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Vigilia diurna

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En Sangüesa (N), hasta la década de los años setenta, nunca se le dejaba sólo al cadáver. Era costumbre rezar el rosario en la cámara mortuoria, seguido de un padrenuestro a San José, patrono de la buena muerte y otro «por el primero que falte de la compañía». En cuanto terminaba un rosario llegaban nuevos visitantes que comenzaban otro. En esta sucesión de turnos se llegaban a rezar a lo largo del día hasta veinte rosarios ante el muerto. Eran muchos los vecinos que acudían a hacer estos rezos a las casas, pero hacia 1960, por la comodidad de las familias, se trasladaron a la parroquia durante nueve días después del fallecimiento.
[[File:FIGURA7.59 Indulgencias por el rezo del rosario en la casa mortuoria.png|RTENOTITLE_FIGURAframe|Indulgencias por el rezo del rosario en la casa mortuoria.]]
En Izpura (BN) durante el día una vecina acoge a las personas que llegan a la casa mortuoria. Se reza el ''De profundis, ''un Padrenuestro y un Avemaría. Al empezar y acabar la oración se asperja el cuerpo del difunto con una rama de laurel y agua bendita. Esta costumbre se mantiene vigente.
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