Vigencia de los toques a muerto

La diferenciación de los toques de campana en función del sexo del fallecido ya no sigue vigente en las localidades encuestadas.

En Gamboa (A) no todos recuerdan dicha diferenciación por lo que es de suponer que desapareció hace ya varias décadas.

En Llodio (A), en los años precedentes a la supresión del toque de campanas, ya se anuló la diferencia establecida para hombres y mujeres.

En algunas localidades, como la anterior de Llodio, se han suprimido todo tipo de toques a muerto o al menos los que se ejecutaban nada más ocurrir el óbito con el fin de anunciarlo, quedando reducidos a los que se hacen sonar poco antes del funeral.

En Eugi (N) actualmente ya no se tañen porque no hay campanero y porque la mayor parte de los vecinos mueren en Pamplona y sólo se traen al pueblo a enterrar.

En Moreda (A) no se tañen las campanas de la iglesia cuando muere algún vecino desde hace un par de décadas. El motivo principal que ha llevado a abandonar esta costumbre es que la mayoría de las personas fallece fuera del pueblo en centros hospitalarios de Logroño o Vitoria.

En Aoiz (N), hasta los años ochenta, se tañían las campanas cuando ocurría un fallecimiento. En la actualidad esta costumbre se ha abandonado, ya no se ejecutan los toques inmediatos a la muerte y, cuando hay funeral, suenan los mismos que se utilizan para llamar a misa.

Estos toques tampoco se escuchan hoy en día en Mélida (N). En Monreal (N) se redujeron a partir de los años setenta. Actualmente en Berganzo (A) no se toca a muerto pero en algunos pueblos como Armiñón (A) sí que se hace.

En San Román de San Millán (A) los toques de campana se han reducido desde la década de los sesenta a hacer sonar los esquilones, movidos por energía eléctrica, para anunciar con media hora de antelación la celebración del funeral.

En Santa María de Bermeo (B) los toques de campanas por los difuntos desaparecieron a mediados de los años setenta. Hoy en día sólo se tocan quince minutos antes del inicio de la función religiosa.

En Viana (N), exceptuando el toque a muerto y el de mortichuelo, los demás han desaparecido prácticamente. A ello ha contribuido la electrificación de las campanas y la falta de sacristán.

Pero no en todas las localidades ha desaparecido el toque a muerto, aunque de hecho se haya simplificado. Incluso se ha constatado que en alguna población esto último aún no ha ocurrido. En la parroquia de Elgoibar (G) ya no se tañen las campanas cuando ocurre una defunción pero en el barrio elgoibarrés de Alzola se siguen tocando como antaño. El encargado de hacerlas sonar suele ser el sacristán o la serora. Cuando el fallecido es una persona adulta, toca la campana grande combinándola con otra más pequeña y si se trata de un niño, toca con la campana pequeña un repique más alegre.