El cortejo fúnebre en Gipuzkoa

En Aduna (G), en otros tiempos, antes de salir de la casa mortuoria rezaban un paternóster e inmediatamente se organizaba la comitiva. En el acompañamiento fúnebre iba primero, inmediatamente detrás del féretro, el vecino y en segundo lugar al que le correspondiera en el duelo según costumbre, leenbizi auzua, gero progun tokatzen zaiona. Así, si el hijo mayor del difunto era varón, su mujer ocupaba este lugar y si era mujer, su marido[1].

En Aia[2] (G) el entierro se celebraba al día siguiente del óbito. En el cortejo, al cadáver le solía preceder una mujer, aurrekua, con un pan de dos libras y una vela. Cada caserío del barrio al que pertenecía el difunto enviaba su representante para que le acompañara en el funeral.

En Altza (G), en las primeras décadas del siglo, cuando hacía acto de presencia el sacerdote le echaba el responso y la bendición al cadáver y salían de la casa, beinkaziva bota ta eraman. La comitiva llevaba el siguiente orden: 1. La cruz. 2. El sacerdote. 3. El féretro. 4. El representante del duelo familiar, progukua, que solía ser un pariente del difunto, de donde el dicho parientia leenbizi, primero el pariente. Los hombres iban con cirios encendidos. Se llevaban una o dos coronas, en las manos si conducían el féretro a pie, y colocadas encima de la caja, si trasladaban el cadáver en coche. También llevaban cirios de la «cofradía de entierro» si el difunto había estado inscrito en ella[3].

En Amezketa (G) el orden del cortejo era como sigue: 1. La cruz parroquial alzada portada por el sacristán. 2. El sacerdote. En el barrio de Ugarte, acompañado de monaguillos. 3. El ataúd. 4. La portadora de ofrendas. En el barrio de Ugarte había dos portadoras. 5. Los hombres, que normalmente preceden a la portadora, aunque en su origen marchaban tras ella. 6. Las mujeres, primero las de la casa y detrás las restantes.

En Andoain (G), a la conducción del cadáver se le denominaba gorputza eramatea. En otros tiempos, en el acompañamiento fúnebre no solían ir los padres ni los hijos del difunto, lo formaban los parientes y los que daban estipendios para las misas. Encabezaba el duelo el más cercano de los parientes, leenbizi aldenekoa, progun[4].

En Ataun (G), al cortejo fúnebre se le llama seizioa. Antiguamente, ni a la conducción ni al funeral acudía nadie de la familia del difunto. Detrás del féretro y del cura que lo acompañaba, la comitiva iba así: 1. El vecino de la casa más próxima a la casa mortuoria, urrungo atekoa, de entre las que hubiera en el gorpuzbide o camino funerario. 2. Otros vecinos formando una fila. 3. Los parientes, siendo el último el más allegado del difunto. 4. La muchacha llamada zesterazalea, la de la cesta. 5. Las mujeres en grupos. Todas ellas iban provistas de manojos de cerilla o candelilla en espiral, eskuilloa, que, una vez en la iglesia, depositaban en la sepultura de la casa del difunto[5].

En Beasain (G), en el siglo pasado, tras la cruz parroquial y el sacerdote, el cortejo lo formaban dos grupos bien diferenciados. Primero, el de los hombres que iban encabezados por el alcalde, tocado con capa y sombrero de copa. En segundo lugar, iba el grupo de las mujeres. Los familiares de la casa del difunto no asistían generalmente a la conducción y entierro, sí al funeral que tenía lugar al día siguiente.

A principios de siglo, se comenzaron a celebrar conjuntamente los dos rituales, a los que se conocía con la denominación de ondrak. El cortejo adquirió la siguiente configuración: 1. Presidiendo la comitiva el varón mayor o el que quedara como cabeza de familia en la casa, ataviado con capa y sombrero de copa. 2. Los restantes hombres de la casa por orden de edad y el vecino más allegado. 3. Los restantes familiares y vecinos varones. 4. La esposa del que presidía el cortejo de los hombres. 5. El resto de mujeres de la casa. 6. Las restantes mujeres de la familia y las vecinas. Las mujeres llevaban rollos espirales de cerilla que colocaban en la argizaiola, para la sepultura de la iglesia.

En Berastegi (G), el cortejo en sentido estricto lo formaban los familiares más allegados por orden de parentesco con el difunto: 1. El señor de la casa, eixeko fauna, en caso de muerte de la esposa. En el supuesto contrario, la viuda normalmente no acudía al entierro. 2. Los hijos. 3. Los hermanos. 4. El resto de los familiares. A continuación los demás parientes y finalmente los vecinos. De la caja solían colgar cuatro cintas, a veces seis, que durante la conducción eran cogidas por las personas más íntimas de la familia del fallecido.

