Diferencia entre revisiones de «Vasconia peninsular. Andabideak»

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En Anzuola (G) el camino de conducción se denominaba ''gorpuzbidea, ''camino del cuerpo, o ''guruzbidea, ''camino de la cruz, y existía la creencia de que allá por donde pasaba la cruz o el féretro en un entierro se convertía en camino público. El paso de la cruz creaba servidumbre, ''gurutzea pasatu ezkero bidea zor diñ ''(pasando la cruz, se le debe el camino). A la recíproca, el tramo primitivo abandonado perdía el carácter de ''guruzbidea''<ref>Luis MURUGARREN. ''Anzuola, Uzarraga y Elosua''. San Sebastián, 1975, pp. 101 y 103.</ref>.
 
En Anzuola (G) el camino de conducción se denominaba ''gorpuzbidea, ''camino del cuerpo, o ''guruzbidea, ''camino de la cruz, y existía la creencia de que allá por donde pasaba la cruz o el féretro en un entierro se convertía en camino público. El paso de la cruz creaba servidumbre, ''gurutzea pasatu ezkero bidea zor diñ ''(pasando la cruz, se le debe el camino). A la recíproca, el tramo primitivo abandonado perdía el carácter de ''guruzbidea''<ref>Luis MURUGARREN. ''Anzuola, Uzarraga y Elosua''. San Sebastián, 1975, pp. 101 y 103.</ref>.
  
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[[File:7.77 Guruzbidea. Antiguo camino mortuorio. Zerain (G).jpg|center|450px|Guruzbidea. Antiguo camino mortuorio. Zerain (G). Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.]]
  
 
En Gatzaga (G) el camino de conducción se llamaba ''kurtzebirie, ''camino de la cruz, y cada casa o caserío tenía el suyo que era aquél por el que antiguamente fue llevado el primer difunto de ella. El camino por el que hubiera pasado la cruz alzada se convertía en público, ''zordanbirie. ''Generalmente era un camino vecinal, un camino carretil, <sub>''ll </sub>burdibirie, y ''no una simple senda, ''bidexiorra''<ref>Pedro Mª ARANEGUI. ''Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX''. San Sebastián, 1986, pp. 413-414.</ref>.
 
En Gatzaga (G) el camino de conducción se llamaba ''kurtzebirie, ''camino de la cruz, y cada casa o caserío tenía el suyo que era aquél por el que antiguamente fue llevado el primer difunto de ella. El camino por el que hubiera pasado la cruz alzada se convertía en público, ''zordanbirie. ''Generalmente era un camino vecinal, un camino carretil, <sub>''ll </sub>burdibirie, y ''no una simple senda, ''bidexiorra''<ref>Pedro Mª ARANEGUI. ''Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX''. San Sebastián, 1986, pp. 413-414.</ref>.
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En Beasain (G) cada caserío tenía su propio camino fijo, aunque al acercarse al pueblo se uniera con otro o con el camino vecinal. Se les conocía con los nombres de ''elizbidea, guruzbidea ''o ''gorpuzbidea. ''También en Bidegoian (G) cada casa o caserío tenía su propio camino de conducción del cadáver o ''gorpuzbidea''.
 
En Beasain (G) cada caserío tenía su propio camino fijo, aunque al acercarse al pueblo se uniera con otro o con el camino vecinal. Se les conocía con los nombres de ''elizbidea, guruzbidea ''o ''gorpuzbidea. ''También en Bidegoian (G) cada casa o caserío tenía su propio camino de conducción del cadáver o ''gorpuzbidea''.
  
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[[File:7.78 Guruzbidea. Antiguo camino mortuorio.jpg|center|450px|Guruzbidea. Antiguo camino mortuorio. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.]]
  
 
En Oiartzun (G), en otros tiempos, hubo caminos fijos de conducción del cadáver, denominados ''gorpuzbiriak. ''Por ellos se llevaba el viático y discurría la comitiva nupcial. Si el cadáver se conducía por otro camino, se decía que por el mero hecho del paso quedaba convertido en camino vecinal<ref>AEF, III (1923) pp. 79 y 88.</ref>.  
 
