Valor del noviazgo y su ruptura

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El valor que se atribuye al noviazgo y por ende a la ruptura de relaciones ha variado a lo largo del siglo. En tiempos pasados la interrupción de un noviazgo era más infrecuente y causaba numerosos problemas.

En Gamboa (A) consideraban usual que una vez comenzado el noviazgo las relaciones se fortaleciesen y acabaran en matrimonio, siendo muy pocos los casos en que se interrumpían.

En Salvatierra (A) una vez iniciadas las relaciones la ruptura estaba mal vista y se tenía por perjudicial para el prestigio y la credibilidad de quien daba lugar a ello.

En Goizueta (N) se estimaba que las relaciones eran para siempre por lo que las rupturas se aceptaban mal y producían gran disgusto.

En Obanos (N) también se suponía que las relaciones debían ser duraderas por lo que cuando se rompían el asunto servía de comidilla en el pueblo, a pesar de considerarse que el noviazgo era para conocerse. Cuando se trataba de personas de edad o tímidas a las que les "hacían la boda" o "pasaban recau" mediante terceras personas, el compromiso parecía mayor.

En algunas poblaciones se tomaba como punto de referencia para considerar que un noviazgo era serio el cumplimiento del servicio militar; a los escarceos previos no se les daba importancia.

En Ribera Alta (A) las familias no prestaban demasiada atención a las relaciones iniciadas en la adolescencia. Sólo las aceptaban cuando persistían hasta que el chico regresaba del servicio militar y se aseguraba un porvenir en el pueblo o fuera de él; entonces eran reconocidas dejando entrar a los novios en casa. La ruptura de relaciones antes del servicio militar no producía grandes traumas.

Poemas populares amorosos. Colección Auspoa. 1976. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

En Gatzaga (G) el noviazgo también se hacía público una vez cumplido el servicio militar. A partir de ese momento los novios, que habían mantenido en secreto sus relaciones, se manifestaban públicamente como tal pareja, acudiendo a ciertas romerías con la intención expresa de dar publicidad a su compromiso[1].

La ruptura de un noviazgo llevaba a menudo a que las familias tornaran partido por sus respectivos hijos creando enfrentamientos entre ellas.

En Bernedo (A) se tomaba como norma que el noviazgo durase dos años. Cuando transcurrido el primero se daban por terminadas las relaciones, surgían críticas y comentarios desfavorables que hacían que también las familias rompieran el trato mutuo. Si la ruptura acaecía en fase más avanzada se miraba mal a la chica.

En Beasain (G) la existencia de un noviazgo estable tenía su valor e importancia puesto que presumía un próximo matrimonio y tranquilizaba a los padres, temerosos siempre de que algún hijo o hija se les quedara soltero. Cuando se producía una ruptura de relaciones tras algunos años de noviazgo cada familia tomaba partido por su hijo y se enfriaba el trato mantenido.

En Bidegoian (G) en la década de los cincuenta la ruptura de un noviazgo daba lugar a habladurías y al distanciamiento de las familias.

En Zerain (G) cuando concluían unas relaciones no se hacían públicos los motivos personales de la ruptura. Si el noviazgo había durado un tiempo las familias se distanciaban. Los siguientes versos recogidos en 1954 hacen referencia a una ruptura:

Ezkongai aldi luze,
kariño otza
badegu naiko endredoa
amabost illabete pasata
auxe da parederoa.
(Tras largo tiempo de noviazgo, / frío el cariño. / ¡Vaya enredo el que tenemos! / Han pasado ya quince meses / y éste es nuestro paradero.)

En Viana (N) no se daba demasiada importancia a la ruptura del noviazgo si éste había sido corto pero cuando llevaban algunos años los familiares y los propios novios tardaban mucho en volver a hablarse.

En Artajona (N) cuando los novios se enfadaban y dejaban su relación se tendía a buscar un culpable. Tras producirse la ruptura en la mayor parte de los casos la pareja se enemistaba, lo que solía afectar también a la relación entre ambas familias.

En Allo (N) la ruptura de relaciones era motivo de disgusto para las familias afectadas, pero generalmente la cosa no pasaba a mayores, la vida continuaba con normalidad y los novios volvían a integrarse en sus respectivas cuadrillas de amigos.