En Bidania (G), antiguamente, el orden de la comitiva era: la cruz seguida del sacerdote, la caja y el duelo encabezado por el familiar que lo preside. Si el difunto pertenecía a alguna cofradía, salían al encuentro de la comitiva a la plaza del pueblo los estandartes de dicha cofradía y los sacerdotes entre ellos el que hacía de preste. Si el entierro era de segunda o de tercera clase, sobre el ataúd iban una toalla y las insignias de la cofradía de la que era miembro. Si el entierro era de primera, sobre el féretro se colocaba un mantel de altar y entre los sacerdotes que salían al encuentro figuraban tres revestidos con ornamentos sagrados y precedidos de la cruz parroquial y ceroferarios. Después del encuentro en la plaza de la localidad, la comitiva iba a la iglesia[6].

En las localidades de Bidania y Goyaz (G) (que en 1964 se fusionaron resultando el municipio de Bidegoian), hasta los años cuarenta, los familiares directos del fallecido no acudían al funeral. El orden del cortejo era: 1. La cruz llevada por un monaguillo y otro portando una farola con luz. 2. El sacristán con la ofrenda de los panes. 3. El ataúd. 4. Los hombres por este orden: familiares, vecinos y amigos. 5. Las mujeres de igual forma: familiares, vecinas y amigas. Los familiares llevaban las ofrendas de las velas. Algunas de las demás personas asistentes también portaban velas.

En Deba (G), en tiempos pasados, la disposición de la comitiva era la siguiente: 1. En cabeza la cruz. Si el funeral era de primera o de segunda clase, se llevaba la cruz grande y dos ciriales a los lados. Si era de tercera clase, la cruz pequeña sola. 2. Los cantores. 3. El clero. 4. El féretro. 5. Los hombres en procesión en dos filas a derecha e izquierda. 6. Los parientes más cercanos, urrekuenak. 7. Las mujeres, en tropel[7].

En Elgoibar (G), si el cortejo partía de una casa de la villa, el orden del cortejo era: 1. La cruz alta portada por el sacristán y dos monaguillos a los lados con los ciriales. 2. Tres curas revestidos. 3. El féretro portado a hombros de los anderos que iban trajeados y con corbata negra. 4. Las coronas de flores. 5. Los familiares varones. 6. Los amigos y los vecinos. 7. Las mujeres de la familia. 8. El resto de mujeres.

En esta misma localidad guipuzcoana, si el cortejo partía de zona rural se disponía de la siguiente forma: 1. La cruz portada por el sacristán. 2. El monaguillo, akolitua, con el hisopo y el acetre. 3. El sacerdote. 4, El féretro. 5. Los familiares de casa. 6. Los acompañantes, grupo constituido por otros familiares, vecinos y amigos.

En Elosua (G) el cortejo fúnebre, ondria, salía de casa en el siguiente orden: 1. La portadora del pan, ogiduna. 2. La cruz llevada por el sacristán y el cura con el hisopo y el caldean. 3. El cadáver. 4. El cabeza de cortejo, ondrajabia. Si el fallecido era el padre de familia, este puesto lo ocupaba el hijo mayor, seguido de los restantes hijos por orden de edad, los yernos, el primer vecino, etxekona, los hermanos del fallecido y demás familiares. 5. El duelo de las mujeres observando un orden semejante al de los hombres: la mujer del hijo mayor, las hijas de la casa, las mujeres de los hermanos, la mujer del primer vecino, las hermanas del difunto y el resto de la familia.

En Ezkio (G) el cortejo se disponía de la siguiente forma: 1. La cruz y las velas portadas por los monaguillos. 2. El sacerdote. 3. El féretro. 4. Los familiares más próximos del difunto, es decir los de casa. 5. Los vecinos más próximos. 6. Otros familiares. 7. Los vecinos. 8. El resto de asistentes.

En Garagarza-Arrasate (G) se marchaba de la siguiente forma: 1. La joven portadora de la cesta de la ofrenda, olarra. 2. El sacerdote y el sacristán. 3. El féretro. 4. Los parientes varones. 5. El resto de los hombres. 6. Las mujeres parientes y las vecinas, enlutadas, de una en una.

