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Evolucion en las formas de transportar el cadaver

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En Monreal (N) la caja se solía llevar a mano utilizando las asas, dos a cada lado, con que contaba el féretro. A partir de los años ochenta se han hecho unas andas para facilitar la conducción ya que a menudo se rompían las asas.
 
 
 
 
 
 
 
En San Martín de Unx (N) antiguamente se llevaba el ataúd cogido de las asas. En los años noventa se lleva a hombros sobre las andas. De la iglesia al cementerio, que dista unos cien metros, se lleva de esta misma forma.
En Zerain (G), a finales del pasado siglo, trasladaban el cuerpo en andas, ''illoia. ''Consistían en dos largueros, ''adarrak, ''de roble, fuertes y redondeados que en medio llevaban clavada una madera de unos dos metros de longitud y de la que los agarraderos sobresalían medio metro aproximadamente. Tenían dos o tres pares de correas para sujetar al difunto, al que se le ponía una almohadilla para reposar la cabeza, las andas se revestían con un paño denominado ''illoi-izara ''y el cuerpo se cubría con un sudario ''il-oiala. ''A veces las dificultades de los caminos y las cuestas obligaban, a pesar de los correajes, a sujetar el cuerpo por la cintura con un lienzo blanco. Después pasaron a cargar el féretro al hombro, haciendo todo el recorrido andando. En los años noventa, los caseríos próximos a la plaza siguen con la tradición de llevar el cuerpo a hombros pero las restantes casas delegan todas las labores en la funeraria, limitándose al traslado a hombros en los momentos de la introducción y salida del cadáver de la iglesia y al llevarlo al camposanto.
En Arberatze-Zilhekoa (BN), antiguamente, el cadáver era llevado a hombros sobre angarillas, ''brankarra. ''La carroza fúnebre tirada por caballos se introdujo por los años 30. Entonces se colocaba el féretro encima del carro, desde la salida de la casa, y se arrastraba a lo largo de  todo el recorrido. Cuatro vecinos, ''lehenauzoak, ''se encargaban de este trabajo. Al ser menos pe- noso penoso el traslado en estas condiciones, la gente decía que llevar el cuerpo en carroza, ''korbiara ''(fr. ''corbillard), ''era un alivio.
En Baigorri (BN), en el barrio de Saint Etienne, se utilizaban dos medios de transporte por lo que hace a la conducción: varales de madera, ''hagak, ''para la zona montañosa y angarillas, ''kol '' ''portakkolportak, ''para los lugares más practicables y cercanos a la iglesia. Fue costumbre durante muchos años trasladar el féretro a hombros de los vecinos del difunto, más tarde se empezó a llevarlo en un carruaje arrastrado por un caballo. En Hazparne (L), antiguamente, la caja era atada a dos largos varales, ''hagak, ''y se llevaba de esta guisa hasta la iglesia. Hacia 1940-45 se sustituyó por un carruaje tirado por un caballo y después por el furgón funerario. En Oragarre (BN), hasta los años 20, para poder llevar la caja se sujetaba sobre unos varales, ''bdtons, ''que no servían más que para el transporte del cadáver. A partir de la citada fecha el carruaje sustituyó a la antigua forma de conducción. En Sara<supref>28 José Miguel de BARANDIARAN. “Bosquejo etnográfico de Sara (VI)” in AEF, XXIII (1969-1970) p. 118.</supref>(L), antiguamente los muertos eran conducidos a la  iglesia en angarillas, ''gatabotta. ''En algunas localidades de Vasconia continental fue común llamar a las andas ''katapotak. ''
En Heleta (BN), antes de 1939, la caja era llevada a hombros de los vecinos. Para entrar en la iglesia se bajaba la caja a la altura de los brazos extendidos, sujetándola con las manos. A partir de 1939 se comenzó a utilizar para el transporte del féretro un carro de cuatro ruedas, con colgaduras, que pertenecía al municipio, tirado por el caballo del primer vecino. El aspecto del carro no dependía del grado de riqueza de la familia del difunto. A partir de los años sesenta el furgón funerario ha sustituido al antiguo carro.
En Lekunberri (BN), si la persona fallecida vivía en una casa situada en el monte, el cuerpo se bajaba en carro o sobre angarillas llevadas a hombros hasta la alcaldía de la localidad y allí se formaba el cortejo fúnebre.