En Oiartzun (G), en otros tiempos, hubo caminos fijos de conducción del cadáver, denominados ''gorpuzbiriak. ''Por ellos se llevaba el viático y discurría la comitiva nupcial. Si el cadáver se conducía por otro camino, se decía que por el mero hecho del paso quedaba convertido en camino vecinal<ref>AEF, III (1923) pp. 79 y 88.</ref>.  
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En Amezketa (G) el camino para la conducción se denomina ''korpuzbidea ''o ''erribidea. ''El paso del cortejo fúnebre creaba servidumbre y el sendero o camino por donde transitaba la comitiva se convertía en camino vecinal.  
 
En Amezketa (G) el camino para la conducción se denomina ''korpuzbidea ''o ''erribidea. ''El paso del cortejo fúnebre creaba servidumbre y el sendero o camino por donde transitaba la comitiva se convertía en camino vecinal.  
  
En Zugarramurdi (N) había caminos consagrados para efectuar la conducción de los difuntos a la iglesia y a la sepultura. Cada ''etxea ''«casa matriz» y cada ''borda ''tenía el suyo, si bien una parte del recorrido era común a todas <ref>José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 331.</ref>.  
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En Zugarramurdi (N) había caminos consagrados para efectuar la conducción de los difuntos a la iglesia y a la sepultura. Cada ''etxea ''«casa matriz» y cada ''borda ''tenía el suyo, si bien una parte del recorrido era común a todas<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 331.</ref>.  
  
 
En Oñate (G) los caminos particulares de cada caserío a la iglesia eran conocidos como ''kurtzebidea, elizbidea, korpuzbidea y mezabidea. ''El paso tanto del viático como de la cruz de la conducción debía hacerse por el trazado íntegro e invariable de dicho camino por razón de que «variándose a antojo, puede quedar perjudicado el vecindario». El ''kurtzebidea, ''en los años veinte, debía medir siete pies y medio, o ser lo suficientemente ancho para que pudiera pasar por él un carro. Era un camino muy respetado por los de la localidad lo que dio lugar al aforismo ''kurtzebidetik joan''<ref>José A. de LIZARRALDE. “Villa de Oñate” in AEF, VII (1927) pp. 100-101.</ref> (no andarse por atajos).  
 
En Oñate (G) los caminos particulares de cada caserío a la iglesia eran conocidos como ''kurtzebidea, elizbidea, korpuzbidea y mezabidea. ''El paso tanto del viático como de la cruz de la conducción debía hacerse por el trazado íntegro e invariable de dicho camino por razón de que «variándose a antojo, puede quedar perjudicado el vecindario». El ''kurtzebidea, ''en los años veinte, debía medir siete pies y medio, o ser lo suficientemente ancho para que pudiera pasar por él un carro. Era un camino muy respetado por los de la localidad lo que dio lugar al aforismo ''kurtzebidetik joan''<ref>José A. de LIZARRALDE. “Villa de Oñate” in AEF, VII (1927) pp. 100-101.</ref> (no andarse por atajos).  
  
En Carranza '''(B) '''existieron caminos fijos para la conducción del cadáver si bien muchos quedaron relegados al mejorar notablemente las vías de comunicación usuales entre los diversos barrios del Valle. Manuel López Gil, a principios del siglo, recogió que la conducción del cadáver en el barrio de Soscaño se hacía por los llamados «caminos de anteiglesia» <ref>AEF, III (1923) p. 2.</ref>. El paso circunstancial del féretro por fincas o terrenos particulares en situaciones excepcionales, como nieves o climatología adversa, no creaba servidumbre. Generalmente nadie lo impedía, si bien algunos lo hacían para evitar que se creara el camino.  
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En Carranza (B) existieron caminos fijos para la conducción del cadáver si bien muchos quedaron relegados al mejorar notablemente las vías de comunicación usuales entre los diversos barrios del Valle. Manuel López Gil, a principios del siglo, recogió que la conducción del cadáver en el barrio de Soscaño se hacía por los llamados «caminos de anteiglesia» <ref>AEF, III (1923) p. 2.</ref>. El paso circunstancial del féretro por fincas o terrenos particulares en situaciones excepcionales, como nieves o climatología adversa, no creaba servidumbre. Generalmente nadie lo impedía, si bien algunos lo hacían para evitar que se creara el camino.  
  