En Gatzaga (G) la comitiva, a principios de siglo, presentaba la siguiente composición: 1. La cruz alzada llevada por el sacristán o el monaguillo. Si la casa mortuoria estaba muy alejada del núcleo, hasta ella se llevaba una cruz pequeña y en el pórtico de la iglesia aguardaba el monaguillo con la cruz procesional acompañado de dos ceroferarios con sus ciriales, zirixoleruak bere zirixolekin. 2. El sacerdote. 3. El féretro. 4. El duelo masculino presidido por el padre, el hijo mayor del familiar más próximo del difunto, seguido del resto _ de los familiares varones. 5. El duelo femenino presidido igualmente por la madre, la hija mayor o la persona con mayor vínculo familiar con el fallecido, a la que seguían las demás mujeres de la familia. 6. Los hombres. 7. Las mujeres[8].

Si el fallecido era empleado del ayuntamiento, el duelo oficial que formaba la corporación municipal con el estandarte iba detrás del féretro. Según algunos informantes, este duelo oficial también acudía a los demás entierros, situado detrás del duelo masculino. Al entierro acudían todos los familiares excepto el viudo o la viuda que se quedaba en casa, acompañado de algún íntimo.

En Getaria (G), en los tiempos en que el féretro no se llevaba a la iglesia, era la serora la que iba en busca de los familiares y la comitiva la formaban: 1. La serora. 2. El grupo de los hombres. 3. El grupo de las mujeres, terminando en un trío que marchaba en hilera. Posteriormente, el orden del cortejo era: 1. La cruz llevada por el monaguillo. 2. El sacerdote. 3. El féretro. 4. Los familiares varones en grupo o en filas de tres o cuatro personas. 5. Las mujeres de la familia en grupo, terminando en un trío en hilera.

En Hondarribia (G), el orden del cortejo desde la casa del difunto hasta el punto de encuentro era corno sigue: 1. La cruz llevada en la mano por un pariente directo del difunto, un vecino o un amigo. Si el fallecido era pescador, otro joven pescador portaba una cruz de la Cofradía de Pescadores. 2. El cadáver. 3. Los hombres. 4. Las mujeres. Había un «lugar convenido» distinto según el lugar de procedencia donde aguardaba el cabildo con la cruz parroquial. El sacerdote realizaba los actos rituales de asperjar el féretro con el hisopo y todos recitaban los salmos De profundis y Si iniquitates. Se continuaba la marcha hacia la iglesia parroquial ya con esta nueva cruz, los sacerdotes y los monaguillos abriendo la comitiva.

En Irun (G), antaño, el cortejo tenía la siguiente composición: 1. La cruz portada por el vecino más próximo, auzorik aldeeneko Ozona. 2. El féretro. 3. Cuando llegaba el sacerdote, se ponía en cabeza del cortejo y se retiraba el portador de la cruz. 3. El duelo de los hombres, gizon miñddunak, tres de ellos con capa, formado por los parientes más cercanos del muerto, pariente ik aldeenekuak. 4. Los restantes hombres asistentes. 5. El duelo femenino, andre miñddunak, compuesto también por las parientes más próximas del difunto. 6. Las mujeres. En tiempos pasados, los familiares no solían acudir a las exequias fúnebres, se quedaban en casa[9].

En Oiartzun (G), antiguamente, la comitiva fúnebre guardaba el orden siguiente: 1. Las ofrendas, 2. El clero, que salía hasta las puertas del casco de la población y se incorporaba al cortejo tras el rezo de la antífona litúrgica. 3. El cadáver llevado por los anderos que vestían de levita. 4. La comitiva de los hombres, presidida por los del duelo, mindunak. 5. La comitiva de las mujeres, presidida por las del duelo, mindunak. El número y el trajeado de los del duelo dependía de la clase de entierro. En el entierro de primera de un adulto eran tres hombres los que presidían el duelo masculino y tres mujeres detrás las que hacían lo propio en el duelo femenino. En el entierro de segunda clase con segizioa eran tres, y tres los del duelo aunque con el atuendo algo modificado. En el de tercera clase había un minduna varón y las mujeres eran tres, los cuatro de entre los parientes más próximos. Si el entierro de tercera era con segizioa, el minduna era de casa.

En Pasajes (G) antiguamente, una hora antes del funeral, un monaguillo recorría la calle tocando una campanilla. La conducción del cadáver a la parroquia era precedida por cruz de cobre, si el difunto era menor de 14 años, y de plata, si era mayor. La conducción del cadáver a Lezo y Rentería se hacía a menudo por mar. En un bote iba el féretro y detrás en otra embarcación iban el clero revestido y los monaguillos con la cruz alzada y los ciriales. Al tañido de la campana y cantando el Regem omnia y las letanías salían del puerto de Pasajes hasta llegar al varadero de la parroquia correspondiente. Cuando se trataba del traslado del cadáver a San Sebastián por mar, el cabildo le acompañaba hasta la boca del puerto[10].