Cuando una pareja rompía sus relaciones después de un cierto tiempo de noviazgo, en algunas zonas vascófonas, fundamentalmente de Bizkaia y de Gipuzkoa, la persona que se creía ofendida encargaba a un bertsolari que compusiese varios versos en los que se relatasen los hechos ocurridos y los motivos por los que había tenido lugar la ruptura. Estas coplas recibían el nombre de ezkontza galdutakoak y se sacaban impresas en una hoja en la que constaba el nombre de la imprenta pero no el del autor. El bertsolari cobraba una buena cantidad por su labor y las hojas se vendían a buen precio. Los vecinos de la localidad donde había acontecido la ruptura o los de los pueblos circundantes compraban las hojas por morbo; las personas de poblaciones alejadas, que no conocían a los implicados, las adquirían cuando los versos reflejaban ingenio y una cierta calidad literaria. De este modo la parte que se creía más dañada veía resarcida su ofensa. Pero había ocasiones en que la persona aludida en los versos respondía sacando a su vez otros en los que exponía sus razones[2]

La ruptura fue la causa que motivó algunos casos de soltería (Valdegovía-A). Esto era tanto más acusado cuanto mayor hubiera sido el tiempo de noviazgo y solía afectar en mayor medida a la chica. Así, en Bidegoian (G) la tensión creada hacía que la muchacha se replegara en casa lo que a veces motivaba que quedase soltera. Algunas rupturas de noviazgo también daban lugar a vocaciones religiosas (Bidegoian, Zerain-G; Viana-N). En Viana había chicas que vivían esta situación que marchaban a servir a la capital con la intención de buscar otro novio, pues en el pueblo les resultaba más difícil.

Hoy en día se considera más habitual que se rompan noviazgos y ello no es causa de tantos problemas como antaño por lo que cada uno de los componentes trata de rehacer su vida por separado (Amézaga de Zuya, Bernedo-A; Abadiano, Gorozika-B). En Bidegoian (G) precisan que la ruptura no tiene excesiva repercusión social mientras la pareja no haya fijado la fecha de matrimonio.

En cuanto a las causas que motivaban la ruptura de un noviazgo, en Elosua (G) consideraban que debían ser graves. Entre las diversas razones estaban no comprenderse bien, tener caracteres diferentes, no encontrarse a gusto (Mendiola-A) o aburrirse (Goizueta-N).

Las relaciones también se abandonaban tras un enfado o por riñas (Getaria-G; Allo, Sangüesa, San Martín de Unx-N). Sin embargo en algunas ocasiones concluían por acuerdo mutuo (Goizueta-N). En Allo pensaban algunos que para quererse mucho había que reñir; otros decían que "amores reñidos, mil veces queridos".

Los celos constituían un motivo más de ruptura (Alío, San Martín de Unx-N) o el que una parte abandonase a la otra por encontrar a alguien de mejores cualidades (Elosua-G; Sangüesa, San Martín de Unx, Viana-N). En ocasiones el origen no estaba en un hecho real sino en la propagación de calumnias (San Martín de Unx-N).

En Allo y en San Martín de Unx (N) constatan que había mozos que ante su marcha al servicio militar encargaban a un amigo de confianza el acompañamiento y custodia de su novia, temerosos de poder perderla antes de su regreso. Los informantes advierten "que si ella era buena y formal ya sabía cuidarse sola", pero en algunos casos la confianza depositada en el amigo no era correspondida.

Las imposiciones familiares también conllevaban rupturas (Allo-N). En Goizueta (N) reconocen igualmente la importancia de las maquinaciones de los padres. Los progenitores, que en ocasiones eran muy interesados, hacían que se rompieran noviazgos por desavenencias económicas (Viana-N).

En Lemoiz (B) era más usual que fuera el novio quien rompiera el noviazgo, a menudo por haber entablado una nueva relación. De ahí que las amigas de la chica tratasen de arreglar el conflicto conversando con ambas partes. En Viana (N) también era más común que fuera el novio quien rompiera las relaciones.

Con motivo de la disolución de la pareja en algunas localidades era costumbre que los novios se devolviesen las fotos, cartas, pañuelos y demás regalos (Artajona, Viana-N). En Bermeo (B) esta devolución se hacía directamente o a través de un tercero.

En Amézaga de Zuya (A) el único procedimiento para romper una relación consistía en decírselo al otro. En Mendiola (A) se le participaba de palabra a la pareja que el noviazgo había acabado.


 
  1. Pedro Mª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 129.
  2. Bastantes de estos versos han sido recopilados y publicados. Así en la colección Auspoa dirigida por Antonio Zavala se puede consultar: Ezkontza galdutako bertsoak. San Sebastián, 1962. En las recopilaciones de algunos bertsolaris afamados también se recogen composiciones de este tipo.