En Iholdi (BN), antes, el féretro era transportado a hombros de los anderos, ''hilketariak. ''A veces el traslado del cadáver hasta el núcleo también se hacía en carreta. Cuando las casas estaban alejadas de la parroquia el transporte a hombros, aunque fueran seis los conductores,  <sup>28 </sup>BARANDIARAN, «Bosquejo etnográfico de Sara (VI) », cit., p.  118.  [[Image:.png|thumb|left|{| style="border-spacing:0;margin:auto;width:8.25cm;" |- style="border:none;padding-top:0cm;padding-bottom:0.002cm;padding-left:3.263cm;padding-right:3.163cm;" || Fig. 89. Conducción del ataúd sobre andas. Tolosa (G), 1933. |- |}]]era cansado para ellos ''y ''costoso para la familia que tenía que añadir seis bocas a la lista de gente a la que tenía que dar de comer con motivo de las exequias. Por los motivos citados se introdujo la costumbre de trasladar el cuerpo en carroza fúnebre, innovación que fue acogida favorablemente por la gente. A partir de la década de los sesenta ya se comenzó a transportar el cadáver en coche y el cortejo era también de automóviles. De esta guisa llegaban hasta la entrada del núcleo urbano que era donde se formaba la comitiva propiamente dicha en vez de en la casa mortuoria como se había acostumbrado hasta entonces<ref name="ftn23">Jean HARTTSCHSIHARITSCHELHAR.HAR. «Coutumes “Coutumes funéraires á à Iholdy (Basse- NavarreBasse­Navarre) » in ''Bulletin du Musée Basque, N.° ''. Nº 37 (1967) pp. 112-113. </ref>.
En Azkaine (L), antiguamente, las angarillas con el féretro eran llevadas a hombros, ''espaldetan. ''Una vez la comitiva en el porche de la igle- siaiglesia, se depositaban las angarillas y se llevaba la caja sujetándola con las manos por las empuñaduras. Después el carro ocupó el lugar de los anderos y finalmente fue desplazado por el coche municipal.
En Bidarte (L) el cadáver se transportaba a hombros de los anderos. Hacia 1945-50 hizo su aparición el carruaje arrastrado a mano. Finalmente se ha introducido la modalidad de transportar el féretro en automóvil. Durante algún tiempo convivieron los dos medios de transporte, el carro y el vehículo.
En Ziburu (L) el féretro se llevaba en un carruaje tirado por dos caballos, según recuerdan los informantes. En el carro solían poner las iniciales del difunto. En función de la clase de entierro el ornato variaba. En los de primera clase se vestía a los caballos, se colocaban pompones en el carruaje y la caja era de calidad. En los de segunda los caballos no llevaban ropaje, tampoco el carro pompones aunque la caja seguía {{clear}}[[Image:Picture 1878.png|none]]Fig. 90. Cabecera del cortejo, c. 1947.  siendo de calidad. En los de tercera clase todo era muy sencillo. A partir de 1928 la localidad cuenta con servicio de pompas fúnebres.  En el territorio de Zuberoa, antiguamente entre cuatro o seis vecinos llevaban el cadáver a la iglesia sobre unos lienzos estrechos y largos, llamados ''lunerak ''o ''longeak ''(fr. ''longues), ''hechos expresamente para esta finalidad por los tejedores del país y posaban al muerto en tierra en la  iglesia. Después se pasó a transportarlo en anga- 3o  rillas y algunas veces en carroza<sup> </sup>
En Barkoxe (Z)el territorio de Zuberoa, antiguamenteentre cuatro o seis vecinos llevaban el cadáver a la iglesia sobre unos lienzos estrechos y largos, el día de las exequiasllamados ''lunerak ''o ''longeak ''(fr. ''longues''), la gente que vivía en hechos expresamente para esta finalidad por los caseríos de la montaña alejados de la localidad realizaba el traslado tejedores del cadáver país y posaban al muerto en tierra en una carreta hasta la entrada del núcleo poblacionaliglesia. Después se pasó a transportarlo en angarillas y algunas veces en carroza<ref>La gente que acompañaba al cuerpo lo hacía a lomos de mudenominación ''longeak ''y una descripción similar puede verse en D. ESPAIN. “Des usages mortuaires en Soule” in ''Bulletin du Musée Basque'', VI, 1- 2 (1929) p. 24.</ref>.
En Barkoxe (Z), antiguamente, el día de las exequias, la gente que vivía en los caseríos de la montaña alejados de la localidad realizaba el traslado del cadáver en una carreta hasta la entrada del núcleo poblacional. La gente que acompañaba al cuerpo lo hacía a lomos de mulo, el cura en cabeza, también a caballo. Llegados al punto convenido se paraban, bajaban de la montura y el trayecto restante lo hacían a pie. Los del núcleo se trasladan a pie hasta la iglesia.
3o La denominación ''longeak y ''una descripción similar puede verse en D. ESPAIN. «Des usages mortuaires en Soule» in ''Bulletin du Musée Basque, ''VI, 1-2 (1929) p. 24.  lo, el cura en cabeza, también a caballo. Llegados al punto convenido se paraban, bajaban de la montura y el trayecto restante lo hacían a pie. Los del núcleo se trasladan a pie hasta la iglesia.  En Urdiñarbe (Z), antes de 1940, las carretas, ''orgak, ''sustituyeron a los llevadores y en este medio se trasladaba el cadáver hasta el puente, debajo de la iglesia. El carro no tenía una decoración precisa. A los bueyes se les recubría el lomo con mantas, ''behimantak, ''confeccionadas con tela blanca de bandas azules. Sobre la testera se les ponían los frontiles, ''begietakoak. ''El yugo, ''üztarria, ''no se tapaba normalmente de piel, ''larria. ''Desde el puente la caja era transportada  a hombros por la cuesta que conduce a la iglesia.
En Ezpeize-Undüreiñe (Z), antiguamente, el traslado del cadáver era a hombros. En el período de entreguerras hizo su aparición el carruaje que se arrastraba a mano y luego se introdujo el coche funerario que es el medio utilizado hoy.
 