En Urkizu-Tolosa (G) la comitiva presentaba la siguiente disposición: 1. La cruz llevada por el monaguillo. 2. El sacerdote. 3. El ataúd portado a hombros de cuatro anderos, korputz-eramantzaileak. 4. El cabeza de familia o representante del caserío más próximo, auzoa. 5. Los familiares varones. 6. Los hombres del barrio. 7. La mujer del que encabezaba el duelo. 8. Las mujeres de la familia. 9. Las mujeres del barrio[11].

Tolosa (G), 1948. Fuente: Miren Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Telleriarte-Legazpia (G): 1. La cruz portada por el monaguillo. 2. El cura. 3. El féretro. 4. Los familiares, lutokok, en fila. En primer lugar, el cabeza de familia o heredero de la casa. Si la persona fallecida era mujer, este puesto lo ocupaba el marido; si era hombre, el hijo mayor o el yerno. A este presidente de duelo se le denominaba ondrajabia. 5. Los familiares varones, según el grado de parentesco con el difunto. 6. Las mujeres de la familia también en orden de mayor a menor parentesco con el finado. 7. Los vecinos y los amigos.

En Urnieta (G) el orden del cortejo era: 1. La cruz llevada por un acólito y junto a ella el cura que había acudido al levantamiento del cadáver. 2. El féretro portado por los anderos, eramantzailliak. 3. Los familiares. Generalmente los más allegados no acudían a las exequias. 4. Los vecinos.

En Zegama (G), antiguamente, la familia del difunto no asistía al entierro. En el cortejo fúnebre, detrás del féretro iban los hombres en fila india, en cabeza el alcalde y si éste no asistía, el vecino más cercano a la casa del finado. Después, los parientes. Cerrando la comitiva las mujeres, entre las que una llevaba velas y ofrendas en una cesta. Al llegar a la entrada del pueblo, una pequeña comitiva salía de la iglesia al encuentro del cortejo fúnebre. La comitiva la formaban el sacristán portando el estandarte de ánimas, acompañado de dos personas con sendos hachones y doce niños con velas. Detrás, tres sacerdotes revestidos con ornamentos sagrados y los otros, si los había, con sobrepellices[12].

En Zerain (G), hasta los años 60, el orden del cortejo era: 1. La cruz de mano llevada por el monaguillo, antiguamente por el mayordomo. 2. El sacerdote, revestido de roquete y estola, con el hisopo en la mano. 3. La caja portada a hombros por los anderos, illoi-jasotzailleak. 4. El duelo de los hombres, gizon-seizioa, compuesto por tres personas: en primer lugar el hombre de la primera casa del camino de la cruz, a continuación el de la segunda casa del mismo camino y por fin un hombre de la casa del difunto en representación de ésta. 5. Los varones familiares y los vecinos que estaban en la casa. 6. El duelo de las mujeres, emakumeen seizioa, compuesto también de tres miembros: en primer lugar, la mujer de la primera casa del camino de la cruz, seguidamente la de la segunda casa de este camino y, por fin, una mujer de la casa representando a la familia. 7. Las mujeres de la familia y las vecinas reunidas en la casa.

Los integrantes del cortejo iban uno detrás de otro en todo el recorrido, salvo los vecinos que lo hacían agrupados, los hombres en su lugar y las mujeres en el suyo. En las encrucijadas de caminos se incorporaba gente al cortejo, los hombres y las mujeres en sus grupos respectivos. Al llegar la comitiva a la casa de acogida de la plaza, Plazako seizioko etxea, se incorporaba el alcalde con la vara de autoridad y ocupaba el primer lugar en el duelo de los hombres hasta que finalizaran las ceremonias.


 
  1. AEF, III (1923) p. 74.
  2. Luis MURUGARREN. Universidad de Aya. San Sebastián, 1974, p. 84.
  3. AEF, III (1923) p. 95.
  4. AEF, III (1923) p. 100.
  5. AEF, III (1923) pp. 117-118.
  6. AEF, III (1923) pp. 105-106.
  7. AEF, III (1923) p. 71.
  8. Pedro Mª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, pp. 414-415.
  9. Nicolás ALZOLA. “Personen bizitzari buruz ale batzuk Irun'en” in AEF, XXI (1965-1966) pp. 9-10.
  10. Fermín ITURRIOZ. Pasajes. Resumen Histórico. San Sebastián, 1952, pp. 188-189.
  11. Juan GARMENDIA LARRAÑAGA. “La vida en el medio rural. Urkizu (Tolosa-Gipuzkoa)” in AEF, XXXVIII (1992-1993) p. 165.
  12. AEF, III (1923) p. 110.