Cambios

Casas de pescadores

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En el segundo decenio del siglo XX, Joaquín de Yrizar señalaba que las casas vascas de pescadores eran inconfundibles. Podían ser bajas, para una sola familia, o de varios pisos, siempre con grandes balcones que ocupaban toda la anchura de la fachada y de los que colgaban sus inmensas redes. El tejado a dos aguas, prolongando a veces uno de los faldones para cubrir los pintorescos agregados<supref>4Joaquín de YRIZAR. ''Las casas vascas''. San Sebastián: 1929, p. 69.</supref>. Esta sucinta descripción sigue siendo válida porque las casas son las mismas si bien ya no cuelgan las redes de los balcones y las viviendas han sido reformadas internamente.
La descripción más detallada de los pueblos costeros guipuzcoanos que se ha realizado en nuestros días no difiere del modelo de Yrizar. La escasa superficie y lo accidentado del terreno obligó a la disposición de casas en hileras con una o dos calles paralelas a la orilla del mar, siguiendo las curvas de nivel de las laderas de los acantilados o bien obrándose en planos de diversas alturas. No obstante en algunas localidades que cuentan con superficies más amplias las viviendas de los pescadores están diseminadas entre las restantes del núcleo urbano.
El tipo de vivienda más frecuente lo constituyen casas de mampostería altas y estrechas, con entramados de madera y vistas al puerto. Los pisos están separados por escaleras de madera de un solo tramo, apoyadas en las medianerías laterales, de modo que cada piso empieza en la crujía delantera y termina en la fachada posterior recorrida por una balconada cerrada de madera o mirador. Las plantas son rectangulares y muy desarrolladas en profundidad, y en ellas se disponen las estancias que podemos encontrar en cualquier otro tipo de vivienda. El tejado es a dos aguas y, generalmente, con el caballete paralelo a la fachada. Tejas tumbadas en hileras horizontales en los muros o medianeras para protegerse de la lluvia. Las fachadas son recorridas por balcones, miradores o galerías de madera, pintadas con colores vivos que les dan un aspecto pintoresco. Hay otro tipo de casas de pareci- 4 Joaquín de YRIZAR. ''Las casas vascas''. San Sebastián: 1929, p. 69. das parecidas características pero de menor altura. Cuentan con dos o tres plantas y casi siempre son de carácter unifamiliar, habitadas por armadores o ''arrantzales''. La planta baja está destinada a almacén y la segunda y tercera a vivienda<supref>5M.ª Aranzazu EGUITEGI. “Las casas de los pescadores en el litoral guipuzcoano” in ''Narria''. Núm. 55-56 (1991) pp. 12-13.</supref>.
En Lekeitio (B) las casas de pescadores están apretujadas unas contra otras y son, por regla general, más altas que anchas, estando la fachada principal, sobre todo, provista de numerosas ventanas y balcones. En las que dan al muelle se han sustituido los balcones por miradores con merma de su sabor tradicional. El tejado suele ser a dos vertientes en situación anteroposterior. Las escaleras que dan acceso a las viviendas son de madera y muy empinadas, en los años sesenta había un caso de escalera exterior de piedra.
En estas casas lekeitiarras de pescadores cada piso consta generalmente de un pasillo que va desde la puerta de entrada hasta una amplia habitación situada al lado opuesto de la casa y donde nunca falta un balcón con magníficas vistas al exterior. A ambos lados de dicho pasillo se hallan los restantes huecos de la vivienda en los que muchas veces hacen de puerta blanquísimas cortinas de tela. Arranegi es la médula del barrio de pescadores y se sitúa en un plano más elevado que el del muelle, quedan a este lado sótanos situados bajo la planta baja de las casas –al nivel de la calle– que suelen estar destinados a bodegas o almacenes de útiles para la pesca, tabernas, etc.<sup>6</sup>
 
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En Hondarribia (G) las casas de dos plantas se presentan alineadas en tres hileras paralelas al malecón que bordea la ría. En Pasai Donibane y Pasai San Pedro (G) alternan casas bajas y altas, dispuestas en dos hileras paralelas, entre las que discurre una calle. En el pequeño puerto pesquero de Donostia existe una muestra de arquitectura popular con sus blancas casas de dos pisos sobre una galería que transcurre debajo de ellas. En Orio, Zarautz y Getaria (G) sus mejores condiciones naturales permitieron que las casas pudieran expandirse en otras direcciones. En Getaria son casas de tres plan-
La casa del pescador hondarribiarra tenía la siguiente distribución: en el primer piso una cocina de pequeñas dimensiones con la “cocina económica”, la fregadera “de piedra artificial”, la fresquera, la mesa, un armario y unas banquetas. Cada unidad familiar estaba compuesta, normalmente, de entre ocho a diez personas por lo que vivían bastante hacinados.
 
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9 Existió la costumbre de que, cuando tocaba embarcar, el patrón se acercaba a la casa de cada miembro de la tripulación y le llamaba desde la calle hasta que respondía, así que diariamente, al amacecer, en el puerto podía escucharse una sinfonía de gritos. Algunos informantes señalan haber oído a sus mayores que antiguamente los patrones para hacer este llamamiento a los labradores que cuando había faena salían a la mar, usaban la ''txalaparta''. Un informante recuerda que algunos caseros inquilinos pagaban la renta del caserío con lo que sacaban de la pesca.
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