Valoración actual del matrimonio civil

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Actualmente, en la década de los años noventa, todavía son muchas las localidades donde el matrimonio civil no está bien visto. A las personas de cierta edad no les gusta que sus hijos se casen por lo civil, y en algunos casos es motivo de disgusto; creen que si no va acompañado del matrimonio religioso no es un casamiento como es debido. También advierten que la ceremonia es demasiado sencilla y corta, careciendo de la vistosidad de la religiosa. Los más jóvenes en cambio lo aceptan con total naturalidad. En estos últimos tiempos, a partir de los años ochenta, los casamientos civiles van en aumento aunque el número de matrimonios religiosos siga siendo muy superior.

En Lezama (B) aunque el matrimonio civil se admita cada vez con mayor normalidad, son todavía pocos los jóvenes que se deciden por esa vía. Algo similar ocurre en Gamboa (A), a pesar de que el número de matrimonios civiles ha aumentado en los últimos años siguen siendo mayoría quienes se casan por la iglesia. En Lekunberri (N) y Valdegovía (A) son muy pocos los matrimonios civiles, si bien en la actualidad la opinión respecto de ellos es de permisividad y aún de respeto.

En Urduliz (B) los primeros matrimonios civiles son de la segunda mitad de los ochenta, en ocasiones forzados por no poderse casar por la iglesia al estar separado uno de los cónyuges. Posteriormente las parejas que se han casado por lo civil lo han hecho por libre opción. De todas formas los matrimonios civiles son escasos. A la gente mayor aún le parece extraño el que no se casen por la iglesia.

En Telleriarte (G) los matrimonios civiles se toleran mejor que a comienzos de los ochenta. Hubo algún caso en que los padres no asistieron a la boda civil de su hijo.

En Salvatierra (A) los matrimonios civiles por ser recientes resultan una novedad que causa sorpresa sobre todo entre los cristianos practicantes. Se consideran resultado de los tiempos de transición y cambio social que se dan en la actualidad, desconociéndose las consecuencias que derivarán de estas conductas.

Matrimonio civil. Elgoibar (G), 1994. Fuente: Koldo Lizarralde, Grupos Etniker Euskalerria.

En Moreda (A) no ven sentido al matrimonio civil si no va acompañado del eclesiástico; señalan que no les gusta asistir a una boda que carezca de la vistosidad de la celebrada en una iglesia. En Amézaga de Zuya (A), incluso hoy, el contraer únicamente matrimonio civil es considerado por muchas personas como pecado.

En Apodaca (A) el sentir de la gente es que el matrimonio civil resulta una ceremonia poco relevante que transcurre demasiado rápida. Otro tanto ocurre en Moreda (A) y Urduliz (B) donde dicen que no les gusta ir a una boda que tan sólo dura diez minutos. En Elosua (G) no hay ninguna pareja que se haya casado por lo civil pero a los asistentes a alguno de esos casamientos les ha parecido una ceremonia triste. De la misma opinión son los informantes mayores de Allo y Goizueta (N), no así los jóvenes que ven las uniones civiles con buenos ojos.

En Artajona (N) los encuestados más jóvenes aprueban la celebración de los matrimonos civiles, aunque confiesan "que prefieren que no les toque vivir una situación similar con uno de sus hijos". El resto de los informantes cree que "es un mal casamiento, un ajuntamiento".

En Aoiz (N) los matrimonios civiles siguen siendo motivo de disgusto ya que los padres prefieren que sus hijos se casen por la iglesia. De no ser así y antes de que vivan juntos sin legalizar la situación prefieren la boda civil. Entre los jóvenes hay muchos que tampoco ven bien estas uniones, pero se admiten por tratarse de cuestiones personales. En Orozko (B) a las personas mayores tampoco les gusta que sus hijos se casen por lo civil.

En Monreal (N) los matrimonios exclusivamente civiles no se han dado nunca. La mayoría de la gente, incluso ahora, no ve bien estas ceremonias. Los principales motivos aducidos son los religiosos y la poca vistosidad y frialdad de la ceremonia. En Sangüesa (N) no son bien vistos por la mayoría de los ciudadanos, se toleran como mal menor. En Obanos (N) se considera que dan mal resultado.