= Turnos en la conducción =
 
En las localidades con población dispersa, teniendo en cuenta que había barrios y casas alejados del núcleo donde se encuentra la iglesia, y otras circunstancias como el '''mal '''estado de los caminos o el peso del difunto, fue frecuente establecer turnos para la conducción del cadáver. Generalmente se paraba en lugares convenidos, donde se procedía al relevo de los anderos<sup>31 </sup>
 
En algunas localidades se ha constatado, sin más explicitación, que los anderos se turnaban durante el trayecto de la conducción. Así se ha recogido en Amézaga de Zuya, Berganzo, Ribera Alta (A), Lezama, Muskiz (B), Baigorri (BN), Mélida y San Martín de Unx (N). También solía hacerse el cambio de anderos aprovechando la pausa que para el rezo del responso se hacía en las encrucijadas del camino (Carranza-B).
 
En Aramaio, Gamboa (A), Amorebieta-Etxa no (B), Amezketa, Elosua (G) y Hazparne '''(L), '''si la casa del difunto estaba próxima a la iglesia transportaban el cadáver entre cuatro personas. Si distaba, eran seis los encargados de hacerlo y se iban turnando durante el trayecto. En Telleriarte-Legazpia (G) obraban de igual manera, pero si la conducción venía de un lugar lejano los portadores solían ser ocho. También podía oscilar el número, según el peso del muerto.
 
En Abadiano (B), si la casa estaba alejada de la iglesia eran seis los anderos para poder turnarse. Si habían de emprender el camino desde un punto muy distante, como Urkiola, eran ocho. Igual ocurría en Gorozika y Zeanuri (B), donde si el camino mortuorio era largo, podían ser seis u ocho los que transportaran la caja. En Hondarribia (G) y Oragarre (BN), antiguamente, eran ocho los anderos y se relevaban en tandas de cuatro.
 
En Ezkio (G), teniendo en cuenta el mal estado de los caminos y lo distantes que estaban muchas casas del núcleo, generalmente eran ocho las personas que, por turnos, transportaban el féretro. Las alternancias sólo podían llevarse a cabo en los puntos convenidos. Al contrario ocurría en el Valle de Elorz <sup>32 </sup>(N) donde también se hacían algunas paradas durante el
 
 
<sup>31 </sup>Vide información complementaria en el apartado «Paradas del cortejo fúnebre» del capítulo ''El cortejo fúnebre. ''
 
<sup>52 </sup>LARRAYOZ, «Encuesta etnográfica del Valle de Elorz», cit., p.
 
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recorrido del cortejo fúnebre para que se relevaran los portadores del ataúd, pero no se realizaban en lugares fijos sino donde estimaban preciso hacer el relevo.
 
En Urnieta (G), a menudo en el cortejo iban cuatro anderos de recambio, preparados para hacer el relevo a los cuatro que transportaban el féretro. Los relevos solían hacerse en los caseríos que tenían encomendada esta labor. En ellos preparaban unas mesas para colocar el ataúd. Cada barrio tenía unos puntos fijos para este menester. Allí aguardaban dos sacerdotes o un acólito con un cirio. Tras descansar, el féretro era conducido hasta la iglesia en cuyas proximidades esperaba un tercer sacerdote que acompañaba al cortejo hasta el templo.
 
En Obanos (N), hasta los años cincuenta, eran cuatro los anderos y otros cuatro para el relevo. Si el difunto era persona que pesara mucho, el grupo lo componían seis y seis.
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