 
En Muskiz (B) los caminos mortuorios eran conocidos como «caminos de misa». Fueron utilizados hasta los años veinte ''y ''hoy están en desuso, sustituidos por las carreteras y otros caminos más cómodos. Antaño servían para unir los barrios apartados con la iglesia y el cementerio. Cuando tenía lugar un entierro civil surgían problemas ya que no se dejaba pasar el cadáver por caminos particulares, lo que obligaba a transportarlo de noche o forzaba la celebración de la ceremonia religiosa.  
 
En Muskiz (B) los caminos mortuorios eran conocidos como «caminos de misa». Fueron utilizados hasta los años veinte ''y ''hoy están en desuso, sustituidos por las carreteras y otros caminos más cómodos. Antaño servían para unir los barrios apartados con la iglesia y el cementerio. Cuando tenía lugar un entierro civil surgían problemas ya que no se dejaba pasar el cadáver por caminos particulares, lo que obligaba a transportarlo de noche o forzaba la celebración de la ceremonia religiosa.  

Revisión actual del 08:25 4 sep 2019

En Zerain (G) el camino de la iglesia, eleizbidea, era utilizado para todas las relaciones de la casa con la iglesia como bautizos, bodas, viático y era también el camino funerario. Cada casa tenía su propio camino si bien había tramos compartidos con los de otras casas o con casas de otros barrios. También tenían trechos coincidentes con los caminos vecinales, erriko bideak y los caminos carretiles, gurdibideak, aunque se diferenciaban de ellos. Aparecen reseñados en un documento del año 1865 y se han mantenido sin grandes modificaciones hasta los años 1970.

Si por el mal estado del camino, las inclemencias del tiempo u otras razones era necesario desviar el cortejo pasando por una finca particular, esta circunstancia no creaba servidumbre de camino. Los caminos tal como los recuerdan los informantes eran inamovibles. En el Libro Parroquial de Memorias y Aniversarios pueden constatarse algunos de estos caminos desde 1737.

Además de la denominación eleizbidea, se han recogido también las de kurutzebidea o kuruzbidea, camino de la cruz, gorpuzbidea, camino del cuerpo, y andabidea, camino de andas. Desde los años 80 todos los caseríos cuentan con caminos asfaltados, lo que, añadido a la introducción del coche fúnebre, ha hecho que la utilización de estos caminos haya caído en desuso. Hoy día sólo los caseríos de entorno de la iglesia siguen formando el cortejo en la forma tradicional.

En Ezkio (G) los informantes aseguran haber utilizado los caminos funerarios, gorpuzbideak, hasta los años cuarenta. En el recuerdo de la gente está que se trataba de caminos bastante incómodos ya que se habían abierto por procedimientos rudimentarios. En cada caserío comenzaba el suyo para después cruzarse con otros y acabar siendo un camino único convertido en erribidea, camino vecinal. Esta particularidad hace que hoy día los informantes se refieran indistintamente o confundan erribideak y gorpuzbideak. Los caminos de conducción de cadáveres fueron derivando en caminos vecinales porque se trataba de las vías de comunicación a la iglesia que se encontraba en el núcleo urbano. Hoy día existe un camino que conserva el topónimo de kurutzebidea, camino de la cruz.

