Cambios

Lanzamiento de monedas al aire

10 bytes eliminados, 05:46 16 may 2019
sin resumen de edición
En Romanzado y Urraul Bajo (N) se echaba a suertes para ver quién jugaba el primero. Este tomaba las dos ''ochenas ''unidas, mostraba al otro que las dos caras estaban al exterior y las tiraba al aire. Si al caer quedaban de cara ganaba el lanzador; si salían ''culos, ''el otro, y si quedaban las dos distintas se repetía. En la siguiente partida, las ''chapas ''las pasaba a tirar el ganador. El que contemplaba la jugada podía anularla si gritaba cuando las monedas estaban en el aire: «badajos» o «bariajos» y las interceptaba en su caída con la mano.
En Lezaun (N) las ''chapas ''eran ''ochenas alfonsinas '''''(10 '''''cts.) ''ya que las ''isabelinas ''no servían al mostrar un cuerpo entero en lugar de una cabeza. Comentan los informantes que este juego era muy perseguido por el alcalde, el maestro y el cura a causa de las apuestas que se cruzaban. Antes de lanzar las monedas al aire, se realizaban las apuestas, éstas podían ser a caras o a ''culos. ''Las chapas se arrojaban a lo alto con las caras hacia el exterior y sólo se podían ganar si quedaban en idéntica posición, de lo contrario había que repetir el lanzamiento. Era condición indispensable que botasen en el suelo para lo cual había que jugar en superficies de cierta consistencia. Cuando parecía que las monedas iban a golpear a alguno de los chicos, cualquiera de ellos podía decir «bariajo», y entonces había que repetir la tirada.
En Obanos (N) fue juego de chicos y mozos muy practicado hasta los años setenta. Las monedas se unían por el reverso y al tirarlas al aire se decía: «Cara y cara, badiajo». Al contrario que lo recogido hasta aquí, si quedaban las dos de cara se volvían a lanzar, hasta que saliese cara y cruz.
127 728
ediciones