Las señales de color aplicadas al ganado ovino sobre todo en la vertiente atlántica de Vasconia han servido originariamente para identificar a determinadas ovejas dentro del rebaño más que para indicar su pertenencia. Desde antiguo las han utilizado los pastores con esta finalidad; más recientemente han pasado a ser una marca de propiedad complementaria a los cortes en las orejas.
En Zeanuri-Gorbea (B), por ejemplo, marcaban con color las ovejas viejas que en otoño iban a ser vendidas para carne, okelardiak, así como los corderos que iban a ser sacrificados en primavera. También se suele efectuar un marcado ocasional cuando alguna oveja precisa un tratamiento especial por razón de parto, por enfermedad, etc.
En las majadas de Gorbea (B) antaño eran los mismos pastores quienes elaboraban la pintura triturando trozos de teja, teillak jota, y mezclando el polvillo así obtenido con grasa o haciendo una masa con arcilla. También se recurría a los sedimentos ocres de óxido férrico, natea, que se encontraba en las fuentes de agua ferruginosa, metalura.
Algunos pastores de la sierra de Urbasa (N) utilizaban la hematites roja para marcar las ovejas en una parte del cuerpo, generalmente en el lomo o en la cola. Para ello raspaban un canto de hematites con otra piedra cualquiera de suficiente dureza para pulverizar aquélla, metíanla en agua y frotaban luego con ella a las ovejas en la parte que querían pintar. El mismo procedimiento empleaban también algunos pastores de Elduaien (G)[1].
Los pastores de Ubidea (B) usaban para obtener esta mezcla tierra negra, lurbaltza, que se encuentra en el monte Saibigain. En Zugarramurdi (N) utilizaban piedra roja (ocre) traída de Arizkun (N). También en Berganzo (A) han marcado las ovejas con almazarrón, una especie de pintura que se obtenía de la tierra rojiza (óxido rojo de hierro). En Ezkio (G) se recuerda que antes de generalizarse la pintura fabricada se recurría a una mezcla de aceite de linaza con tierra de color; pero esta marca no duraba arriba de dos meses. En Sara (L) por los años cuarenta se hacían las marcas con tinta roja, azul o verde que se fabricaba con polvos que los pastores compraban en las tiendas.
El procedimiento de marcar con pintura las ovejas se repite periódicamente ya que debido a la lluvia y al crecimiento natural de la lana la marca desaparece. Este marcaje ocasional, que por lo general se practica en el mes de julio tras el esquileo, ha sido registrado por nuestras encuestas en Berganzo, Urkabustaiz, Valdegovía, Valderejo (A); Amorebieta-Etxano (Belatxikieta), Valle de Carranza, Encartaciones, monte Oiz, Triano, Zeanuri (B); Berastegi, Elgoibar, Oñati, Telleriarte, Urbia-Oltza (G); Sara (L); Heleta (BN); Arraioz, Larraun, Mélida, Ultzama (N) y Muskildi (Z).
En Urbia-Oltza a principios de julio, justo después del esquilado se les pone una marca de pintura en el lomo. Los colores más usados son el negro, el rojo, el verde y el marrón. Sin embargo algunos pastores de Urbia rehúsan este método de marcaje para las ovejas; sí, en cambio, lo practican para las corderas a las que todavía no reconocen bien. En el caso de que la marca de pintura coincida en dos rebaños, es la señal de la oreja la que indica la pertenencia de la oveja.
En Ernio (G) se marcan con pintura los animales que suben por primera vez al monte; por ser nuevos se separan más fácilmente del rebaño y la marca de pintura facilita su identificación. En el Aizkorri (G) se aplica esta marca únicamente a las ovejas de uno o dos años; lo hacen en la cruz, bizkargaiña, o en el cuarto trasero, mokorgaiña, utilizando pintura de color rojo, azul, verde o negro. Estos mismos colores se aplican en Ezkio (G) a aquellos animales que han de segregarse del rebaño: ovejas estériles, ardi antzuak, y corderos, bildotsak eta aari-bildotsak. En Brinkola y Telleriarte (G) las marcas de pintura tienen como finalidad distinguir las corderas propias de las ajenas.
En el Gorbea (B) marcan con pintura las corderas a los pocos días del esquilado. Hoy en día utilizan para ello pinturas sintéticas de color negro, rojo o azul. Las partes del cuerpo donde se le aplica la pintura a la oveja son la cabeza, burua; la cruz, soinkurutzea; el tronco, mokorra; o el cuarto trasero, giltzea. En Oiz (B) se aplica la pintura en la cabeza o en el trasero, buruan edo mokorrean. Hay quien dice que el pastor que conoce bien a las ovejas no necesita marcarlas.
En el Valle de Carranza las marcas de pintura se han introducido a partir de los años setenta sustituyendo a los tradicionales cortes en las orejas. Se aplica la pintura en distintas partes del cuerpo como en el testuz, encima de los cuadrillos, en los riñones, en las paletillas...
En Triano (B) la pintura se aplica sobre el rabo, sobre la cruz o en los cuartos traseros; algún pastor marca incluso la inicial de su apellido en el testuz de las ovejas. Los colores más frecuentes son rojo, verde, azul, negro y marrón. Hay ovejas que llevan dos marcas de pintura, una a la altura de la cruz y otra sobre el rabo. Los carneros no son marcados; se dejan mochos sin cuernos o se les agujerean éstos para poder engancharlos y tenerlos sujetos a una cadena o cuerda.
En Berastegi (G) cada color corresponde a un propietario; al no haber colores diferentes para todos, se recurre a aplicar el brochazo de color en partes distintas del animal: en el lomo, en la cruz, en la pernera...
En Valderejo (A) anotan así mismo que la marca se aplica siempre en la parte superior del animal (cabeza, lomo, costados o cuartos traseros) y sirve para identificar de lejos las ovejas de distintos dueños que pastan juntas. Cada propietario tiene su color y a las corderas se les marca con pintura de igual color que a las madres. Esto mismo señalan en Ultzama (N).
En Arraioz (N) indican que actualmente la administración obliga a los ganaderos a usar el mismo color que venían usando desde antes; el cambio de color debe ser notificado.
En Urkabustaiz (A) una vez esquiladas las ovejas se les aplica una mancha de un color diferente según el dueño y casi siempre en la parte trasera. Esta operación se repite cada año.
En Valdegovía (A) lo mismo que en Aoiz (N) señalan que aplicaban la pintura en la época de la reproducción con la finalidad de distinguir a las paridas o descorderadas para darles una alimentación particular.
En Moreda (A) se marcaban con pintura los tetones o crías de cerdos para poder identificarlos en caso de que escaparan.
En Zuberoa, una marca de pintura en forma de raya o de punto se le aplica a la oveja en el lomo o cerca del rabo. Cuando la casa estaba de luto se les marcaba con pintura negra[2]. En Muskildi (Z) los colores más usados eran el azul, rojo, verde y ocre. La mancha se ponía sobre distintas partes del cuerpo del animal: así los de la casa Harizpe usaban un punto azul de añil a la altura del codillo combinado con una franja, trinka, de unos 50 cm de largo en el lomo, aplicado mediante una cuerda mojada en tinte rojo.