En Elosua (G) el camino funerario se denominaba elizbidia y gorpuzbidia. Cada casa tenía su camino propio hasta el barrio y, a partir de este punto, existía un único camino para todas las casas del barrio. Esta vía se utilizaba tanto para el traslado del cadáver, el paso de la cruz como para llevar el viático. La localidad cuenta con cuatro barrios: Nordia, Errekaldia, Ujaldia y Azkoiti-partia. Existen dos barrios cuyos caminos funerarios confluyen en un punto a partir del cual la ruta es común a ambos. Junto a la casa del sacristán existía un techado denominado mantilla-lekua, el lugar de la mantilla, que las mujeres utilizaban para arreglarse antes de entrar en la iglesia.

En Aramaio (A) cada casa tenía su propio camino para llevar el cuerpo a la iglesia, denominado kurtzebide, camino de la cruz. Si algún tramo se encontraba intransitable y para la conducción se precisaba pasar por la propiedad de un vecino, se establecía con él un contrato verbal que permitiera el tránsito del cortejo excepcionalmente, sin que sirviera de precedente. La fórmula empleada era: «Gaurko bakarrik, deretxoa galdu barik» (sólo por esta vez, sin perder ningún derecho). De lo contrario existía el riesgo de que por donde pasara el cadáver se convirtiera en kurtzebidea y el. propietario perdiera sus derechos sobre dicha franja de terreno.

En Abadiano (B) cada casa tenía su propio camino de andas, andabidie, hasta el barrio y desde este punto hasta la iglesia era común para todo el vecindario. Cuando por encontrarse en mal estado o por otras razones se tomaban rutas alternativas, éstas podían verse afectadas por servidumbre de paso, zordanbidiek. Para que esto ocurriera había que pasar reiteradamente por el lugar, porque el hecho de que se produjera ocasionalmente no creaba derecho.

En Amorebieta-Etxano y Gorozika (B) el camino funerario se llamaba andabidea, camino de andas. Cada barrio tenía el suyo propio y la conducción únicamente podía realizarse por los caminos establecidos. Los particulares se cuidaban de no dejar pasar el cadáver por su propiedad para evitar que se creara servidumbre de paso, andabidia zordanbidia.

En Telleriarte-Legazpia (G) cada casa tenía su propio camino denominado eleizbidea, camino de la iglesia, o gorputzbidea, camino del cadáver. Si las casas estaban próximas, lo compartían. Luego los distintos caminos desembocaban en el camino vecinal, auzobidea, y de allí salían al camino principal. El paso del cadáver creaba servidumbre, zorbidea da. El Viático y la Unción recorrían el mismo camino. Nadie podía impedir el paso por él, elizbidea ezin du inork puskau.

En Zeanuri (B), para designar los caminos funerarios, se han recogido las denominaciones elezbidea, más utilizada, y andabidea. En otros tiempos estos caminos gozaron de gran consideración, bere indarra eukien, y cada casa tenía el derecho a usar el suyo[1]. Según un informante, lo mismo que todo monte con arbolado tiene su camino de salida (que posibilita su explotación), así la casa tiene un camino hasta la iglesia, «baso bateé bere bidea daukan lez olantxe etze bakotxak dauko bere bidea eleixara».

En Izurza (B) los caminos funerarios se denominaban también andabideak. Tanto en esta localidad como en Zeanuri, en su trazado podía haber 'trechos coincidentes con otros caminos, pero los tramos específicamente funerarios estaban protegidos por un mojón central para que los carros no pudieran transitar por ellos y quedara así claramente establecida su condición de caminos reservados únicamente para la conducción del cadáver[2].

En Anzuola (G) el camino de conducción se denominaba gorpuzbidea, camino del cuerpo, o guruzbidea, camino de la cruz, y existía la creencia de que allá por donde pasaba la cruz o el féretro en un entierro se convertía en camino público. El paso de la cruz creaba servidumbre, gurutzea pasatu ezkero bidea zor diñ (pasando la cruz, se le debe el camino). A la recíproca, el tramo primitivo abandonado perdía el carácter de guruzbidea[3].

