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En muchas de nuestras encuestas se constatan nuevas costumbres introducidas recientemente y que vienen a reemplazar a las antiguas prácticas. Una de éstas es el ofrecer la misa nupcial en sufragio de las almas de los antepasados de los contrayentes. Si el fallecimiento del familiar ha acaecido en fechas próximas a la boda, su nombre se menciona en el memento de difuntos de la plegaria eucarística (Amézaga de Zuya, Artziniega, Berganzo-A; Abadiano, Busturia, Carranza, Durango, Orozko, Urduliz-B; Arrasate-G; Obanos, Valle de Elorz-N).
Otra costumbre introducida en las últimas décadas consiste en que los recién casados, finalizada la ceremonia de casamiento, acudan al cementerio y allí la recién casada deposite el ramo de flores sobre la tumba de la familia. Este hecho está claramente vinculado a las prácticas que en tiempos anteriores se hacían sobre la sepultura que la familia tenía en la iglesia. Nuestras encuestas la han registrado en numerosas localidades (Amézaga de Zuya, Mendiola, Moreda, Pipaón, Ribera Alta, Treviño, Valdegovía-A; Abadiano, Bermeo, Carranza, Durango, Markina, Muskiz, Urduliz-B; Bidegoian, Elgoibar, Hondarribia, Telleriarte-G; Allo, Aoiz, Artajona, Garde, Izal, Izurdiaga, Sangüesa, Viana-N; ArberatzeZilhekoaArberatze-Zilhekoa-BN y Liginaga-Z).
En algunas encuestas se puntualiza que esta ofrenda del ramo se demora hasta el día siguiente y también que en algunos casos los contrayentes la encargan a un familiar próximo. En otras señalan que solamente tiene lugar cuando el fallecimiento del familiar ha sido reciente o cuando en la tumba está enterrado el padre o la madre de los contrayentes.
