. Eran, así mismo, de planta rectangular, de unos dos metros de ancho por tres de fondo, construidas en forma de V invertida, con ramas y cubiertas con tepes[2].

Bordas. Hay casas de este pueblo que tienen bordas de «acubilar ganado» en la sierra; algunas están en uso y otras en ruinas. Son de planta rectangular, 14 m x 7 m aproximadamente, con paredes de piedra y cubierta a dos aguas, de teja sobre tabla y vigas de madera. Tienen un redil o «barrera» exterior de forma circular y dimensiones de entre 15 y 18 metros, delimitado por paredes de piedra. También se han utilizado como refugio para el ganado las cuevas de Arrigorria, Ekia, Ugazkio y Arazegi, junto al paso de Aldu.

Además de refugio para el ganado las bordas servían para que los pastores durmieran en ellas en verano.

En Navascués (N), situado a la salida del Valle de Salazar, en los años ochenta[3] no quedaban chozas temporarias de pastores; pero se recordaba su existencia antaño e incluso el procedimiento para levantarlas. Los informantes señalaban que aquellas chozas dejaron de utilizarse hacia los años cincuenta. Las más habituales eran las que se hacían con estaquillas y tepes, de la manera descrita arriba.

Para el refugio de las ovejas se recurría a las bordas. Estas construcciones están situadas generalmente junto a caminos y en las proximidades de arroyos y fuentes para que el ganado pueda abrevar. Son de planta rectangular (20 x 7 m) con una altura de 2,5 m en la vizcarra o cumbrera. Las paredes son de piedra con pórtico y la cubierta, con escasa inclinación, es de teja sobre armadura de madera de pino.

La puerta adintelada tiene dos hojas de madera y, por lo general, una de ellas está subdividida, lo que permite mantener abierta la parte superior. Ante la puerta suele haber un rústico empedrado de forma semicircular. Las ventanas, cuya función es más la ventilación que la iluminación, son pequeñas y estrechas de tipo saetera.

El suelo es de tierra apisonada y el espacio interior suele estar compartimentado con ramaje o con tablas, queletas. Uno de los departamentos es el destajo donde se quedan los corderos que no salen al campo a pastar; otro, los gurrisquiles donde se instalaban las ovejas delicadas. También hay espacios para almacenar hierba y baldas en las paredes para recipientes y otros objetos.

En todas las bordas existen canaleras, comederos para grano que se fabrican vaciando pequeños troncos y que se sitúan en el suelo a lo largo de las paredes. También restillos, pesebres donde se coloca la hierba o la paja.

En uno de los ángulos interiores próximo a la puerta se instala el fogón. Se suele empotrar en la pared a media altura una laja para que rompa la llama del hogar que se enciende debajo y no llegue al techo.

Adosado a la borda hay un espacio cerrado con un murete de piedra o con una cerca de ramaje que recibe el nombre de barrera. Se utiliza para encerrar el ganado durante las noches de verano. Antiguamente se sembraba este terreno y una vez levantada la cosecha servía de pasto para el ganado.

La borda recibe el nombre de la casa o de la familia a la que pertenece; en ocasiones también del lugar donde se halla. Dos o más bordas pueden tener el mismo nombre debido a que hay casas que disponen de varias para usarlas en distintas épocas del año.

En aquel tiempo la borda fue sustituida en algunos casos por una nave de mayores dimensiones (20 x 12 m) y levantada con materiales nuevos comprados en el comercio de la construcción: bloques, viguetas, chapa, etc. Con todo, en su diseño y distribución interna se seguían las pautas tradicionales.


 
  1. Secundino ARTOLETA; Fidencio BERRABE. «El pastoreo en Ochagavía (Salazar)» in AEF, XV (1955) pp. 14-15.
  2. La Junta del Valle de Salazar ha construido en los últimos años del siglo XX tres refugios: uno en Orhi (Oilokia), otro en la zona de Abodi (Arrizabala) y el tercero en la zona de Tapla (Arriluze). Están hechos de hormigón y ladrillo y divididos interiormente en dos departamentos: uno con fogón y el segundo habilitado como sala de estar.
  3. Pablo SAGARDOY. Pastoreo en el municipio de Navascués (19501980). Pamplona, 1986, pp. 103-104. Memoria de licenciatura. Inédita.