Guruzbidea. Antiguo camino mortuorio. Zerain (G). Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Gatzaga (G) el camino de conducción se llamaba kurtzebirie, camino de la cruz, y cada casa o caserío tenía el suyo que era aquél por el que antiguamente fue llevado el primer difunto de ella. El camino por el que hubiera pasado la cruz alzada se convertía en público, zordanbirie. Generalmente era un camino vecinal, un camino carretil, ll burdibirie, y no una simple senda, bidexiorra[4].

En Orozko (B), antiguamente existieron caminos fijos para la conducción del cadáver denominados andabideak, caminos de andas. En tiempos recientes se ha recogido que el cortejo fúnebre discurría por el camino vecinal, llamado también kurtzebidea y eleizbidea. El paso por una finca particular creaba servidumbre y por tanto los particulares oponían resistencia a que se pasara por sus propiedades para que éstas no quedaran afectadas por la servidumbre de paso, ze bide librea biurtuten zan.

En Zeberio (B) el camino funerario se denominaba andabidea. Creaba derecho de paso y por ello, cuando se solicitaba el cambio de itinerario para que el cortejo pasara por una heredad, la respuesta era siempre negativa. Si se accedía a la pretensión, una vez que el féretro y el cortejo lo hubieran hecho, cualquier transeúnte tenía derecho de paso.

En Kortezubi (B) los caminos de andas se denominaban andabidiek. Según información recogida en los años veinte, si la cruz que encabezaba el cortejo atravesaba una propiedad privada, desde aquel momento el sitio por donde había pasado tenía en adelante la consideración de andabidia, sin derecho a reclamación por parte del dueño. Había una excepción a esta regla general consistente en que el dueño del terreno portara la cruz mientras las comitiva atravesaba su heredad[5].

En Ziortza (B) existían caminos señalados para la conducción del cadáver denominados andabideak, caminos de andas. No era lícito cerrarlos bajo ningún pretexto. Si alguna vez, por estar obstruido aquél o por otra causa, pasaba la cruz, y por tanto el cortejo, por un terreno de propiedad privada, desde aquel momento el dueño perdía todo derecho sobre el trozo de terreno por el que se había transitado y en lo sucesivo tenía la calificación de andabidea[6].

En Berriz (B) existían caminos fijos para la conducción, andabidiek. Ordinariamente coincidían con las calzadas o caminos antiguos aunque ya, por los años veinte, comenzaba a observarse la tendencia a recurrir a los caminos más cómodos y cortos como son las nuevas carreteras. Si el camino por el que discurría el cortejo fúnebre pasaba cerca del colmenar de la familia del difunto, abrían a su paso las tapas de las colmenas, aunque ya, en dichos años, esta costumbre iba cayendo en desuso[7].

En Bedia (B) antiguamente hubo caminos fijos de conducción denominados andabideak, caminos de angarillas, y según los encuestados eran los caminos primitivos. En Altza (G) a los caminos mortuorios se les llamaba erribidiak, caminos vecinales, al igual que en Andoain (G) donde además de erribideak se ha recogido la denominación de korpuzbideak, caminos del cuerpo. En Bidania (G) los caminos de conducción también recibían el nombre de korpuzbideak[8].

En Busturia (B) cada caserío tenía su propio camino de conducción, andabidea. Gran parte del trazado de éste coincidía con el camino carretil, burdibidea. Eran caminos que debían respetarse aunque a veces no resultaran ni los más cómodos ni los más cortos.

En Lemoiz (B) cada casa tenía su camino funerario, andabidea. Estaban enlosados y discurrían por la parte superior de los caminos carretiles. Dejaron de utilizarse en los años sesenta cuando se abrieron las carreteras a los caseríos. En caso de malas condiciones climáticas el cortejo podía modificar la ruta invadiendo una propiedad privada. Con este fin solía solicitarse el permiso del dueño y no creaba servidumbre de paso.

