Cimientos, oinarriak
El término cimiento tiene dos acepciones, la parte del edificio que está debajo de tierra y sobre la que estriba toda la fábrica, y el terreno sobre el que descansa el mismo edificio. Ambas acepciones quedan registradas en las siguientes descripciones locales. En general se puede decir que para preparar los cimientos es necesario profundizar entre 70 cm y un metro, que se busca un sustrato de roca o de arcilla dura y que básicamente son de piedra, aunque veremos el uso de madera en suelos muy húmedos.
En euskera se han encontrado las denominaciones de zimenduak (Heleta-BN), zimendi (Urepele-BN) y zimentuak (Oñati-G; Aurizberri-N).
En el Valle de Zuia (A) consideran que hay que tener en cuenta las condiciones orográficas del terreno en el momento de decidir el emplazamiento adecuado para el levantamiento de los muros. Las mismas aconsejan la utilización de cimientos o no, la profundidad de éstos y su espesor. Los cimientos han de absorber los esfuerzos transmitidos por los muros y en consecuencia su grosor dependerá del peso que tengan que soportar. Para su construcción se abre una zanja cuya profundidad viene determinada por la aparición de una capa firme o rocosa; en cuanto a la anchura de la misma suele ser vez y media el grosor del muro a soportar.