En Berastegi (G) los matrimonios civiles son mal acogidos por los ciudadanos mayores de cuarenta y cinco años y de manera especial por los familiares. En San Martín de Unx (N) la gente mayor, especialmente los padres, no aceptan estos matrimonios fácilmente, que según algunos informantes rayan casi en el deshonor.

En Busturia (B), los jóvenes de esta generación aun no siendo cristianos practicantes, bien sea inducidos por los padres o por cumplir con el sentir de parientes o vecinos, se casan por la iglesia. Ocasionalmente se celebra alguna boda civil. También hay parejas que viven juntos sin estar casados, pero residen fuera del pueblo.

En Viana (N) cada día se respeta más a quienes toman la decisión de casarse por lo civil, pero no se comprende demasiado esta actitud por las consecuencias que luego tiene sobre los hijos. Se preguntan ¿hay qué bautizarlos y darles la Primera Comunión?

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Frecuencia de matrimonios civiles

En Elgoibar (G) se ha constatado la secuencia de matrimonios civiles y religiosos habida en la década de los años ochenta que arroja el siguiente resultado: Hasta 1986 de una media aproximada de veinte matrimonios anuales no se celebró ninguno civil; en el año 1986 se registraron tres matrimonios civiles por dieciséis en forma religiosa; en 1988 casi se igualaron las cifras, once canónicos y diez civiles. La década de los noventa se inició con una relación de once casamientos religiosos por siete civiles.

En Hondarribia (G) el estudio del mismo periodo de los años ochenta muestra las siguientes cifras: de un total de ciento noventa y ocho matrimonios celebrados en 1981, sólo dos lo fueron en forma civil, es decir el porcentaje rozó el 99% en favor del matrimonio canónico. En los años 1986 y 1987 este porcentaje descendió al 85%, así de las ciento ochenta y dos bodas celebradas en 1986, veintisiete lo fueron por lo civil. En 1991 sobre un total de ciento noventa y seis casamientos, ciento setenta se realizaron en forma religiosa y veintiséis civilmente.

En Artajona (N) entre 1975 y 1991 el 3% del total de los matrimonios celebrados fueron civiles. En Salvatierra (A), del total de casamientos que tuvo lugar en la localidad en la década de los ochenta, cerca del 5% se celebró en forma civil; en Allo (N) por la misma época el 8%, mientras que en Lekunberri (N) y en Bidegoian (G) no representaron el 2%. En Sangüesa y en Viana (N) en esa década sólo han tenido lugar media docena de matrimonios civiles en cada una de las localidades.

En Aoiz (N) en lo que lleva transcurrido de los años noventa se recuerdan tres bodas civiles de las que sólo en una ocasión ambos contrayentes eran del pueblo. En Garde (N) en esta misma época se ha celebrado uno. En Berastegi (G) el primer matrimonio civil se celebró en 1989 y en el trienio siguiente (1989-91) tuvo lugar uno por año lo que supone un porcentaje del 11% de los habidos.

En Durango (B) eran contados los matrimonios civiles hasta la década de los ochenta. En los años noventa algunas parejas optan por esta forma de casarse y hay quienes pasados uno o dos años de haberlo hecho por lo civil, se casan por la iglesia. En el Valle de Carranza (B) es aún bajo el porcentaje de matrimonios civiles aunque va en aumento.

En Abadiano (B) hasta fechas recientes no se han conocido más bodas que las religiosas, aunque en la actualidad se vayan dando algunos casos de matrimonios civiles. Otro tanto se ha constatado en San Martín de Unx (N). En Lezama (B) los matrimonios en forma civil son también escasos y están mal considerados, pero su número va en aumento al igual que ocurre en Beasain (G).

En Apodaca, Mendiola y Treviño (A) se ha constatado que son una minoría quienes optan por el matrimonio civil en relación con el número total de matrimonios.