En Lezama (B) existían caminos fijos para conducir los cadáveres hasta la iglesia, denominados andabidiak. En los casos en que no se pudiera pasar por algún tramo y fuera inexcusable buscar un itinerario alternativo por un terreno particular o comunal el tramo en cuestión quedaba afectado por servidumbre de paso para futuras conducciones.

En Murelaga (B) los caminos de conducción eran conocidos como andabideak. La procesión funeraria iba por el camino principal que une la barriada con el núcleo. Las rogativas tenían también su recuerdo para con los fallecidos desde el año anterior y se realizaban rezos caminando por el andabidea que unía el barrio con el núcleo[9].

En Beasain (G) cada caserío tenía su propio camino fijo, aunque al acercarse al pueblo se uniera con otro o con el camino vecinal. Se les conocía con los nombres de elizbidea, guruzbidea o gorpuzbidea. También en Bidegoian (G) cada casa o caserío tenía su propio camino de conducción del cadáver o gorpuzbidea.

Guruzbidea. Antiguo camino mortuorio. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Oiartzun (G), en otros tiempos, hubo caminos fijos de conducción del cadáver, denominados gorpuzbiriak. Por ellos se llevaba el viático y discurría la comitiva nupcial. Si el cadáver se conducía por otro camino, se decía que por el mero hecho del paso quedaba convertido en camino vecinal[10].

En Ataun (G), en los años veinte, a los caminos de conducción se les denominaba gorpuzbidea, camino de los cadáveres. Ya por esa época apenas eran utilizados para las conducciones, se iba por el camino más corto y cómodo [11].

En Meñaka (B) el camino de conducción se llamaba kurtzeko bidea, camino de la cruz. Si el cortejo, saliéndose de él, pasaba por terreno privado, el dueño de éste perdía todo derecho sobre aquella franja de su propiedad que hubiese atravesado el cadáver y quedaba transformado en camino público. Ya en los años veinte decían los informantes que estos caminos habían caído en desuso hacía varios años, desde que se hizo la carretera. En Zegama (G), por esta misma época, también había caminos señalados para la conducción denominados kurtzabidek, caminos de la cruz[12].

En Aia (G) el camino de conducción se llama gorpuzbidea. Servía también para llevar a los recién nacidos a bautizarse. El paso del cadáver o de la cruz que lo acompañaba creaba servidumbre si atravesaba por un terreno[13].

En Hondarribia (G) cada caserío tenía su camino propio para la conducción del cadáver llamado erribidea, camino vecinal. Se trataba de caminos fijos, establecidos e inamovibles. Según el testimonio de una informante, si la ruta era desviada, para que el nuevo itinerario por donde había transitado el cortejo se convirtiera en público, era necesario que pasaran por el lugar varias conducciones.

En Urnieta (G) cada casa tenía un camino de conducción denominado korpuzbiria, que generalmente era un camino del pueblo, erribiria. El féretro dejó de llevarse a hombros de los anderos en los años sesenta y a partir de entonces cayeron en desuso los citados caminos. En Berastegi (G) no se conoce actualmente la existencia de caminos específicos para la conducción del cadáver y la comitiva fúnebre discurría por el camino público o erribidea.

En Amezketa (G) el camino para la conducción se denomina korpuzbidea o erribidea. El paso del cortejo fúnebre creaba servidumbre y el sendero o camino por donde transitaba la comitiva se convertía en camino vecinal.

En Zugarramurdi (N) había caminos consagrados para efectuar la conducción de los difuntos a la iglesia y a la sepultura. Cada etxea «casa matriz» y cada borda tenía el suyo, si bien una parte del recorrido era común a todas[14].

En Oñate (G) los caminos particulares de cada caserío a la iglesia eran conocidos como kurtzebidea, elizbidea, korpuzbidea y mezabidea. El paso tanto del viático como de la cruz de la conducción debía hacerse por el trazado íntegro e invariable de dicho camino por razón de que «variándose a antojo, puede quedar perjudicado el vecindario». El kurtzebidea, en los años veinte, debía medir siete pies y medio, o ser lo suficientemente ancho para que pudiera pasar por él un carro. Era un camino muy respetado por los de la localidad lo que dio lugar al aforismo kurtzebidetik joan[15] (no andarse por atajos).

