Iparraldean, ordea, kanposantua elizaren inguruan izanik, benetako hilobia izan da, hurbiltasunagatik eskaintzak eta opariak berean hartu izan dituena. Dena den, bizien eta hildakoen arteko lotura, lehengo denboretan elizaren esparruan adierazten zena otoitz eta oparien bidez, argaldu egin da aspaldion, hilerri berriak elizatik et hiriguneetatik urruntxoan eraiki direnean.
La desaparición de esta sepultura simbólica ubicada en el interior de la iglesia desplazó de lugar el culto a los difuntos; en adelante fue cobrando mayor importancia el cuidado y el ornato de las sepulturas del cementerio y allá se trasladaron las ofrendas de luces que posteriormente fueron sustituidas de modo general por ofrendas florales. Esta observación atañe especialmente a Vasconia peninsular. En el País Vasco continental donde el cementerio rodea a la iglesiaHalere, sus tumbas han sido desde antiguo objeto de ritos de ofrenda y de sufragios. En todo caso la vinculación entre el mundo de los vivos y el de los difuntos que encontró su expresión ritual en el espacio de la iglesia se ha visto atenuada con la construcción de nuevos cementerios y su traslado a las afueras de los núcleos de poblaciónhileta ohikuneen aldaketak, ez dira elizetako hileta-mezetan egin diren berrikuntzengatik bakarrik gertatu.
Pero las transformaciones en las prácticas funerarias no han obedecido únicamente a las modificaciones introducidas en la celebración de las exequias en la iglesia.