En Carranza (B) existieron caminos fijos para la conducción del cadáver si bien muchos quedaron relegados al mejorar notablemente las vías de comunicación usuales entre los diversos barrios del Valle. Manuel López Gil, a principios del siglo, recogió que la conducción del cadáver en el barrio de Soscaño se hacía por los llamados «caminos de anteiglesia» [16]. El paso circunstancial del féretro por fincas o terrenos particulares en situaciones excepcionales, como nieves o climatología adversa, no creaba servidumbre. Generalmente nadie lo impedía, si bien algunos lo hacían para evitar que se creara el camino.

En Muskiz (B) los caminos mortuorios eran conocidos como «caminos de misa». Fueron utilizados hasta los años veinte y hoy están en desuso, sustituidos por las carreteras y otros caminos más cómodos. Antaño servían para unir los barrios apartados con la iglesia y el cementerio. Cuando tenía lugar un entierro civil surgían problemas ya que no se dejaba pasar el cadáver por caminos particulares, lo que obligaba a transportarlo de noche o forzaba la celebración de la ceremonia religiosa.

En trabajos de investigación de campo realizados en los años veinte se recogieron denominaciones y tradiciones similares. Así, en Galarreta (A) existieron dos caminos estrechos señalados para la conducción de los cadáveres denominados «caminos de la iglesia». En Salcedo (A) cada casa tenía su propio camino funerario que coincidía con el que utilizaban ordinariamente para ir a la iglesia.


 
  1. Así la casa Soleta mantuvo durante muchas décadas, entre 1910 y 1950, su antiguo camino a la iglesia, bere elezbidea, por las laderas de Ganeta.
  2. Gurutzi ARREGI, José Angel BARRIO, Ander MANTEROLA. Anteiglesia de Izurza. Izurza, 1990, p. 83.
  3. Luis MURUGARREN. Anzuola, Uzarraga y Elosua. San Sebastián, 1975, pp. 101 y 103.
  4. Pedro Mª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, pp. 413-414.
  5. Cuenta Barandiarán un caso curioso que le relató el informante de Kortezubi (B) cuando realizó la investigación en dicha localidad (1923). “El caserío de Gerio, tenía su andabidia que pasaba por dentro de la casa llamada Fradue. Así, el cortejo fúnebre entraba por la puerta principal y salía por la de la cuadra. Esto provino, según dicen, o bien porque Fradue fuese construido en el mismo andabidia ya preexistente, o bien porque a causa del mal estado de éste o por otro accidente, hubiese tenido que pasar alguna vez la cruz del cortejo fúnebre por dentro del caserío”. Vide AEF, III (1923) p. 39.
  6. AEF, III (1923) p. 25.
  7. AEF, III (1923) pp. 44-45.
  8. AEF, III (1923) pp. 15, 95, 100 y 105 respectivamente.
  9. William A. DOUGLASS. Muerte en Murélaga. Barcelona, 1973, p. 47 y particularmente pp. 87-90. En otro lugar de esta misma obra, p. 186, el autor apunta la posibilidad de que, en ocasiones, dos barrios próximos pueden tener mayor o menor relación entre sí, según compartan o no el mismo andabidea o camino funerario.
  10. AEF, III (1923) pp. 79 y 88.
  11. AEF, III (1923) p. 117.
  12. AEF, III (1923) pp. 33 y 109.
  13. Luis MURUGARREN. Universidad de Aya. San Sebastián, 1974, pp. 83-85.
  14. José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 331.
  15. José A. de LIZARRALDE. “Villa de Oñate” in AEF, VII (1927) pp. 100-101.
  16. AEF, III (1923) p. 2.